«No busco ser la estrella de ninguna película»

—En Paul hay un reparto de actores sensacional con Kristin o Simon Peck. Pero usted no es ni el más simpático ni el más divertido.

—Ellos son los importantes no yo. Me gusta que me inviten a sus películas porque siento que voy a una fiesta en la que no soy el único protagonista. Además, en Paul soy un agente federal, un tipo sin humor que viste un traje oscuro y es enviado a seguir los pasos de un marciano.

—¿Se ha convertido en el actor secundario de lujo?

Yo no busco ser la estrella de ninguna película. Si me llama Michael Mann, Peter Jackson o Steven Spielberg para protagonizar una de sus películas por supuesto diré que sí. Pero no estoy seguro que yo sea lo que ellos buscan (se ríe).

—¿Con que director le gustaría colaborar?

—Woody Allen después de haberlo hecho con los hermanos Coen.

—Usted siempre ha dicho que le gustaría dirigir, ¿qué tipo de películas le interesan las comedias?

—Ahora mismo, me gustan más las comedias oscuras. Pero no hacen mucho dinero, así que no sé quién estaría dispuesto a producirme. Uno necesita hacer dinero para dirigir comedias y ahora mismo en Hollywood ese mercado está saturado, aunque me encantaría que me dieran la oportunidad de dirigir.

—Pero ha visto de todo. Lleva más de treinta años trabajando en Hollywood. ¿Cuál ha sido el mejor consejo que ha recibido en estos años?

—Me lo dio Katherine Hepburn siendo todavía un niño. Trabajé con ella en una película para la televisión y no me sabía bien mis diálogos, exageraba mis movimientos y se acercó a mí y me dijo: «mira si vas a sobreactuar, deja esta profesión porque nadie quiere ver un actor así». No se me ha olvidado nunca esa frase. Desde entonces me aprendo mis líneas a la perfección, las ensayo pero no exagero.

—Su padre era director, guionista y productor ¿influyó en su decisión de convertirse en actor?

—Por supuesto. En lugar de jugar con nosotros al fútbol nos llevaba al cine a ver películas. Desde los tres años quise impresionar a mi padre.