Piscina con pirañas

Crítica de televisión yolanda veiga

Dice Ángela Portero que lo que más miedo le da de ¡Mira quién salta! no es el trampolín de los diez metros. Son las pirañas de piscina. No ha dicho pirañas exactamente, ha dicho compañeros de ‘Sálvame’ . Para los que no sepan quién es esta mujer, es una veterana periodista del corazón metida ahora a bañista. Una se presenta a este concurso porque necesita dinero, un momentito de gloria o para que hablen de ella en Sálvame . Y una de esas debe ser la razón de Ángela.

Las panzadas desde el trampolín, dice, también le van a servir como terapia para superar un episodio que se supone dramático y que no quiere contar (entonces ¿por qué lo cuenta?). Hablarán de Ángela sus compañeros de Sálvame porque Sálvame es un programa que se basa en hablar de la gente de Sálvame . Y ahí no se salva nadie. Si no quiere Ángela mojarse que no se meta en los charcos. Es lo que ocurre cuando una está en el lugar equivocado, que asume unos riesgos.

Le ocurrido eso mismo a Bibiana Fernández. La actriz era la VIP de Supervivientes este año y ha resultado una decepción. Con lo que le han pagado a ella (24.000 euros a la semana) podrían mantener un mes en la isla a todos los exconcursantes de Gran Hermano y a los extronistas de Mujeres y hombres y viceversa , que esos sí que van a darlo todo, porque si no, no les llevan. Ha ido Bibiana a Honduras, ha vuelto morena, delgada, relajada y con el bolsillo calentito. Jorge Javier, que es el jefe de la expedición, está un poco enfadado porque no ha dado espectáculo: «Ha sido un fiasco. Era una de las atracciones y no ha cumplido las expectativas».

No quiere Bibiana entrar en ninguna guerra con Jorge Javier ni con nadie porque no la necesita. Porque tiene a su hinchada, a sus amigos y su trabajito fijo con Ana Rosa por las mañanas. Ella ha decidido no hablar, pero no está en su mano evitar que otros lo hagan. Es el riesgo que tienen estos experimentos. Como cuando Cañizares se puso a bailar en el concurso de Antena 3 de las parejas —aunque iba también gente separada— y no daba pie con bola. Ni la pista de baile es el sitio de Cañizares, ni una isla remota la de Bibiana ni una piscina con pirañas la de Ángela Portero.