Diario de León

«He querido hacerles un regalo a mis lectores por mi 70 cumpleaños»

El escritor y académico leonés publicará el 15 de septiembre ‘La cabeza en llamas’.

El narrador lacianiego Luis Mateo Díez.

El narrador lacianiego Luis Mateo Díez.

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e. gancedo | león
León

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«La posteridad es el paisaje del tiempo que menos me interesa». Luis Mateo Díez es un hombre de frases contundentes, de reflexiones precisas pensadas con calma, bien pronunciadas todas las consonantes. Tras su aspecto de erudito venerable, canoso y barbado busto propio de filántropo del XIX, se esconde una persona afable y cercana, y puntualmente informada de cuanto sucede al cabo del día. Mateo Díez, escritor nacido en Villablino, académico de la RAE, autor de más de treinta obras de narrativa que llevan seguro camino de auparle a la categoría de clásico con todas las letras, guarda un inmenso arcón de cariño hacia sus lectores, un colectivo que siente «muy fiel y cómplice» —hasta le paran por la calle para felicitarle y discutir detalles de sus novelas—. Y es precisamente a ellos, en los albores de su 70 cumpleaños —lo celebrará el 21 de septiembre— a quienes dedica ahora un nuevo libro, La cabeza en llamas , que verá la luz en la segunda quincena del mes próximo a cargo de Galaxia Gutenberg.

Explica Luis Mateo Díez que este volumen está formado por cuatro novelas cortas, cada una de ellas sobre un asunto distinto, «con su propia tonalidad», y escritas «con diferentes procedimientos», pero que en conjunto constituyen una muestra «del narrador que soy yo a los 70 años». Es La cabeza en llamas , por tanto, «una fotografía aproximada de lo que he venido acarreando en el mundo literario durante tanto tiempo», y también un obsequio que, al revés de lo que es habitual, ofrece él mismo con motivo de su inminente aniversario.

La primera de las novelas, la que da título a todo el volumen, está protagonizada, como cuenta Luis Mateo con viva alegría en la voz —como si hablara de unos familiares algo descarriados pero en el fondo entrañables—, por un personaje «disparatado y atrabiliario», «que desordena todo cuanto toca», «destruye la familia» y que tiene «un incencio en la cabeza». Y lo explica: «Es un incendiario, pero no tan vil como éstos que queman los montes de nuestra tierra, es alguien que, sencillamente, no se aguanta a sí mismo y le prende fuego a todo lo que tiene alrededor». El autor define este texto como «tragicómico, pero más cómico que trágico». En la segunda, de sugerente nombre Luz del Amberes —es Mateo uno de los mejores ‘bautizadores’ de todo el panorama de las letras en español; Memorial de hierbas , Las estaciones provinciales , Brasas de agosto , El diablo meridiano , El fulgor de la pobreza ...— aborda un singular encuentro celebrado en el restaurante así llamado. Escrita en un tono más intimista, el personaje central invita a cenar a sus sobrinos, chico y chica, internos ambos en sendos colegios, para abrirles un corazón lleno de secretos hasta entonces guardados bajo llave. «Es la historia de un hombre desnortado, que tiene la particularidad de confundir los recuerdos con las ensoñaciones y que, por lo tanto, vive engañándose a sí mismo», detalla. Secretos y memorias, afectos, desafectos y abandonos se entrelazan en la charla y son ofrecidos como herencia a los sobrinos, «en un ambiente de gran complicidad», anota el autor, añadiendo que tal herencia «marcará el destino de los muchachos».

Tributo a Turguéniev

«Yo, ya sabes que me declaro ‘autor ruso’», avisa Luis Mateo al hablar de la tercera novela corta, Contemplación de la desgracia , un homenaje a Turguéniev y un texto que tiene mucho de filosófico y simbolista en el que dos personajes descubren el sentido de sus vidas «no en la felicidad ni en el placer, que buscaron infructuosamente», sino más bien al contrario, «contemplando su propia desgracia», describe el autor de sagas como la de Celama, terrible y lírica radiografía de un paisaje rural basado en el Páramo leonés.

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