Diario de León

Mestre se alía con Monedero para reescribir ‘La Cenicienta’

El libro, que hoy presentan en Madrid, cuenta con fotografías de Clemente Bernard.

El escritor leonés Juan Carlos Mestre y el politólogo Juan Carlos Monedero.

El escritor leonés Juan Carlos Mestre y el politólogo Juan Carlos Monedero.

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El escritor leonés Juan Carlos Mestre y Juan Carlos Monedero, el cofundador de Podemos, han encontrado su Cenicienta. Hoy la presentan en Madrid, en la librería Traficantes de Sueños. Es una cenicienta sin hadas ni madrastra. El libro pertenece a una serie de cuentos clásicos reinterpretados por autores actuales que publica la editorial Alkibla, en la que el hilo conductor es el fotógrafo Clemente Bernard, «un imprescindible de nuestro tiempo».

—¿De qué va ‘La Cenicienta’?

—Pues de un cuento de hadas en el que no hay hadas sino personas dispuestas a ejercer los derechos civiles de la imaginación y los sueños, en un territorio donde la única recompensa es la felicidad de sentirse libres. Es un cuento escrito al revés de la costumbre y lo previsible, donde los arquetipos de la resignación de clase y de género saltan por los aires. Desde Perrault a los Hermanos Grimm, y en la mayoría de las versiones occidentales, Cenicienta es tradicionalmente un personaje en manos de la fantasía,un personaje que habla en voz baja, humillada, sin otro proyecto de destino que no sea la resignación en espera de la suerte de un milagro, y lo que hemos querido hacer con esta versión es precisamente lo contrario, convertir lo ilusorio en deliberante y la historia de lo ya decidido en una nueva y abierta discusión. Acaso sobre el valor de la palabra en la sociedad contemporánea, acaso la reconstrucción civil de la memoria desde las huellas de aquellas personas que ampliaron los horizontes significativos del porvenir ayudándonos a pensar, a discrepar, a desobedecer, en suma, a ser más libres, llámense Rosalía de Castro o Rosa Luxemburgo, las voces que convierten en acusación las lágrimas que corren pudiendo ser evitadas.

—¿Cómo se ha embarcado con Juan Carlos Monedero en esta aventura?

—No nos hemos subido a ningún barco, sino al avioncito de papel de la imaginación. Creo que más que una aventura nuestra ha sido una aventura de las palabras que han establecido alianza para contar un relato invisible, otra manera de enfrentarse a la banalidad de la industria Disney, de resistir la invasión de los subproductos sentimentales con que la sociedad de consumo sigue perpetuando los sistemas de dominación, los roles de género y la postergación deliberante y emancipadora de las clases humildes.

—¿Juntos no podían y se han buscado como tercer ‘socio’ en este libro a Clemente Bernard?

—Tampoco hay socios, sino amigos. Clemente Bernard es uno de los fotógrafos imprescindibles de nuestro tiempo, un testigo excepcional de lo que ha sido la España arrasada por el olvido como forma prevalente de la injusticia. Sus testimonios sobre las fosas del franquismo, la pervivencia simbólica y real del autoritarismo o su mirada de amparo hacia los indefensos, las víctimas morales de todas las guerras, los engañados por las retóricas del poder, los sufrientes del mundo, hacen de su compañía una voz con ojos que restauran conciencia y misericordia , la creencia en el valor de la mirada contemporánea del arte.

—¿Cómo es la Cenicienta del siglo XXI?

—Habrá necesariamente de no ser. No hay otra posibilidad moral para la utopía que la de reconstruir la sociedad futura sobre unas bases radicalmente más justas que impidan la segregación y la desigualdad social en función del género, la clase, la jerarquía reduccionista del patriarcado o el sometimiento a la ley del más fuerte. El fin del cuento de la Cenicienta ha de ser el fin de la falsedad de su sueño, una sociedad libertaría que haga tan literal como delicadamente imposible la aceptación pedagógica de las fórmulas y mutaciones del autoritarismo, el clasismo, la xenofobia, la discriminación sexual, la esclavitud financiera y el secuestro de la democracia por la toxicidad de los mercados.

—¿Quién es la madrastra?

No hay madrastra, hay un sistema de poder que nos cuenta la milonga de que hay una madrastra mala. Es la propia identidad del sometimiento la que convierte en fantasmas a las personas, otorgándoles roles y rangos de fantasmas, de personajes entrecomilladamente malos que cumplen su rol, como supuestamente cumple el cuervo o el gorrión el suyo. La culpabilización simbólica sólo desplaza el eje de la responsabilidad hacia otras víctimas, nunca apunta hacia las estructuras que sostienen a un sistema injusto. Nuestra Cenicienta no nombra las heridas políticas de la civilización, sino que trata de proponer otra manera de leer las huellas luminosas que permiten llegar, siguiendo sus piedrecitas blancas, a otro sitio. Un sitio mejor para las palabras y la gente, es decir, para la dialéctica configurante de la libertad y la transformación social.

—En los últimos años se han puesto de moda las ‘actualizaciones’ y nuevas versiones de cuentos clásicos, tanto en el cine como en la literatura... ¿han seguido esa estela?

—No hemos seguido, al menos conscientemente, ninguna estela. Hemos cerrado los ojos y nos hemos puesto a caminar, Monedero con las palabras impares, yo con las otras. Yendo de una parte a otra, sin destino fijo, como los milanos que aman al viento y se dejan llevar por la esperanza sonriente de la Tierra.

—¿Cómo es trabajar con Monedero?

—Pues encantador, como toda persona inteligente; cuidadosa en extremo de la presencia y el lugar en las palabras de ese otro que es el imaginario sin rostro, la voz sin boca que se deja oír entre las líneas y los surcos y las calles de la imaginación. En verdad ha sido una estupenda experiencia este mestizaje de voluntades y sueños, no sólo por lo coincidente de las cuatro manos sobre el piano silencioso de la escritura, sino por la coincidencia al unísono en la manera de invitar a los principales actores del reparto, desde fray Bartolomé de las Casas a Carlitos Marx.

—¿Piensan hacer más libros juntos o ha sido una colaboración puntual?

—Estamos a punto de concluir la Enciclopedia General de los Sueños, los pendientes de ser soñados, por supuesto.

—¿El éxito de Podemos tendrá incidencia en las ventas del libro?

—Al éxito ni se le espera ni ha sido invitado. No forma parte de nuestro abecedario moral esa recompensa, desobedecer al sistema métrico decimal de las retóricas del mercado literario no traerá ninguna otra incidencia que la posibilidad de seguir contando los días que faltan para que el lenguaje restituya algo del bien erradicado al mundo, el miedo a decir sin eufemismos que esta sociedad es inaceptable en los terminos que la ha configurado el capitalismo. No persigue otro fin esta publicación que el intento de que algunas cosas dejen de nombrarse en voz cada vez más baja.

—¿El resultado electoral cambiará algo en este país?

—No lo sé, no estoy en política, no tengo otra esperanza que la de cualquier otro ciudadano que aspira a que su país sea más justo, igualitario y libre.

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