Diario de León

ENTREVISTA DEL DIARIO DE LEÓN

«El país tiene arreglo, la pregunta es si tienen arreglo los ciudadanos»

Gran Wyoming, músico y presentador del ‘Intermedio’, actúa en León

El polifacético José Miguel Monzón, conocido artísticamente como el Gran Wyoming

El polifacético José Miguel Monzón, conocido artísticamente como el Gran Wyoming

León

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No tiene pelos en la lengua. Es tan incombustible en la música como en la pequeña pantalla. El presentador del informativo más irreverente de la televisión desembarca con Los Insolventes en Espacio Vías el sábado, a las 20.00 horas (entradas a 15 y 18 euros).

 

 

—Siempre había actuado en el Gran Café, pero el sábado tocará en Espacio Vías, que tiene más aforo. ¿Está que lo tira?

—Nos movemos en aforos pequeños-medios, pero esto es un signo de que ofrecemos gran calidad; repetimos y, encima, ampliamos.

—¿Cuántas veces han pedido su cabeza?

—No lo sé, pero supongo que más de una vez. De hecho, he pasado ya por todas las cadenas.

—¿Qué música le pone a la que está cayendo?

—Nosotros siempre rock and roll, que es lo que sabemos hacer. La vida no va a ser todo estar en la conciencia; también hay que enajenarse. Nosotros hacemos fiestas. A la que está cayendo habría que ponerle probablemente una marcha fúnebre...

—¿Alguna vez ha pensado dedicarse sólo a la música?

—Si no eres un hombre ambicioso, a la música te puedes dedicar cuando quieras. Para sentarte en un bar en una silla con una guitarra no hace falta una gran infraestructura. Hace falta lío para montar un show en una plaza de toros. Yo estuve ocho años, con el Reverendo, sin salir de un bar. Estuvimos cuatro años, quince días a la semana, con eso lo digo todo...

—Hablando de Reverendo, ¿el grupo ya no es igual sin él?

—Claro, pero las cosas son así. El Reverendo se murió muy viejo. Cuando yo le conocí ya estaba a punto de palmar y no había cumplido 20 años. Es que llevaba una vida... El Reverendo vivía 72 horas diarias.

—Desde que apoyó a Ada Colau, ¿le han vetado en alguna sala de conciertos?

—No. No apoyé a Ada Colau, pero, por lo que dicen, se convierte en una mujer tóxica y el que se aproxima parece que ya está contaminado. La libertad de expresión consiste no en decir lo que a uno le da la gana, sino en que no tengas que pagar un precio y no sufras consecuencias por decir lo que dices. Con Franco también se podía decir ‘me cago en Franco’; lo que pasa es que ibas a la cárcel. No tengo ningún problema en sentarme con Ada Colau a debatir. Ahora empieza la campaña electoral y yo me retiro.

—¿Le ha llamado alguna cofradía para sacar el paso de Bárcenas?

—En realidad nosotros somos los que sacamos el paso, esa es nuestra cofradía. Nos ha dado muchas alegrías. El Intermedio fue el único medio que dio en directo la salida de Bárcenas de la cárcel. TVE, que tenía un equipo destacado allí, en el momento en que salió y vieron que se acercaba a los micrófonos a hablar, cortaron inmediatamente la conexión para que no se supiera nada de lo que decía.

—¿Siente vergüenza ajena de TVE?

—A mí lo que me duele es el maltrato y la humillación a la que someten a los profesionales de la información. Yo que vengo de otra España, incluso entonces, con la censura, a los periodistas se les miraba con más respeto. Lo que ha hecho el PP con las cadenas públicas que domina es absolutamente impresentable. No entiendo cómo no hay protestas serias por parte de las asociaciones de prensa, que no han dicho absolutamente nada. Algunas, incluso, supongo que aplauden este tipo de censura total. Luego se quejan de Venezuela... El día que detuvieron a Rodrigo Rato, en la televisión de Castilla-La Mancha no se dio. Y ese día Dolores de Cospedal salió en siete noticias diferentes; una cosa absolutamente vergonzosa que yo no había visto nunca, y tengo 60 años. En Telemadrid pasaba exactamente igual. Es algo que la ciudadanía no debía consentir. Con el dinero de un señor que está trabajando de albañil, un partido político se dedica a hacer propaganda de sí mismo. Y también me parece impresentable la indiferencia de los compañeros.

—¿Qué fue primero, el PP o la caja B?

—Son la misma cosa. He escuchado una entrevista con el que fuera secretario general de la entonces Alianza Popular, Hernández Mancha, diciendo que no ve nada anormal, asegurando que entonces no existía la contabilidad de los partidos, lo cual es completamente falso. Hay comportamientos que aunque estén cotidianizados, porque se generalizan, no deben ser ni practicados por la autoridad competente ni mucho menos reivindicados, cuando se descubre el tinglado que había. El PP desde sus orígenes, desde AP, se ha financiado de forma irregular y nadie tenía el más mínimo control del dinero que entraba y salía, y hacían lo que les daba la gana. Así hemos llegado a lo que hemos llegado.

—¿Este país tiene arreglo?

—Sí, pero eso lo deciden los ciudadanos. La pregunta es si tienen arreglo los ciudadanos. Aznar no llegó ahí por oposición, a Aznar lo pusieron; y todavía hay mucha gente que dice que vuelva. Si es el país que quieren, pues enhorabuena. No sé si son conscientes de lo que le están haciendo a la educación que van a recibir sus hijos, a la sanidad que van a tener sus hijos o a las pensiones de las que van a disfrutar ellos. El ejemplo está fuera. En Estados Unidos se permiten estos lujos de no tener pensiones ni sanidad pública, pero tampoco tienen paro. Aquí, con una población juvenil que la mitad está en paro, sumarse a esas condiciones en las que el Estado no interviene en absoluto, me parece un suicidio colectivo. La gente que tiene el filtro de la ideología lo consiente todo.

—¿El que vota a un partido corrupto es cómplice o simplemente tonto?

—Las dos cosas. Es un tonto cómplice. El que vota a un partido elitista, que no hace más que lucrarse del dinero de los ciudadanos, y piensa que no le va a afectar, por un lado es tonto, y, en segundo lugar, es cómplice, por poner al ladrón al mando de la caja.

—¿La música le da lo que no le da la tele?

—La música me sirve de terapia. Los lunes llego nuevo. La sensación después de un concierto de rock sólo se parece a lo que están viviendo los que están abajo dándolo todo.

—¿Qué le promete al público de León que acuda el sábado a ver su concierto?

—Un repertorio espectacular, porque no es nuestro. Temas que han sido arquetipos de la música y, eso sí, ejecutados con una gran maestría, que les harán disfrutar, sin duda.

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