Diario de León
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El invento del maligno josé javier esparza

Malos tiempos para Roures. Su imperio se desmorona y el barco se le llena de agujeros. Huele a naufragio. La noticia se enuncia así: el Juzgado Mercantil número 7 de Barcelona ha dictado sentencia a favor de Canal 9 Televisión Autonómica Valenciana S.A. en la demanda presentada por esta contra la empresa Mediapro por incumplimiento de los contratos firmados por ambas empresas en el ámbito de las retransmisiones de la Liga de Fútbol Profesional y de la Copa del Rey. Traducción: Mediapro, o sea, Roures y su quebrantado imperio, tendría que indemnizar a la autonómica valenciana con la cantidad que esta exija por los partidos no emitidos de la pasada temporada. Es lo que le faltaba a Roures, cuyo poder se va descomponiendo al mismo ritmo que el del zapaterismo que le dio vida.

¿Qué es lo que ha pasado? Lo que ha pasado es que Mediapro y Canal 9 firmaron en su día un contrato que daba derecho a la segunda a emitir un partido de fútbol por jornada de primera división y dos partidos de Copa, así como los resúmenes de los partidos de primera y segunda división y de cada jornada de Copa, además de un partido por jornada de segunda división hasta la temporada 2011-2012. Un buen acuerdo. Pero he aquí que llegado un Atlético de Madrid-Sporting de Gijón en abierto, la firma de Roures negó a los equipos de la autonómica valenciana el acceso al campo. Como la misma situación se repitió en siguientes jornadas, Canal 9 demandó a Mediapro. Así se abrió uno de los numerosos frentes de la guerra de fútbol. Y ahora no es que ese frente se cierre —queda guerra del fútbol para rato—, pero ya se ve que aquí alguien –Roures– va a sufrir un descalabro importante. La sentencia obliga a Mediapro a cumplir lo acordado en su día y, además, faculta a Canal 9 a exigir compensaciones económicas por los daños sufridos. Eso suma un montón de millones. Como la situación de Mediapro y del ‘mundo Roures’ en general ya es de por sí delicada, con pleitos por todas partes, esta decisión judicial ha disparado las alarmas. Atentos a los acontecimientos: cualquier cosa puede pasar.

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