Diario de León

«Lo indie heredó el vicio de los 80 del rollo del pop fácil»

Julián Maeso aterriza en el Gran Café consolidado como músico en solitario.

Imagen del artista Julián Maeso.

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pacho rodríguez | león
León

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Hay artistas emblema, y otros que están llamados a dignificar la escena musical. Tal vez, Julián Maeso no quiera ser ni lo uno ni lo otro. Pero cuando dio un paso a un lado de la autopista indie se bajó en marcha de un bólido en el que viajaban los que ahora constituyen la aristocracia del pop, por así decirlo, y que acaparan la cartelería de, también por ejemplo, los festivales que se avecinan para esta temporada.

En definitiva, Maeso optó por alejarse de la peligrosa zona de confort creativa como si tuviera un mal presagio, para ponerse solamente a su orden. Y junto a todo esto, existía una vocación artística que lo desplazaba de las canciones hedonistas convertidas en hits alternativos, que la mayoría de las bandas persiguen como único objetivo. En el que fuera teclista de los más que interesantes The Sunday Drivers tenía por otro lado un universo musical que lo asociaba a los grandes capítulos de la música. Leon Russel por aquí, Sam Cooke por allá, Booker T, The Band, etc, era lo que sonaba tanto en su casa como en su cabeza. Y todo esa travesía anterior, su desierto particular, la recorrió no sin dificultades, y con una idea obsesiva: dejarlo todo, aparcar el Hammond para siempre.

Pero, afortunadamente, entre medias surgió un disco que le duró 19 canciones que no podía editar porque no tenía un euro ni apenas trabajo. Ahí aparece Sony, como multinacional en este caso no maldita sino bendita. Alguien le oye y le ofrece la oportunidad de publicar Dreams are gone. Y ahora One way ticket to Saturn , en donde aporta el vitalismo que escondió en su anterior trabajo. Hoy pasará la prueba del Gran Café y todo apunta a una noche especial, para el recuerdo. Porque Maeso parece leyenda. Y porque con artistas como él se tiene la sensación de que las cosas importantes de la música siempre estarán a salvo. Por cierto, algún círculo se cierra cuando el toledano ya estuvo en León tocando. Fue con The Blackbirds en un Purple Weekend a finales de los 90. Maeso dignifica la escena.

—Usted dio un paso a un lado de la corriente indie, por así decirlo. ¿Fue por cuestiones musicales o qué pasó?

—Fue una suma de razones. Yo entré en The Sunday Drivers cuando ya estaban formados. Tenía otras cosas con las que me identificaba más. Sí, hubo sus rencillas, pero aprendí mucho de todo ese pop-rock, aunque tenía más interés entonces en la música negra.

—Siempre se habló de su personalidad musical. ¿Cree que es en solitario donde encuentra salida toda la música que quiere contar?

—Creo que hay que aprender a tocar en grupo. Se aprende mucho. A escuchar, a saber callarte. En mi caso hubo una evolución lógica hasta llegar hasta aquí. Y las anteriores etapas fueron las de combinar la mirada musical de cada uno con los intereses comunes del grupo.

—Ahora al final le llega un éxito diferente, pero seguro que también arrastrará al público inicial. Igual hasta ha acertado. ¿Tiene esa sensación?

—Lo que me está pasando ahora me reporta muchas satisfacciones. Estamos llegando a mucha gente, a mucho público al que le gusta lo que hacemos, incluso en las críticas. Las cosas van bien. Durante mucho tiempo mezclé el tocar un día ante miles de personas, y al día siguiente gariteando yo solo.

—Para un músico que se nutre de influencias de artistas tan grandes, ¿le resulta fácil o difícil pasar al terreno de la composición?

—Soy más de cazar la idea según venga. Y si veo que me gusta me la grabo con el móvil. Estoy todo el día así... Luego, sí, me siento a desarrollar la idea. Pero más que el hecho de ponerme en plan: venga, voy a hacer una canción. Eso no me suele salir.

—Si echa un vistazo a lo que se hace en España, ¿qué detecta? ¿Más riesgo creativo o el resultadismo de ciertos grupos clonados de la escena indie?

—Lo indie heredó el vicio de los 80 del rollo del pop fácil. Eso está agotado. No vale. Está más que manido. Parece que ahora el abanico se empieza a abrir y hay muy buena música que se hace aquí.

—¿Lo de The Sunday Drivers, luego Jero Romero, Mucho o usted mismo es una excepción toledana o hay cierto movimiento en su ciudad?

—En Toledo hay un buen germen musical. Amable Rodríguez, Alfonso, Daniel Romero... Y otros grupos que no conozco.

Lugar: Gran Café

Hora: 22.00.

Entradas: 10 anticipada y 12 en taquilla.

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