Diario de León

CULTURA

Los hijos leoneses de Mary Shelley

Fernando Marías convoca para su antología anual al periodista leonés Carlos Fidalgo, quien bucea en la historia del hombre que auguró el desastre del ‘Titanic’ 14 años antes.

Carlos Fidalgo, escritor y periodista del Diario, presente en la antología ‘Piedad y deseo. Otros hijos de la misma noche’.

Carlos Fidalgo, escritor y periodista del Diario, presente en la antología ‘Piedad y deseo. Otros hijos de la misma noche’.

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e. gancedo | león
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A 1816 se le acabó llamando ‘el año sin verano’, puesto que la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, llegó a alterar el clima de todo el planeta y originó una sucesión de meses húmedos, fríos y lluviosos. Fue en ese año, en la Villa Diodati, junto al lago de Ginebra, cuando un grupo de escritores entre los que se encontraban Mary Shelley, Lord Byron o John William Polidori celebró una serie de animadas reuniones. Pero como apenas podían salir al exterior a causa del clima desapacible, se dedicaron a escribir historias de terror. Y así, en aquella mansión, entre la lluvia y los relámpagos, fenómenos tan propicios para el género, nació la novela Frankestein , de Mary Shelley, y el primer cuento de vampiros de Polidori.

Siguiendo la estela de aquellos fructíferos encuentros, el escritor Fernando Marías lleva cuatro años convocando su particular ‘cita en Diodati’ bajo el nombre de Hijos de Mary Shelley , proyecto cultural que edita una antología de relatos fantásticos, ilustraciones, micronarraciones y poemas —y hasta música en código QR—, al que en este 2014 también han sido llamados, entre una treintena de autores nacionales, los leoneses Carlos Fidalgo y Raquel Lanseros.

El volumen de este año, el cuarto consecutivo, amplía el club con nuevos nombres y otros que ya participaron en ediciones anteriores, además de los dos ganadores de los concursos de relatos que se organizan en el Café Diablos Azules de Madrid y en el Festival Celsius 212. «Su título es Piedad y deseo. Otros hijos de la misma noche porque el punto de partida era buscar autores que bien podrían haber estado en 1816 en Villa Diodati, o relatos, poemas, canciones... que darían continuidad a aquel verano tan extraño», explicó Carlos Fidalgo —periodista de Diario de León y ganador en 2010 del Premio Tristana de Novela Fantástica con El agujero de Helmand —, uno de los debutantes de este año.

Preguntado por el cierto complejo que parece haber arrastrado el género fantástico, al menos durante un tiempo, Fidalgo responde que la literatura fantástica «tiene maestros de la talla de Borges, Cortázar o Bioy Casares. Rulfo escribió en Pedro Páramo la mejor novela de fantasmas que he leído. Crónicas marcianas de Ray Bradbury está, seguro, entre las obras imprescindibles de la literatura, sin etiquetas. Y literatura fantástica es Cien años de soledad , después de todo, y toda la corriente del realismo mágico. Así que complejos, ninguno». «La literatura fantástica abarca mucho más que las historias de espada y brujería que lee un adolescente —siguió—, o los relatos de vampiros y zombis que, por lo demás, tampoco dejan de ser un punto de partida muy estimulante para contar historias. Ahí está La carretera , de McCarthy. Lo bueno trasciende el género».

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