De Roberto Alcázar al Quijote
El veterano artista Segrelles rinde homenaje a Cervantes en Sharon Art.
marcelino cuevas | león
Eustaquio Segrelles fue uno de los dibujantes de cómic señeros en el tiempo en el que Valencia disputaba a Barcelona la capitalidad de tebeo español. Entre otras muchas creaciones destaca su colaboración en la mítica colección de Roberto Alcázar y Pedrín, que marcó toda una época en el cómic de mediados del pasado siglo.
Los héroes de los tebeos con su locura caballeresca, con sus tremendas aventuras, son el contrapunto a uno de los héroes míticos de la literatura española: Don Quijote. Segrelles ha pintado las ilustraciones para una de las ediciones más bellas del inmortal libro de Miguel de Cervantes, que este año recibe innumerables homenajes en el cuarto centenario de su muerte. El encargo vino de la cervantina ciudad de Alcalá de Henares y el resultado dos grandes volúmenes que se entregan cada año a los ganadores del prestigioso Premio Cervantes. Profundizar en un tema tan gratificante como es el del Quijote ha hecho que Segrelles haya pintado, además de las ilustraciones del libro, una importante serie de cuadros que tienen como protagonista al caballero de la triste figura. Algunos de ellos pueden admirarse en estos días en León, concretamente en la galería Sharon Art. Son cuadros llenos de vida en los que Quijote y Sancho desarrollan sus aventuras en lienzos que reflejan perfectamente las vivencias de estos dos personajes de ficción.
Eustaquio Segrelles es valenciano y es pintor dado al clasicismo. Por eso le encanta reflejar en sus grandes lienzos escenas que se desarrollan a orillas del Mediterráneo. Escenas que prácticamente están ya perdidas, el progreso ha terminado, por ejemplo, con las parejas de bueyes que arrastraban penosamente las barcas de los pescadores. Pero Segrelles es hombre viajero y también ha penetrado en el interior der su tierra para reflejar en sus lienzos la siega, la vendimia, las típicas casas de pueblos enormemente pintorescos… El artista ha querido contribuir a conservar de alguna manera una vida que inexorablemente el tiempo se ha encargado de hacer desaparecer.
El crítico arte Berenguer dice de Eustaquio Segrelles: «La historia del arte le reserva un capítulo, pocos ostentan semejante concesión. En este capítulo aparece su pincelada, su dibujo, su cromatismo múltiple, su mediterraneidad, su signo, su personalidad, su luz, sus estallidos, su talento de conocedor, su reflejo de la vida. Segrelles es un pintor pleno».