Diario de León

DE LA ABOGACÍA A LA LITERATURA

«Lo que siento es que se escribe porque sólo con existir no basta»

León

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La poesía pasaba por su vida como una ventana que daba al otro lado. Al otro lado del Derecho, en la Universidad de León, por ejemplo, en la vida de todos de una ciudad tirando a normal. Pero había una llama poética en Beatriz García que no se apagaba sino que acumulaba versos. Lo normal hubiera sido que los años hubieran soplado las velas de la creatividad, pero el sueño se hizo libro y aparece una mujer poeta con Huida de mi . Hechos consumados que evitan el por qué, porque no hace falta, de este Huida de mi , con ilustraciones de Ana Prieto, otra leonesa procedente de lo jurídico, y que entran así en un circuito como es el de la poesía y la publicación independiente, y en donde León tiene mucho que decir junto a otros autores embarcados en el bendito empeño de apostar por la cultura que no se mueve a golpe de direcciones generales. Van por libre y por eso lo que hacen suena a libertad. En ella se puede leer que «Duerme la tarde en tus ojeras,/y constelaciones mudan anuncian,/que antes de ser un principio/era un absoluto final».

Mucho de esto se oye también ahora, por ejemplo, el próximo 4 de octubre, en Gijón (patio de La Favorita); o el 7 de noviembre, en la programación cultural de otoño de la Casa de Asturias de León, junto a Víctor M. Díez, creador indispensable, y el músico Fernando Ballarín. O también con fecha próxima en Madrid. Y así, resulta que este huir de Beatriz García es el que ahora le lleva al encuentro con todos los demás, como lugares no visitados.  

—Como a cualquiera que crea historias, componga música o lo que sea... ¿por qué escribe?  

—Escribo por necesidad vital, para mí es algo terapéutico y me hace sentir libre. Alguien que no recuerdo, dijo alguna vez: se escribe porque con existir no basta. Y eso es exactamente lo que siento.  

—Cuando escribe poesía, ¿se salva o se remata?  

—A veces me salva, la mayoría de las veces. En otras ocasiones me remata porque no resulta fácil desnudar tu alma y escribir sobre las pérdidas y reconciliarte con el pasado, la soledad, la desilusión, la obsesión por el paso del tiempo, el amor, la añoranza de momentos felices, el inconformismo…  

—¿Con este libro quería hacer que el lector sintiera o que solo disfrutara de su poesía?  

—Creo que una cosa no quita la otra. Cuando leo poesía que me gusta, disfruto con ella, y eso es porque me emociona.  

—Pepe Hierro, Gamoneda, Ángel González, hasta Julio Llamazares con un solo libro, un par de Paneros... La poesía es un territorio, dicen, en cuanto a lectores, femenino, pero aparece dominado (plagado) de hombres. Digamos nombres de mujeres poetas. ¿Tiene algunas de cabecera?  

—Los sentimientos no tienen género, aunque es cierto que en poesía los más visibles siempre han sido los hombres. Para mí Alejandra Pizarnik, Ida Vitale y Alfonsina Storni son, entre otras, algunas de mis poetas favoritas.  

—Algunos poemas suyos son también un microrrelato... ¿Qué es más interesante contar un sentimiento o una experiencia?  

—La experiencia y el sentimiento desde mi punto de vista van muy unidos. Mis poemas son reflejo de mi vida, autobiográficos, pero siempre escribo también pensando que puedan servir para algo o para alguien.  

—Llega ahora al mundo literario. Puede que sea mejor conocerlo después de muchas experiencias vitales. Usted es abogada, madre de dos hijos, conoce otros trabajos. ¿Ese bagaje no cree que es hasta bueno para no caer en narcisismos artísticos?  

—Bueno, a mí me llegó el momento ahora de trasladar mi creación. Es cierto que a medida que el tiempo pasa, con más experiencia de vida, puedes tal vez contar o transmitir de otra manera. No es lo mismo tener 20 años que pasar de los 50. A veces tengo la sensación de que el libro no lo he escrito yo, y esa sensación es buena porque te aleja y te permite verlo con cierta perspectiva.  

—¿Ha descubierto cosas curiosas de este negocio tratando con los diferentes actores, libreros, editores, lectores...?  

—Tengo que decir que me acerqué al mundo editorial clásico y después de descubrir su funcionamiento me decanté por la autoedición. Eso sí, con muchísima ayuda de grandes profesionales del mundo editorial. Descubrir el proceso de elaboración de un libro ha sido una experiencia tremendamente enriquecedora. He contado con las maravillosas ilustraciones en la cubierta y las guardas de Ana Prieto, amiga y una gran artista.  

—Si Like a Rolling Stone de Dylan sería la mejor canción, ¿existiría el mejor poema?  

—Para mi existen muchísimas voces que me han hecho vibrar. Cesar Vallejo, poeta de versos deslumbrantes. La comprometida entrega a la palabra de Alexandra Pizarnik. Claudio Rodriguez, Cavafis, Valente, Gil de Biedma, la audacia de Alfonsina Storni, el gran Ángel González..., entre otras y otros muchos a los que solo puedo agradecer todo lo me han dado.  

—¿Cuándo recuerda haber escrito su primer poema?  

—Mi primera inmersión en el mundo poético fue hace muchos años ya. Escribí un conjunto de palabras sin aparente conexión entre ellas, pero con un gran significado.  

—¿Tuvo experiencia así en plan El club de los poetas muertos? ¿Quién ha sido su guía?  

—Pues no exactamente así, pero sí puedo decir que cuando era adolescente mi casa estaba rodeada de cultura, de libros y de música. Eso se lo tengo que agradecer siempre a mi hermana María Jesús y a mi cuñado Ángel.

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