Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Crítica de televisión yolanda veiga

A 7 de enero ya no teníamos estómago para roscón, y en Cuatro nos sirvieron uno de dimensiones desproporcionadas, relleno de nata, adornado con fruta escarchada, azúcar glas, almendras tostadas... Mucho pastel para poca celebración. El estreno, el martes, de Deja sitio para el postre ha quedado ensombrecido por los números de cabaret del Lolita, la serie de estreno de Antena 3.

Dicen quienes la han visto que resulta entretenida y si decae la trama siempre se puede poner un plano de Rodrigo Guirao, con o sin camiseta. Volviendo a los postres... de Cuatro. Se sirven al final y ahí también habría que colocar al concurso de Raquel Sánchez-Silva. Muy lejos de MasterChef, el original; e incluso de Top Chef, el aceptable sucedáneo.

Lo que hemos visto hasta ahora en Deja sitio para el postre es mucho reality y poca cocina. En el primer programa ya echaron a seis concursantes.

Lo que parece un poco precipitado porque no nos ha dado tiempo ni a retener el apodo —en lugar de nombres tienen motes: Leo, Sandwichita, Tonino, ‘Farruco—.

Les expulsaron los ‘mentores’, el equivalente a los coaches de La Voz, pero con delantal blanco y menos «rollo».

Tres tipos desconocidos a los que les va a costar revalidar la popularidad de los jueces de MasterChef (quizá tampoco es esa su pretensión). También falla el atrezzo , que resulta pobre, comparado con lo majestuoso de las cocinas del programa de La 1. Madera de roble contra plástico blanco.

Salva el concurso Paco Torreblanca, que además de un repostero excepcional, es un tipo afable que te gana en dos minutos. Paco es el anti Pepe —aunque come con el mismo deleite que el juez de MasterChef—.

Viene en plan pacífico, enseñando a los aprendices sin reprender, y abrazando con sincero cariño a los concursantes que se van. Paco no viene a hacer ningún papel ni show para la tele. No es el juez bueno ni el malo, es simplemente Paco Torreblanca, el gran repostero. Él es lo mejor de un programa que sí o sí, tiene que ir a más. Crecer en el horno, como la galette des rois.

tracking