José Antonio Llamas protagoniza el Día de las Letras Leonesas

«Un día, cuando pase el tiempo, alguien descubrirá a Llamas, algún crítico se arrogará el éxito, alguna autoridad querrá homenajearlo. Pero entonces Llamas ya será un sueño que se reirá de todos nosotros mientras juega a las cartas o recita poemas de Virgilio». Julio Llamazares reinvidicaba de esta manera la figura de Llamas, que el próximo 4 de abril protagoniza la que será la vigésimo sexta edición del Día de las Letras Lenesas, que cada año celebra el colegio Maristas Champagnat. El autor de Luna de lobos no ha sido el único en elogiar la obra del poeta de Vidanes. Luis Mateo Díez le calificaba como «poeta de la imaginación», y aseguraba que la vitalidad lírica se emparenta, en su caso, además de con la memoria y la palabra, con la imaginación, fuente de inspiración que no es la más normal en los poetas.

José Antonio Llamas ha escrito, entre otras obras, la novela La bisabuela incorrupta . Además, está a punto de aparecer La era del cielo , una historia en la que se inmiscuye en la vida de uno de los personajes del Quijote, Clara Pérez de Viedma.

Creador de Claraboya, José Antonio Llamas es conocido por el poema No amanece , versos en los que censuraba la dictadura y la complacencia con el régimen y que llevaron a Manuel Fraga a cerrar la revista, que apenas cumplió seis años y de la que aparecieron 19 números. El escritor mantiene una larga fidelidad a la poesía, recogida en libros como Llévame del mar, Como las generaciones de las hojas o Ruina Montium, pero también es un activo «agitador cultural» que, al margen de su presencia en el grupo Claraboya, ha sido fundador de revistas como Los Argüellos Leoneses o Pico Gallo , de semanas culturales (como las de Cármenes o Vidanes), y un gran estudioso de dos personajes a los que admira profundamente: el Padre Isla y González de Lama.

Relación con la poesía . Hace tres años publicó el que hasta ahora ha sido su último poemario en papel, Armónica de cristal : «Elegí para el título la imagen de ese instrumento, mecanizado por Benjamín Franklin, y que fue prohibido por producir efectos de locura». José Antonio Llamas añade que se sintió retratado en esta imagen, pues, en su relación con la poesía, «loco lo he estado siempre, de deprimido no he salido jamás».

Cuenta el poeta que todos sus recuerdos tienen que ver con el mundo rural y con la labranza. En este sentido, asegura que las leyendas, dichos y situaciones que aprendió de sus padres y que procedían del Alto Porma, de Puebla de Lillo y Vegamián, fueron esenciales para su libro Los falampos de la nieve. Además, asegura que para escribir la aún inédita La bisabuela incorrupta resultaron esenciales sus vivencias de infancia en Villacidayo en casa de los abuelos paternos, «y la presencia allí de una narración oculta que hablaba de los últimos de Filipinas».