Diario de León

una joya de hace 500 años

Un ‘puzle’ del XVI a orillas del Esla

En las tablas. del retablo de Villacelama no se veía prácticamente nada y se habían desordenado del todo. Ahora, una ardua intervención elimina suciedad y repintes y saca a la luz una joya de hace casi 500 años. .

La restauradora Marta Eva Castellanos comprueba el estado de una tabla, en gran parte ya recuperada, y que exhibe su policromía original.

La restauradora Marta Eva Castellanos comprueba el estado de una tabla, en gran parte ya recuperada, y que exhibe su policromía original.

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e. gancedo | león
León

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La Piedad antes que la Anunciación, la Visitación después del Nacimiento... la vida de la Virgen María, que es el tema central del espléndido retablo de Villacelama, a orillas del Esla, era un auténtico puzle o, mejor dicho, una sucesión de escenas que no guardaban coherencia con el relato original. Por tanto, imposible de ‘leer’, de encontrar un mensaje en él, y la lectura, la enseñanza religiosa, constituían el principal objetivo de estas magnas obras de arte donde se conjuga talla, pintura y arquitectura y que tan magníficos exponentes tiene en León, sobre todo el área de la tierra llana.

Y las tablas se encontraban así, desordenadas, a causa de una infausta intervención sufrida por el retablo en el pasado —aunque de momento imposible saber cuándo ni por qué, ante la ausencia de testimonios escritos u orales—. La mezcolanza, unido a su delicado estado de conservación, movieron a la parroquia y al Obispado a emprender su restauración, que comenzó a finales del año pasado desmontando las tablas para trasladarlas al Centro de Restauración del Patrimonio de la diócesis legionense, donde ahora se someten a la paciente, exhaustiva labor de sus profesionales.

Estado en el que se encontraban las tablas antes de su restauración, y vista general del retablo . DL

La restauradora Marta Eva Castellanos devuelve el color a las borrosas escenas y explica que las piezas se encontraban «en un estado terrible». «La calle principal del retablo cuenta con relieves atribuidos al maestro Bautista Vázquez —cuenta— y, en las laterales, tablas policromadas» que en su día se modificaron, se cambiaron de orden y hasta se serraron ligeramente. «Hay dos tipos de tablas, ambas del XVI pero distanciadas en el tiempo dentro de ese siglo; tenemos unas donde se aprecian rasgos tardogóticos, y otras que no tienen nada que ver», detalla Castellanos, y muestras las diferencias de estilo, elocuentes a simple vista.

«Estamos, por tanto, ante daños sobre todo antrópicos, es decir, causados por el hombre», dice, pero añade que las piezas se han limpiado, introducido en la cámara de desinsectación, dejado reposar y que , en estos momentos, se está procediendo a eliminar repintados y a recuperar —poco a poco— los pigmentos originales.

Además de las ya citadas modificaciones, «también se quitaron los travesaños con los que contaban cada una de las tablas, para fijarlas directamente a la pared con unas puntas muy largas», actuación enigmática con la que se «eliminó el sentido» del retablo entero, como asevera la experta. Travesaños e injertos de madera que ahora se han instalado, de nuevo, según el sistema originario y en una intensa labor de carpintería. «Lo que estamos haciendo es dotar de solidez estructural a todo el retablo», comenta.

Ocho tablas en total que, a medida que van siendo despojadas de su capa de polvo, repintes y tiempo acumulado —que les había otorgado un aspecto sombrío, opaco del todo— resurgen con sus colores originales, algunos de sorprendente viveza. Pero Marta Eva Castellanos no tiene palabras de crítica para quienes repintaron o, como es el caso, colocaron también una especie de listas de papel pintado a modo de grecas protectoras. «En este caso, por ejemplo, eso hizo que las tablas pudieran llegar hasta nosotros». «Cuando, en el pasado, alguien veía que una talla o escena estaba en mal estado, con toda su buena voluntad podía darle una capa de pintura que no tiene nada que ver con la obra original y que es de menor calidad, pero eso sin duda es mejor que la otra alternativa, deshacerse de la pieza por su mal estado», explicó.

Castellanos calcula que en primavera podrán volver a montar las tablas y rehacer todo el retablo con la intervención, también, en la calle central, para que este sea por fin «discernible» y forme conjunto con el «magnífico sagrario», ya restaurado.

Una vez culminada la intervención —unos 28.000 euros que paga Diputación y Obispado y junta vecinal—, el retablo habrá corrido la misma suerte que el de Villanueva de las Manzanas, pueblo inmediato y ayuntamiento al que pertenece Villacelama, que también ha sido restaurado y del cual tan solo queda por recuperar la predela (parte inferior). El de Villanueva está asimismo datado en el siglo XVI y, como conjunto, es más monumental que el de Villacelama, aunque alguna de las tablas de éste podrían ser más antiguas. «La técnica es la misma y en el fondo son parecidos —indica la restauradora—. De aquella época datan gran cantidad de retablos de la zona y la construcción de muchas de sus iglesias».

Y sintetiza Castellanos su labor: «Lo que hacemos, en el fondo, es dejar hablar al retablo...».

Pieza restaurada por completo. El retablo consta, en total, de ocho tablas . RAMIRO.

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