Diario de León

Jesús Calleja aventurero y presentador de televisión

«Mi día más feliz fue cuando subí el Everest, y eso que me estaba muriendo»

Su estilo es inconfundible: optimismo entusiasta, curiosidad por ver qué hay allí donde apenas nadie ha llegado y afán por compartir experiencias extremas con la mayor cantidad de gente posible. Es el leonés Jesús Calleja, rey de las noches dominicales de Cuatro, que ahora prepara un nuevo desafío en el que invita a personas sin experiencia deportiva «a cambiar su vida».

Jesús Calleja presenta sus desafíos los domingos en Cuatro.

Jesús Calleja presenta sus desafíos los domingos en Cuatro.

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e. gancedo | león
León

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De pequeño, Jesús Calleja soñaba con ser Luke Skywalker (y la verdad es que se da un aire). Al final no fueron las heladas planicies del planeta Hoth ni los desiertos y colinas del árido Tatooine lo que acabó recorriendo este inquietísimo leonés, pero sí, por ejemplo, las cimas más altas de la tierra, logrando viajar desde las profundidas marinas a las selvas más ocultas acompañado siempre de las cámaras para hacer partícipe a la audiencia de sus múltiples aventuras. Ahora, el equipo de Calleja prepara un nuevo espacio en el que invita a personas sin ninguna experiencia deportiva a ver cómo sus vidas «cambian por completo».

—¿A qué retos se está enfrentando Jesús Calleja en los nuevos ‘Desafíos extremos’?

—Se trata de retos un poco más temáticos, es decir, no sólo hay montaña sino que intentamos acercamos a distintos fenómenos de la naturaleza: por ejemplo, viajamos hasta el lago de lava más grande del mundo, junto al volcán Nyragongo, en el Congo, cerca de la ciudad de Goma, uno de los lugares más peligrosos de la Tierra... en su última erupción murieron más de dos millones de personas en tan sólo cinco minutos. Apenas se sabe nada de él y es muy difícil de estudiar por lo vertical de sus paredes. Dos expertos nos adiestraron para tomar muestras y ahora, gracias a la expedición, la ciencia lo conoce mejor. Pero también sobrevolamos Laponia en globo aerostático, aportando datos sobre cómo se comportan en la estratosfera, a 50 grados bajo cero. En Bhután buscamos la felicidad, ¡y los yetis! Fue interesantísimo ese viaje porque está muy restringido el acceso. Sin olvidar que en las Bahamas nos sumergimos junto a tiburones Longimanus, grandes depredadores y la pesadilla de náufragos y aviadores caídos en el mar durante la II Guerra Mundial.

—Suele reservar un hueco para nuestra montaña...

—Claro, por ejemplo escalamos la cara oeste del Naranjo de Bulnes, una de las ascensiones más difíciles, de hecho dormidos colgados en mitad de la pared. Y visitamos las siempre espectaculares Hoces de Vegacervera.

—Además, el que es su nuevo ‘coach’ aventurero no tardará en llegar a la tele...

—Sí, no hace mucho que he regresado de México y Guatemala; la filosofía de este programa, que ha sido posible gracias a un equipo de 60 personas, es que nada es imposible. Está pensado para gente sin experiencia deportiva y aventurera a la que convertimos en auténticos expertos, y de paso mostramos detalles de la cultura maya. Para ello fichamos al director de Pekín Express y parte de su gente hasta conseguir el equipo más sólido y potente de la producción española.

—¿Cómo es posible llegar a alumbrar un programa como ‘Desafío extremo’? ¿Qué hace falta, realmente?

—Lo más importante es tener un buen socio, y yo lo tengo, María Ruiz, gran profesional y mejor persona, en cuya oficina de Madrid trabajamos muy duro. Se trata de generar equipos excelentes. ¿Quién es el mejor montador que hay ahora? ¿Quiénes son los mejores guionistas? Bueno, pues a por ellos.

—¿Cómo es una semana en la vida de Jesús Calleja?

—Estoy siempre en contacto con mi equipo y vía skype mantengo una conversación diaria con ellos para tomar las decisiones importantes. Vivo en León y dos o tres días por semana estoy en Madrid. Aquí entreno, corro, voy a la montaña, escalo... Viajo muy a menudo, voy al Himalaya de forma regular, pero nadie me saca de vivir en León, yo voy a muerte con esta tierra.

—¿Cómo ve la situación económica del país y qué salidas vislumbra?

—La situación actual de España es grave, y quizá en León lo vivamos de forma incluso más acusada, por ser una ciudad pequeña con menos oportunidades, por eso hemos de ser imaginativos, buscar y aportar las soluciones nosotros mismos. Y ojo que la naturaleza puede aportar mucho en esto. Yo, si ahora mismo fuera un chaval recién licenciado (o no), la verdad es que no lo dudaría: me iría a esos países emergentes, con tantas posibilidades y un futuro enorme, en Asia o en Latinoamérica. Además, siempre se puede ahorrar y volver. Y lo que uno aprende a nivel personal, de crecimiento y enriquecimiento. No hay que tener miedo a otras culturas, otras lenguas. A mí, por ejemplo, entrar en contacto con todo eso me hace feliz... ¿Que si me voy a otro país no soy patriota? ¿patriota de qué? ¿Me voy a quedar aquí, pidiendo la propina a mis padres? Yo no tendría ninguna duda, con la cantidad de oportunidades que hay ahí afuera. Nepal necesita pilotos; India, cualquier oficio relacionado con la construcción... Además, todo es cíclico. Ahora estamos en el valle, ya nos tocará la cumbre.

—¿Le interesa el hecho de pasar a la historia?

—El legado instantáneo es el que me interesa. Que esa persona, ese telespectador que por lo general no puede acceder a estos lugares, se evada y disfrute la fuerza de la naturaleza. Que se ría y se olvide. Una gran ventana al mundo que te revitalice, que te aporte aire fresco. La posteridad no me interesa, no tengo demasiado ego.

—¿Cuál ha sido el momento más pleno de su vida?

—Cuando llegué a la cima del Everest. Qué felicidad tan brutal, y eso que te estás muriendo en esas condiciones tan extremas... Allí, junto al sherpa, hablando con mis padres, me dije: ‘Yo ya sé lo que quiero hacer en la vida’. Y es que yo partí de cero. Sin conocer a nadie, sin padrinos ni ayudas. Todo a fuerza de ganas y de ilusión. Y al final he superado mis mejores expectativas.

—¿Quiénes eran sus héroes infantiles?

—De pequeño soñaba con la Guerra de las Galaxias, con ser Luke Skywalker, luego admiré a Shackelton, a Neil Armstrong, a Ramón Larramendi. A gente que, ante todo, tenían valores.

—¿Cómo encaja la crítica?

—Críticas las hay porque están en el centro de un medio masivo. Pero de todas las que recibo, el 99% son constructivas. Hay montañeros muy puristas a los que no les gusta el programa, pero nosotros no nos metemos con nadie. Yo siempre digo que no soy el mejor en nada, pero intento probar de todo.

—¿Hasta dónde llega el programa en el mundo?

—Se puede ver en Francia, en Italia vía Discovery Channel, también en Suecia, en Inglaterra, en Latinoamérica... y en Estados Unidos, por ejemplo, se ve muchísimo. En Miami, un funcionario de aduanas, que ya ves como son, ¡salió de la garita y se hizo una foto conmigo!

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