Felices reyes

S e levantará usted hoy menos republicano que de costumbre.

Usted, que siempre creyó que tener monarquía era como tener una hermosa ruina... admirable reliquia histórica que para poco o nada sirve pero que queda bien bonita. Usted, que siempre se encabrona cuando se publican los presupuestos del estado y ve la partida de gastos Reales. Usted, que ni aun admitiendo que este buen hombre que tenemos ahora está bien preparado... puede asumir que en el siglo XXI el gobierno de un país moderno se herede por cuestión de sangre.

Sí. Incluso usted, en el día de hoy, guarda su tricolor para darle un poco de felicidad lisonjera a la mañana del 6 de enero. Preciosa excusa para celebrar lo compartible. Sea de la manera más tradicional y retrógrada... o con un toque de humor y conciencia igualitaria. Al estilo Carmena. Con todas sus reinas al servicio de la ilusión y la magia. Qué felicidad esta alcaldesa que no tiene miedo al propio miedo que deshace. Qué verdadera ilusión saber que lo que Gloria Fuertes pronosticó hace tiempo entre risas y reivindicaciones... hoy una alcaldesa de todos y todas lo va poniendo en práctica para curar el medievo que se respira en ciertos ambientes. Benditas Melchora, Gaspara y Baltasara que nos anuncian otra opción posible.

Un día extrañamente feliz; incluso para usted, republicano de pro. Porque la ilusión y sus torsiones se enmudecen con la palabra precisa. Con el detalle y su sorpresa... un regalo para este día de espejismo vivaz. Porque a la tan manida frase de «no hay por qué regalar en un día señalado... sino cualquier día del año» se le cae todo su peso sabiendo que hoy es un día más. Un día de esos, de los de cualquier día del año. Feliz fascinación por hacer feliz a alguien... un teléfono móvil... un buen libro... un pasaje para Bali, algo de cafuné sin tiempo limitado... todo de mañana y con la preponderancia del calor humano y de hogar que un alguien ofrece a otro alguien.

No es mala época para ser, como decían los grandes diletantes Roberto Da Silva y Joaquín de Ciorán, un verdadero «dador de placer y posterior serenidad». Toda excusa es buena si la dicha se explaya en favor del deslumbramiento y su inercia.

Así que disfruten, concedan espacio a la magia de la celebración. La proponga quien la proponga. Gocen de un día como el de hoy. Si les sabe a poco, amplíenlo. ¡Celebren mañana también! Si necesitan excusa, sepan que el día 7 es la navidad ortodoxa, un día de celebración especial para tantos muchos que quieran celebrar lo celebrable. Y no dejen de ser ilusión andante. No rebajen la esperanza por mucho que las rebajas sean el estandarte de este enero. Somos y estamos más allá de esa realeza que nos da la excusa para lo compartible.

Querido amigo, hoy no se le juzgará por su falta de conciencia republicana. Hoy los reyes... las reinas... tienen categoría de magia. Hoy la fraternidad, la hermandad, la amistad y su conciencia mosquetera gozan de un clima ideal para brindarse los unos a los otros.