Diario de León

LA ENTREVISTA

«Una manera de ser realista es tener los pies en la historia»

JOSÉ MARÍA PÉREZ ‘PERIDIS’ / ARQUITECTO Y ESCRITOR

El polifacético escritor y arquitecto José María Pérez ‘Peridis’. JESÚS F. SALVADORES

El polifacético escritor y arquitecto José María Pérez ‘Peridis’. JESÚS F. SALVADORES

León

Creado:

Actualizado:

Con ‘La reina sin reino’, dedicada a Berenguela y su hijo Fernando El Santo, el polifacético arquitecto y dibujante José María Pérez ‘Peridis’ se corta la coleta del género histórico, pero no de la literatura. Hoy presenta la novela en el Teatro San Francisco, acompañado por Pedro García Trapiello, apenado porque el Emperador, para el que diseñó un proyecto de rehabilitación, siga cerrado.

Lugar: Teatro San Francisco / Hora: 20.00

—¿Qué tiene de especial la reina Berenguela para dedicarle una novela?

—Era la continuación de las novelas anteriores —aunque se lee independiente—, porque realmente es el final de la Reconquista y la reunificación de los reinos de León y Castilla. Cuando empecé la novela estaba en pleno auge el ‘procés’, así que quería saber cuáles son las consecuencias de la unión de los reinos y de la separación. La consecuencia es que el reino de León y el de Castilla unidos se constituyen como uno de los principales de Europa, por matrimonios, por territorio y por conquistas, y son capaces, esta pareja madre-hijo, de conquistar Córdoba, Sevilla y prácticamente acabar la Reconquista.

—Berenguela en León no está muy bien considerada.

—Es una gran reina y es la que consigue que Fernando el Santo sea el rey de León.

—Pero a León nunca le gustó la reunificación de los reinos...

—¿Es mala la reunificación? ¿Ha dado malos frutos históricos? Las cosas hay que mirarlas con perspectiva. Si Castilla y León no se hubieran unido, nunca se habrían conquistado Córdoba y Sevilla y, probablemente, España estaría partida por la mitad.

—¿Tiene el corazón partido entre las reinas Leonor y Berenguela?

—En cada episodio quiero a una. En ese sentido, soy polígamo. Berenguela es reina auténtica y tiene un papel muy superior, porque el territorio que tienen que atender con la Reconquista es enorme: Galicia, el Reino de León, Castilla y lo que se conquista de Andalucía, que en ese momento son 100.000 kilómetros, la quinta parte de España. Es un momento extraordinario. También empieza la Catedral de León. Es la época del románico al gótico y del máximo apogeo de los trovadores. De ahí sale Alfonso X el Sabio. Depende de cómo se mire la historia.

—¿Y usted cómo la mira?

—Con cariño y con distancia. Además, como un espejo en el que nos tenemos que mirar para ver cómo es nuestra historia actual. Todo lo que nos pasa ahora viene de aquellos tiempos. Todo lo que ocurre viene de aquellos matrimonios, de aquella arquitectura... Esa época es cuando éramos niños y nos convertimos en jovenzuelos, porque pasamos de los brazos de nuestra madre, que es el románico, a saber levantar catedrales.

—¿Es monárquico?

—Soy realista. Hay una diferencia muy grande entre ser realista y monárquico. Ser realista es tener los pies en la realidad. Y una manera de ser realista es tener los pies en la historia.

—¿Le ha costado mucho documentarse para sus novelas históricas?

—Documentarse es una gozada, porque te obliga a leer libros de actores extraordinarios y documentarse da muchas pistas. Hay veces que estás atascado y necesitas documentar un acontecimiento, ir a las fuentes. En ese momento, encuentras otro hilo y la novela coge brío.

—¿Tiene pensado ya el próximo libro?

—Estoy en ello.

—¿También novela histórica?

—No. Me corto la coleta de la novela histórica. Con la novela histórica tienes que utilizar un lenguaje muy diplomático, porque los obispos, los reyes y los nobles, en general, hablan con un lenguaje alambicado y ceremonioso. Y a mí me gusta más el lenguaje coloquial.

—Se dedica a dibujar viñetas, escribir novelas, a la Fundación Santa María la Real, es arquitecto... ¿De dónde saca tanto tiempo?

—De la Fundación ya no soy ni presidente ni patrono, porque ya cumplí mi ciclo. Sigo con la tira de El País, escribo novelas, estoy en la radio y en la serie de televisión Aquí la Tierra y estoy acabando la Enciclopedia del Románico y empujando, en menor medida, en las lanzaderas de empleo que puse en marcha hace cinco años. El tiempo es de goma y se estira. Soy un trapero del tiempo. Aprovecho los ratos que tengo. Y tengo muy buenos colaboradores y una buena editorial que es Espasa. Yo me dejo ayudar.

—¿Le molesta que se compare su novela con ‘Juego de Tronos’?

—No, aunque es un juego de tronos más apegado a la realidad del medievo y de nuestra tierra. Yo paso por Sahagún, entro en San Isidoro y me voy con los reyes hasta Santiago y veo al maestro Mateo... En estas tres novelas hay un juego de tronos, porque están en juego el trono de León, el de Castilla, el de Córdoba y el de Sevilla. Es historia y supera a la novela. En la novela lo único que faltan son los dragones. Pero hay un factor determinante en la Edad Media, que son las ciudades y las catedrales. Están la historia del arte y la historia de nuestra vida.

—¿Cuál es su monumento favorito de esa época?

—Las catedrales y, en la medida en que está viva, la mezquita de Córdoba. También San Isidoro y el pórtico de la Gloria, Aguilar de Campoo y Frómista, donde creo que está encerrada toda la historia del arte.

—¿Qué es lo que más le sorprendió del personaje de Berenguela?

—Me ha fascinado de ella que fuera capaz de correinar con un hijo. Sentarse él en el trono, pero ella a su lado. Le puso tres condiciones: no puedes hacer la guerra sin mi consentimiento; no puedes subir los impuestos ni modificarlos sin mi consentimiento; y no puedes hacer donaciones de cosas que pertenezcan al reino sin mi consentimiento. A él le dejó libertad para hacer la guerra y ella se quedó en la retaguardia para gobernar el reino.

—¿Necesita un teatro para presentar la novela?

—Me han metido en un teatro. Lo malo es llenarlo y que la función no termine con el conferenciante en el río, sino firmando muchos libros.

—¿A la gente le interesa la historia tan lejana?

—La historia nunca está lejana. Ahora mismo está entrando gente en la Catedral de León, San Isidoro es nuestra Capilla Sixtina del románico y hay tortas por ver el Pórtico de la Gloria en Santiago. Ni es oscura aquella época ni aquella época es lejana.

—¿Y qué tal es el nivel de conocimiento que hay de la historia?

—Tenemos poco conocimiento de nuestra historia y, por eso, estamos condenados a repetirla. No hemos contado bien la historia reciente. En lo que me toca, he contado las catedrales, he contado el románico y ahora he encontrado aquella época y me lo he pasado muy bien contándola. La televisión es un medio extraordinario. Isabel ha sido una serie extraordinaria. Me da mucha envidia. ¡Ya me gustaría que hubiera una serie sobre Berenguela¡ A lo mejor, le cogíais más cariño en León.

—La historia que han estudiado muchas generaciones en este país ha tergiversado y ninguneado a la monarquía leonesa.

—Esa es una carencia perfectamente subsanable, porque la monarquía leonesa es la legítima heredera de los visigodos, qué duda cabe. Viene directamente de los reyes asturianos. Ocurre que el eje de España pasa por Toledo, Córdoba y Sevilla en ese tiempo. Luego hay otro eje, con el que forman la cruz, que es el del Camino de Santiago. Los dos ejes vertebran España. La historia discurrió de tal manera que fueron reyes de Castilla y León, aunque luego se llaman reyes de Castilla, pero ellos firmaban como reyes de León, de Castilla, de Baeza... según iban conquistando reinos.

tracking