CULTURA ■ LA ENTREVISTA
«Muchas de las piezas del Museo Bíblico son falsas»
El egiptólogo leonés Nacho Ares descubre hoy en León los secretos que rodearon el descubrimiento de la tumba de Tutankamón, del que se cumplen ahora 95 años.
verónica viñas | león
Cuando otros niños soñaban con ser bomberos, el leonés Nacho Ares quería ser como Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamón. Ahora, es el egiptólogo más conocido de este país y, sin duda, el más mediático. Hoy desvelará los secretos del mayor descubrimiento arqueológico de la historia en la Biblioteca de San Isidoro, en el campus de Vegazana, a partir de las 19.00 horas.
—Se cumplen ahora 95 años del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, ¿este hallazgo cambió la egiptología y la arqueología?
—Sí, porque por primera vez se dio a conocer un gran descubrimiento en vivo. Todos los periódicos del mundo se hicieron eco. El hallazgo de la tumba de Tutankamón acercó el Antiguo Egipto al gran público. Hizo revivir la egiptología. Los dibujos que decoran la tumba sirvieron de inspiración para diseños de vestidos, joyas, edificios de Hollywood... Fue un cambio radical para la ciencia y la sociedad. Para la egiptología, por primera vez pudimos tener en la mano muchos objetos de la vida cotidiana, como ropa, armarios, ajuares... que sólo habíamos visto en pinturas. Objetos de 3.500 años de antigüedad que estaban prácticamente intactos.
—¿Por qué la tumba de Tutankamón no fue saqueada como casi todas las del Valle de los Reyes?
—La tumba está en el centro del Valle de los Reyes. Un siglo después, la construcción de la tumba de Ramsés VI llenó la zona de escombros y tapó por completo la de Tutankamón. Sin embargo, alguien entró en ella en los primeros años. Carter encontró un agujero que había sido tapado y un pañuelo con joyas. Probablemente, a los ladrones les pillaron con las manos en la masa. Seguramente, se llevaron cosas pequeñas.
—¿Usted cree en la maldición de Tutankamón?
—Cuando la ciencia intenta explicar las muertes que rodearon el descubrimiento es porque hay algo. Se exageró el tema, pero sí que hubo muertes relacionadas directa o indirectamente con el descubrimiento. Se ha sabido que quizás murieron porque tenían enfermedades previas; pero, al estar en contacto con objetos que estuvieron encerrados durante siglos, eso permitió que los hongos se reactivaran. En los 70 un equipo de investigadores polacos en la tumba del rey Casimiro manipularon los restos sin guantes. A los catorce meses, habían muerto la mitad; y a los pocos años, todos, excepto uno.
—¿Es cierto que la iconografía cristiana copió muchos elementos del Antiguo Egipto?
—Sí. El cristianismo bebe de las fuentes egipcias. Muchos de los primeros cristianos venían de Egipto. La forma de representar a la Virgen con el niño es copia de Isis con Orus. Desde el punto de vista teológico, Osiris murió traicionado por su hermano y resucitó al tercer día, como Jesucristo. Asimismo, la idea del discípulo pescador tiene su paralelo en Egipto, donde los individuos representados pescando evocan al más allá. Estamos más cerca de la egipcios de lo que pensábamos.
—Egipto es una de las pocas civilizaciones donde las mujeres jugaron papeles clave, como Nefertiti, Cleopatra o Hatshepsut...
—Podían divorciarse, tener propiedades privadas.... Eran iguales que los hombres, lo cual se perdió con el cristianismo y el Islam. Pese a todo, no era tan idílico; de hecho gobernaban los hombres. Hatshepsut lo primero que hizo al subir al trono fue vestirse de hombre.
—¿Cuánto patrimonio egipcio hay por el mundo?
—Bastante, pero porque tiene mucho. Las colecciones en Europa y América son enormes. El museo que más tiene es el de Turín. En el siglo XIX es cuando empieza la egiptomanía, tras la expedición de Napoleón. Los primeros viajeros en el XIX, gente adinerada, visitan Egipto. Todo se podía comprar y vender. La ley de Patrimonio es del año 1983; y, hasta ese momento, se podía vender todo. El Museo del Cairo, hasta finales de los 70, tenía una tienda con piezas auténticas a la venta.
—¿Qué opina del cierre del Museo Bíblico y Oriental de León?
—No se promocionaba mucho, pero es cierto que León se había convertido en un referente de la cultura egipcia. Aunque tenía muchas piezas falsas.
—¿Tiene muchas piezas falsas?
—Sí. Yo se lo he dicho. Aún así es una pena que cerrara, porque incitaba a tener inquietud sobre Egipto, Asiria, Mesopotamia... Si lo llevan a la montaña quedará a desmano de todo. Pero es privado y pueden hacer lo que quieran.
—¿Aparte de usted, no ha habido egiptólogos leoneses?
—No que yo sepa.
—¿Y grandes coleccionistas?
—Tampoco me suena.
—¿Cómo está la arqueología en León?
—Como en otros sitios. En ocasiones es muy difícil sacar todos los proyectos. Se quiere conservar todo, pero no hay recursos. Falta una ley de mecenazgo para estos trabajos.
—¿No ha habido ningún hallazgo en 95 años que haga sombra a la tumba de Tutankamón?
—No. Ni por la repercusión que tuvo ni por lo que vino después. Las tumbas reales de Ur fueron un gran hallazgo, pero infinitamente menos conocido. En el caso de Tutankamón se mezcla el éxito del tesoro y cómo apareció, tras años de excavaciones. Cuando las iban a abandonar, Carter pide unos meses de plazo y encuentra la tumba, lo que hace pensar que ya sabía dónde estaba.
—¿Cuál ha sido el mayor hallazgo arqueológico en España?
—Tal vez el tesoro de Villena, en Alicante. Estaba en un escondite espectacular.
—¿Y en León?
—No es un tesoro, pero hay hallazgos que cambian la historia. En este sentido, creo que en León el mayor descubrimiento puede ser el de los Principia.
Lugar: Biblioteca de San Isidoro. Campus de Vegazana.
Hora: 19.00.
Entrada: libre.