Diario de León

NIÑO DE ELCHE CANTAUTOR

«El cuplé representa lo que se nos viene encima»

El cantautor Niño de Elche. MARTA PÉREZ

El cantautor Niño de Elche. MARTA PÉREZ

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VERÓNICA viñas | LEÓN

Niño de Elche desembarca mañana, a las 21.30 horas, en la Fundación Cerezales con su Antología del cante flamenco heterodoxo , un álbum donde despliega un estilo que le reafirma como exflamenco.

—¿Hay que ser valiente para ser un heterodoxo del flamenco?

—Hay que ser muy valiente para dedicarse a la música y no tanto para ser heterodoxo, porque para mí ser flamenco ya de por sí es ser heterodoxo.

—Mezcla zarzuela, Shostakovich, San Juan de la Cruz, dadaísmo, Lola Flores... ¿un cóctel explosivo, no?

—Puede resultar, pero explosivo no es tanto por el contenido del cóctel, sino dónde coloques el cóctel, por su contexto.

—¿Cómo ha sido recibido su nuevo disco, ‘Antología del cante flamenco heterodoxo’?

—Yo estoy muy contento. Los conciertos se están llenando. Para ser un proyecto tan ambicioso, creo que está yendo mejor de lo que esperaba.

—¿Tiene algún método para componer?

—No tengo métodos establecidos, depende de lo que quiera contar. En este caso, quería trabajar con materiales experimentales del flamenco, con la dirección artística de Pedro G. Romero. Llegamos a la conclusión de hacer una antología y llamarla heterodoxa.

—Se ha proclamado exflamenco, ¿cómo define su estilo?

—Exflamenco no es sólo por mi estilo musical, que no sé si tengo un estilo musical —yo creo que no—, es más un no posicionamiento sobre qué es eso de ser flamenco.

—¿Y qué es ser flamenco?

—Sé lo que es no ser flamenco. Aquí la negación viene para ese flamenco que nos cuentan qué es, con el cual yo tengo muchos interrogantes.

—La duda siempre es más inteligente...

—Y más emocionante, sobre todo.

—¿Es un disidente de la música o sólo de la política?

—No separaría política y música.

—¿Qué música le pondría al momento actual?

—Es difícil elegir, porque los acontecimientos van cambiando. Le pondría los cuplés de los años 20 y 30.

—¿Le desagradan?

—No, a mí me gustan mucho los cuplés que son muy irónicos, sarcásticos, pero también muy españoles, pero no son flamencos ni andaluces. Representan muy bien lo que se nos viene encima y lo que llevamos acarreado.

—Se ha atrevido, como Marta Sánchez, a poner letra al himno...

—Fue un ejercicio crítico y sarcástico de lo que supone un himno y de lo que supone una letra. John Cage decía que el sonido no tiene significado, pero nosotros le damos todo el significado del mundo. Yo he trabajado cambiar de contenido los temas o, simplemente, cuando lo cambias de contexto ese tema dice otra cosa. El himno de España no es igual cantado por mí que por Marta Sánchez; aún con la misma letra, tiene otras lecturas.

—¿Está en las antípodas de Miguel Poveda?

—No sé si en las antípodas en el sentido estético, filosófico, conceptual... Muy cercanos no estamos; pero tan lejos, tampoco.

—¿Es usted el flamenco de los modernos?

—Hay gente que opina eso, pero lógicamente es porque no viene a los conciertos. Para mí, los modernos en el flamenco son los que defienden la ortodoxia. Por lo tanto, no me siento reflejado. El público al que le gusta mi música no es moderno como tal precisamente. Creo que hay otras expresiones dentro del flamenco que son más cercanas a lo moderno que lo que yo hago, que está influenciado por las vanguardias clásicas, por el ruidismo, por la poesía fonética... a eso llamarle moderno creo que es un poco atrevido por nuestra parte.

—¿En Cerezales va a interpretar temas de ‘Antología del cante flamenco heterodoxo’?

— Voy con un dúo. Dentro de ese formato haremos algún tema del disco haremos, pero también de otros discos o de otras colaboraciones que hemos hecho.

—Es usted un hombre crítico, empezando por sí mismo, ¿los políticos deberían copiarle?

—He ido aprendido que el pensamiento crítico y la autocrítica es lo mejor que nos puede pasar. Es una de las cosas que propone el arte. En la política falta muchísimo; no tanto por las personas que la conforman, que también, sino porque crean unas estructuras que hacen difícil hacer autocrítica públicamente. Ayer leía una conferencia del filósofo Gustavo Bueno muy interesante sobre la mentira política y también sobre la necesidad de la mentira política, paradójicamente.

—¿Qué música se le resiste?

—El fado y el jazz.

—Además de exflamenco es antitaurino, ¿va haciendo amigos por la vida?

—Creo que la tauromaquia debe desaparecer. Luego el debate está en qué herramientas utilizar para ello. El gran paso es eliminar toda subvención pública y eliminarle ese título de alta cultura española. Quitando eso, la tauromaquia se moriría sola.

—¿Cultura subvencionada o no?

—Es necesaria la cultura subvencionada, pública y privada, para que según qué propuestas puedan sobrevivir. Si las propuestas culturales dependieran solo de lo que generan económicamente, la mayoría de artistas no podría sobrevivir. También hay un montón de grietas por las que se despilfarra dinero. Es el debate eterno de qué entendemos por cultura. Yo que no soy un gran creyente en el pueblo, dejarlo a la conciencia ciudadana, creo que correría grave peligro, porque hay prácticas artísticas que no entrarían en el imaginario de la mayoría.

—¿Y en qué cree?

—En el ser humano; no en el pueblo como masa de progreso. Sí creo en pequeños colectivos, en el individuo y en la libertad. Y tengo una creencia, no sé si en dios o no, pero más allá de lo terrenal.

—Ha dicho que sería de izquierdas si la izquierda existiera...

—Sí. Y seguramente sería de derechas si la derecha existiera.

—No se moja.

—España vive en esa paradoja. Vivimos en un Estado más o menos viable en el sentido social, pero se pierden los espacios críticos y de tensión social que hacen que se generen cosas interesantes. Lo políticamente correcto elimina muchas posiciones radicales, que son positivas para que la sociedad se ilustre.

—¿Los casos Fariña y Valtónyc ejemplifican cómo está la liberta de expresión en este país?

—La creatividad se sigue dando a alto nivel. No hay tanta libertad de expresión como desearía. Vivimos en esa corrección.

—¿Le han vetado alguna vez?

—Sí me vetó de una forma muy elegante la Universidad de Andalucía en unos encuentros que hacen en verano.

—¿El público del norte es menos sensible al flamenco?

—Hay distinta sensibilidad, pero no tanto por la cuestión geográfica sino por la cultural que tienen estos territorios.

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