Melen

Crítica de televisión yolanda veiga

Melendi está agotado. Pero bien ha valido la pena el esfuerzo. El coach de La Voz no participará en la segunda edición del concurso revelación, que para entonces ya no será ninguna revelación, sino más de lo mismo. Argumenta el asturiano que no da más de sí, pero la verdad es que Melen, como le conocemos ahora que es de la familia, ya no necesita a La Voz . Él ha sido el verdadero ganador del concurso de Telecinco. A la espera de si Rafa (el vencedor) llega algún día a hacerle la competencia, Melendi no solo ha encontrado en la tele la plataforma perfecta para lanzar su nuevo disco, con cinco millones de espectadores cada semana. ¡Es que encima le ha hecho bueno!

No es que antes fuese malo, pero nos lo hizo creer por un tiempo. Cuando contaban que estaba en la cárcel y enganchaba una pelea tras otra y él no lo desmentía. Luego se emborrachó y la lió parda en un avión y el chico malo ya empezó a tocarnos un poco las narices. Pero ‘voilá’, Melen se ha cortado la coleta (las rastas, vaya) y ha quedado como nuevo.

Ha sido el coach más querido, porque es un tipo que cae bien, porque hacía juicios con un poquito más de enjundia que sus compañeros y porque con lo grandote y tatuado que está, le hemos visto emocionarse. Como broche a su exitoso periplo en La Voz (encima eligió a Maika, la ganadora moral del programa), ha dejado que Samanta Villar le acompañe durante una semana. Melendi permitió a la indiscreta periodista de Cuatro colarse en su casa, en su estudio de grabación, ¡hasta la subió a cantar en uno de sus conciertos!

También consiguió hacerla llorar cuando recordaba a través de sus canciones esa etapa dura con las drogas. «Yo pedí ayuda», se sinceró el asturiano en el reportaje. Y eso nos mola.

Si Melendi regresa a La Voz se expone a que los elogios se vuelvan críticas, porque en este país no aguantamos el éxito del otro. Su retirada a tiempo ha sido su victoria.