La banda de Melendi

Crítica de televisión yolanda veiga

Hasta esta semana los mayores se sentaban a ver la televisión. Ahora, salen por la tele. TVE estrenó el martes ‘Generación rock , un talent show con señores (y señoras) haciendo cuernos con los dedos y cantando canciones de Alaska y de Rosendo, que tampoco es que sean dos adolescentes, pero bueno... tienen otro estilo. De director de orquesta le han puesto Melendi, el nieto de todos. «Es bonito verte en la tele, ¡y más con Melendis!». Así de entregado tiene el asturiano a los artistas, una heterogénea y animada banda de ‘setentañeros’ que más que hacer carrera como cantantes, buscan pasar un buen rato. Porque no hay más pretensión que esa. Generación Rock no puede competir con La Voz porque no tiene la emoción de las eliminatorias, ni un presentador como Jesús Vázquez, ni plató fabuloso, ni público.

Aquello es la primera división de los talent show y esta es la segunda. Dicho esto sin ánimo de ofender a nadie, solo para marcar una distancia que es más que evidente.

Lo que va a dar de sí Generación Rock ya lo hemos visto en el primer programa. Y la música es solo la banda sonora. «¡Ay, estoy nerviosa’, ‘¿Quieres agua?’, ‘No, agua ya me han dado, lo que me tienes que dar es whisky’». Y de éstas, una tras otra. ‘Todos me llaman Teo, pero ahora quiero que me llamen Teófila’ y la mujer enfila Dos gardenias para ti... en el salón de su casa. Quizá si fueran por esa línea el programa sería distinto. Porque esta generación es la de las rancheras y los boleros. Pero Melendi se han empeñado en disfrazarles de rockeros. ‘A quién le importa, lo que yo haga...’, entonan a coro, levantando los brazos en alto, poniendo cara de malos, haciendo cuernos a la cámara... Y la estampa resulta anacrónica, forzada. Luego sale la publicidad de una crema fijadora para protesis dentales y aquello parece ya un chiste.

El futuro musical de la banda de Melendi se antoja discreto, como el paso del programa por la parrilla de TVE. Dos millones en el estreno, pese a que la competencia era asequible y el Real Madrid sirvió el aperitivo de la velada con siete millones de espectadores a la mesa.