‘Todas putas’ se renueva para desafiar a los pacatos de la cultura
Quince ilustradoras llevan al cómic los cuentos ‘heréticos’ del leonés Hernán Migoya.
«Cualquier tema, incluso el de la violación puede ser tratado desde el humor, si ese humor no responde a intereses creados. Piense que debido al humor de Todas putas he conseguido poner de acuerdo a la derecha y la izquierda más reaccionarias de este país: ambas coinciden en odiarme. ¡Merezco el Cielo!».
Y es que la corrección no se lleva con la cultura. Dominada por el caos de la creación, desborda los límites de las convenciones sociales del momento enfrentándose con ello a los moralistas y guardianes de los cánones de lo permitido y lo prohibido. En 2003, el leonés Hernán Migoya publica Todas Putas , un conjunto de historias cuyo denominador común es la desacralización de las miserias a las que se tiene que enfrentar la mujer. En cierto sentido , Todas Putas fue manera de Migoya de demostrar que hay un camino para abandonar el papel de víctima. Sin embargo, las ‘feministas’ se le echaron encima y la obra se convirtió en un arma arrojadiza contra Miriam Tey, la editora de la obra y directora del Instituto de la Mujer, y el propio autor. «Rechazo es una palabra que se queda un poco pálida si tenemos en cuenta que la prensa, unánimemente, quería quemar el libro en la hoguera», recuerda Miriam Tey, a quien la presión hizo presentar la dimisión en numerosas ocasiones. Y es que se llegaron a publicar titulares como el siguiente: «La directora del Instituto de la Mujer hace apología de la violación».
Al final, la cordura y el sentido común lo puso Mario Vargas Llosa que, desafiando la violencia de los adalides de la corrección política, defendió la obra de Migoya y la actuación de Tey. «Prohibir Todas putas porque su ficción literaria influye en la vida esconde un miedo pánico a la libertad», sentenció en medio de los gritos de los inquisidores y el silencio de los tibios. Al poco tiempo, escritores como Pere Gimferrer y Antonio Muñoz Molina se unieron para demostrar que la quema de brujas califica a quien encienda la mecha.
Reírse de la guerra de sexos
Desde entonces han pasado once años y la editorial Dibbuks ha decidido rescatar la herejía literaria del escritor ponferradino en una versión ilustrada por quince mujeres. Para Migoya, esta versión supone insuflar nueva vida a un libro que gusta mucho a las mujeres y «que les ayuda a ser más independientes, a reírse de la guerra de sexos y a no hacer tanto caso de la facción «ablacionista» del feminismo, esa que sólo considera a la mujer como ser humano digno en tanto cumple sin rechistar el rol de víctima del hombre».
Hoy, este libro sigue siendo un tabú en la sociedad española actual, como en su momento lo fueron las obras del Marqués de Sade o las de Pasolini en sus respectivas sociedades. Ahora, quince prestigiosas autoras de cómic aceptan el reto de adaptar los quince cuentos integrantes de Todas putas para ofrecer su versión del candente contenido.
Coordinadas por la historietista Carla Berrocal, este brillante colectivo de España y Sudamérica formado por los renombrados talentos de Sheila Alvarado, Patricia Breccia, Natacha Bustos, Olga Carmona, Cristina Daura, Irati FG, Ana Galvañ, Maria Herreros, Gemma Araceli Horcajo, Andrea Jen, Mamen Moreu, Ana Pez, Irene Roga, Clara Soriano y la propia Berrocal, ofrece su visión, en su propio terreno de artistas y mujeres, de cada uno de los relatos escritos por Migoya. Como extra de sumo interés y alegato de justicia poética, se incluye un prólogo escrito por la propia Miriam Tey para esta edición, tras más de diez años de silencio voluntario sobre la experiencia sufrida, así como un epílogo de Elisa G. McCausland.