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El leonés que levantó él solo Luxor, el Partenón y la torre de Pisa

Francisco González Ferreras recibe esta tarde el homenaje de Promonumenta por su tesón a la hora de replicar monumentos

El veterano artesano Francisco González Ferreras con una de sus últimas obras

El veterano artesano Francisco González Ferreras con una de sus últimas obras

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E. GANCEDO | LEÓN
León

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«Este trabajo mete miedo. Entro por la puerta, veo las maquetas ahí todas juntas y a veces me digo: ‘¿Cómo es posible que yo haya hecho todo esto?’». Y es normal que se lo pregunte Francisco González Ferreras, el veterano artesano leonés que hoy recibe el título de socio de honor de Promonumenta porque el volumen de su trabajo y el nivel de constancia que ha desplegado a lo largo de los últimos 35 años es verdaderamente impresionante. González Ferreras, nacido en Cistierna en 1931, acostumbra a contar las pacientes horas que le lleva hacer cada réplica de edificios monumentales de la más diversa índole —una labor que le ha hecho célebre en toda España— y el total arroja la asombrosa cifra de 50.000.

Los mejores exponentes de la arquitectura románica, gótica y renacentista de León y de medio país —casi sesenta piezas— se alinean en la vivienda de este carpintero universal como un museo en el que es posible conocer, comprender y apreciar cada detalle de estos gigantes artísticos reducidos a escala humana. Comenzó con la Catedral, pieza a pieza, fabricando con sus propias manos, en madera de nogal, cada moldura y cada teja, 2.000 horas en conjunto. Después llegarían las reproducciones de San Isidoro (2.600 horas), San Marcos (2.300), y la que más tiempo le llevó, la gran maqueta de la catedral de Santiago de Compostela (5.200). Y en su nave-museo tampoco faltan Botines (1.100), el palacio de los Guzmanes (1.600) y muchas otras, casi siempre ligadas al Camino de Santiago, y aun foráneas, como el Partenón, la torre de Pisa, el Kremlin, arquitecturas islámicas y parte del templo egipcio de Luxor, con recreación incluida de las ruedas y poleas con que colocaban las piedras inmensas. San Clemente de Taull y su colorido pantocrátor y la iglesia neorrománica del pueblo de Vegaquemada constituyen sus últimas obras.

Las criaturas de González Ferreras han protagonizado más de un centenar de exposiciones por toda España (Biblioteca Nacional incluida) pero siempre viaja con ellas para abrirlas —suelen estar iluminadas y son siempre accesibles, lo que fascina muy especialmente a los niños— y mostrar sus entresijos con incombustible afán didáctico. Ha debatido frente a catedráticos y los acaba sorprendiendo por haber llegado a teorías y soluciones técnicas que muchas veces no se les había ocurrido a los grandes expertos. Es el caso de sus últimas obras, que revelan el modo en el que los antiguos egipcios elevaban templos y pirámides. «Algunos dicen que hacían falta miríadas de hombres y grandes rampas de arena para subir las piedras; nada más lejos, todo se hacía con un ingenioso sistema de contrapesos, la caída de un peso hacía subir a otro, y con ruedas accionadas por el caminar de una o dos personas», detalla.

Inventó un ala delta

«Eran personas muy, muy inteligentes, ¿y sabes lo que hacían, que hoy no se hace tanto? —pregunta, y responde después—pensar. Pensaban muchísimo». Es también su práctica: pensar y observar. Todo lo hizo a base de estudiar fotos y subir a lo más alto de los monumentos («cuando robaron el Códice Calixtino pensaba que iban a venir a casa a preguntarme por él porque anduve mucho por allí», confiesa). Ferreras lleva a gala su profesión de carpintero: fundó en San Andrés del Rabanedo, donde reside, la fábrica de muebles AFA, que contó con 22 obreros, y de joven hasta inventó un ala delta con la que se tiró desde lo alto del puerto de San Isidro y se llevó algún porrazo. «Hay quien me pregunta por la carrera que estudié. Yo les digo con todo el orgullo que tengo el doctorado... en carpintería».

El acto de entrega tendrá lugar hoy en la Fundación Sierra Pambley a las 20.00 horas mientras que la distinción al otro premiado por la asociación Promonumenta, el empresario berciano José Luis Prada, tendrá lugar en Canedo el próximo 21 de febrero.

«¿Y sabes qué te digo? Que durante esas 50.000 horas de trabajo yo he sido feliz. ¡Feliz!».

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