Diario de León

Houellebecq cree poco verosímil su escenario del islam en el poder

El escritor presenta el miércoles ‘Sumisión’, sobre la llegada de un musulmán a El Elíseo.

El escritor francés Michel Houellebecq.

El escritor francés Michel Houellebecq.

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efe | parís

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El escritor Michel Houellebecq admite que es «poco verosímil» el escenario que traza en su último libro en el que un partido islámico se alza con el poder en Francia, y señala que ha jugado así a dar miedo, aunque asegura que no es una provocación y no cree que tenga un efecto político, como algunos le reprochan. En una entrevista publicada por el periodista Sylvain Bourmeau en su blog, Houellebecq explica que Soumission (Sumisión), su nueva novela que sale a la venta en Francia el próximo miércoles, tiene un elemento común con las anteriores, «la idea de que alguna religión es necesaria».

Pero lo que cambia con respecto a sus anteriores obras es que ahora no son las religiones creadas por los personajes de sus precedentes novelas, sino que se trata de una existente, el islam, sobre la que ha cambiado su opinión, después de haberla calificado hace unos años de «gilipollas». «En el fondo el Corán es mejor de lo que pensaba, después de leerlo —argumentó—. La conclusión más evidente es que los yihadistas son malos musulmanes» y que «la guerra santa de agresión no está autorizada en principio, sólo es válida la predicación». Soumission describe una Francia en 2022 en la que ante la pujanza del ultraderechista Frente Nacional (FN), primer partido del país, las dos formaciones tradicionales de gobierno, el Partido Socialista y la conservadora UMP se alían con un partido musulmán, la Fraternidad Musulmana, cuyo líder, Mohamed Ben Abbes, se convierte gracias a ellos en presidente de la República. Esos son algunos de los elementos que han desatado una polémica en la que algunos, como el diario de izquierdas Libération, acusan al escritor francés contemporáneo más iconoclasta de dar un respaldo intelectual al FN de Marine Le Pen.

Houellebecq admite que en la realidad lo que es factible que ocurra, no ya en 2022 sino en las próximas elecciones presidenciales de Francia en 2017, es el triunfo de Le Pen. En cuanto a las posibilidades de un partido musulmán, dice que en caso de que existiera, tardaría «varias decenas de años» en cuajar en la política francesa. De hecho, considera que el votante musulmán hoy en Francia está «en una situación esquizofrénica» porque se encuentra «muy alejado de la izquierda» en cuestiones sociales como el matrimonio homosexual, pero tampoco tiene sentido que se decante «por la derecha o menos todavía por la extrema derecha, que lo rechaza con todas sus fuerzas».

El novelista insiste en que su libro, al presentar la hipótesis de una toma de control de Francia por el islam, no va a tener «ningún efecto» en el debate sobre el estereotipo de los musulmanes como un peligro, y que él no es un intelectual, no defiende «ningún régimen» y reivindica «la irresponsabilidad». «De todas formas —se excusa—, es lo único de lo que hablan los medios, ya no se puede ir más lejos. Es imposible hablar más de lo que se habla ya, de forma que no tendrá ningún efecto».

De la trama de su libro explica que ha procedido tan sólo «a una aceleración de la historia». Y en cuanto a las semejanzas que se ha querido establecer con el periodista y escritor de derechas Eric Zemmour, que habla en su libro Le Suicide français de la supuesta decadencia de su país, Houellebecq se desmarca. «No tengo la impresión de asistir a un suicidio francés. Prácticamente a la inversa: Europa se suicida y, en medio de Europa, Francia lucha desesperadamente para sobrevivir. Es casi el único país que lucha para sobrevivir, el único que tiene una demografía que le permita sobrevivir. Porque para suicidarse, la demografía es el medio más eficaz».

Houellebecq, que se declara agnóstico y ya no ateo como se reivindicaba en el pasado, considera que la filosofía de la Ilustración que combatió los dogmas religiosos está destruida, y no lo lamenta. «En sí misma, no puede producir nada más que infelicidad. De modo que sí, soy hostil a esta filosofía de las Luces, hay que decirlo con claridad», señala.

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