Alto secreto de la Legión Cóndor
El avión de la Legión Cóndor que se estrelló en la calle de la Rúa y los nazis silenciaron
La Legión Cóndor impuso la ley del silencio. Todo era secreto de guerra. En León probaban el arma aérea alemana. En una contienda de verdad. Un joven piloto alemán perfeccionaba una acrobacia aérea con el gallo de San Isidoro. Se estrelló con su avión sobre la calle de la Rúa. En el accidente murieron además dos niñas. Hace hoy 82 años
El estruendo debió escucharse en toda la ciudad. Eran las 12 de la mañana y la explosión sonó como una bomba. Las sirenas de los bomberos se mezclaron con los gritos de los vecinos. Ellos llegaron primero, luego la chiquillería de la ciudad. Los que aún podían ir a la escuela estaban de vacaciones. Era el 23 de diciembre de 1937. Había guerra.
Enseguida se desplegó un cordón de seguridad. Lo hicieron los guardias municipales. Luego llegó personal sanitario, militares y las fuerzas de la Legión Cóndor. Empezaba el silencio.
Parte oficial del accidente de Anton Kurz en la calle Ancha.
Dicen que la primera víctima de un conflicto bélico es la verdad. La segunda, la información. En mitad de la calle de la Rúa, aquel día frío de invierno, víspera de Nochebuena, hace hoy 82 años, había tres víctimas más y varios heridos.
El avión vino cabeceando desde el centro de la ciudad, con la panza rozando los edificios, hasta que se estrelló contra el número 38 de la calle de la Rúa, que hoy ocupa un edificio con un pasadizo con la numeración 28-30. A María del Pilar Álvarez Fernández, de 6 años, y a su prima carnal María Dorlisa Álvarez González, de 13, no les dio tiempo a ponerse a salvo. Estaban jugando en la galería de la casa cuando el avión de la Legión Cóndor chocó contra la vivienda. Murieron en el acto. La madre de una de las niñas, María Fernández, dos chicas y un joven fueron atendidos allí mismo por los médicos.
Al impacto siguió un incendio. La casa se mantuvo en pie pese a todo. Un boquete inmenso en el tejado y el avión empotrado en la segunda planta. A la vista de todos. Y, sin embargo, todo se silenció.
La base aérea de La Virgen del Camino convertida en el centro de operaciones de la Legión Cóndor. ARCHIVO HISTÓRICO DEL DIARIO DE León | FONDOS de LA BASE AÉREA DE LA VIRGEN DEL CAMINO
LA DECISIÓN DE UN DESPACHO
Anton Kurz tenía 22 años. Los acababa de cumplir. Había nacido en Röhlingen (Alemania) en 1915. Una ciudad que en abril de 1945 vio pasar las hileras de prisioneros judíos rumbo a los campos de concentración en la Marcha de la Muerte.
Piloto de la Luftwaffe, literalmente arma aérea , la fuerza aérea de la Alemania nazi, había llegado un mes antes de su muerte, en noviembre de 1937, a León, destinado a la base de La Virgen del Camino, el bastión de la Legión Cóndor en España.
La decisión de convertir las instalaciones leonesas en el centro principal de operaciones de la aviación de guerra alemana la había tomado en abril de 1937 el general major Hugo Sperri, el jefe supremo de la Luftwaffe en España, una experiencia que le valdría para convertirse en uno de los mandos de la fuerza aérea nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Así fue cómo el sargento Anton Kurz acabó en León. Formaba parte de la Kampfgruppe 88, la K/88, con el emblema Pik As (as de picas), un grupo de bombarderos con cuatro escuadrones de Junkers Ju-52. En total, 48 aviones. Su misión, por encargo del III Reich, era probar el arma aérea alemana en una guerra convencional y perfeccionarla. España era su banco de pruebas y León, su pista de despegue.
El sargento Kurz levantó vuelo de La Virgen del Camino y sobrevoló León. No regresó a la base aérea. A las 12 de la mañana del 23 de diciembre de 1937 se estrelló con su bombardero en la calle de la Rúa.
Salus López Contreras en la calle de la Rúa, muy cerca del lugar donde se estrelló el avión de la Legión Cóndor que pilotaba Anton Kurz. El aparato impactó contra la casa que había en el lugar que hoy ocupa el número 28-30 y que tiene una especie de pasadizo. MARCIANO PÉREZ
Para los pocos testigos que siguen vivos y con memoria en la ciudad, el avión venía desde la plaza de Santo Domingo, donde se contaba que había chocado contra la antena de Radio León, instalada en la Casa Roldán. No consta sin embargo en los archivos que se produjera ningún corte en la emisión (la radio empezaba a las 8 de la mañana, con música, y cerraba la programación a las 23,45 horas). En sus diarios, Enrique González Luaces (Lugo 1885-León 1953), el médico, político, presidente del Colegio de Médicos de León, alcalde de la ciudad y presidente de la Diputación durante la II República, —recogidos en el libro Da miedo el futuro. Julio de 1936-2 de agosto de 1938 , en el que Wenceslao Álvarez Oblanca y Víctor del Reguero compilaron los escritos—, dejó contado que el motor «había reventado en el aire».
‘HACIENDO EL GALLO’ CON EL GALLO
Fuentes militares sostienen sin embargo que el piloto estaba haciendo una acrobacia aérea con el gallo de la torre de San Isidoro, a mitad de camino entre apuesta y entrenamiento. Una tesis que cobra cada vez más fuerza, porque al margen de La guerra como aventura , el libro de Stefanie Schüler-Springorum sobre la intervención crucial de la Legión Cóndor en la victoria de Franco, la destreza aérea marca la diferencia entre la vida y la muerte en un combate en el cielo.
En León, la Legión Cóndor —que ofreció a Franco de forma secreta el apoyo para sus tropas terrestres pero que usó el conflicto bélico español para probar sus armas— buscaba un avión con un giro más rápido. Quizá eso es lo que practicaba Anton Kurz con el gallo de San Isidoro.
La torre de San Isidoro, coronada con el gallo. JESÚS F. SALVADORES
El gallo de San Isidoro, en lo lato de la torre. FERNANDO OTERO PERANDONES
La Legión Condor impuso el silencio total sobre el accidente. No se ha encontrado constancia oficial del destino final de los restos mortales de Anton Kurz. Las causas del accidente nunca trascendieron. El avión quedó desperdigado en 200 metros a la redonda. Los alemanes dificultaron incluso la instrucción oficial.
Se conserva el parte oficial que el comandante jefe de día remite al gobernador militar informando del accidente y las diligencias previas instruidas por el coronel de Caballería retirado Luis Salas Caballero por orden del Juzgado Militar número 4 que, según consta en el libro León: de la guerra impuesta a la paz obligatoria de los autores Víctor del Reguero y Wenceslao Álvarez Oblanca que edita el Diario de León, tuvo problemas incluso para que le enviaran el atestado con el informe técnico que había elaborado la Región Aérea del Norte, de la que dependía León.
La Casa Roldán, en la plaza de Santo Domingo. DL
La Casa Roldán, en la plaza de Santo Domingo. MARCIANO PÉREZ
La casa Roldán, en Santo Domingo, en una fotografía tomada por el mítico fotógrafo Pepe Gracia. PEPE GRACIA
El accidente lo recuerda Salus López Contreras, expresidente del Colegio de Médicos de León. Ha sido, después del historiador Javier Tomé, quien ha rastreado este suceso mortal, sobre el que se impuso la censura.
La primera mención sobre el accidente la hace Javier Tomé en el libro El Siglo de León, todos los pueblos y sus gentes , publicado por el Diario de León en 2002 coordinado editorialmente por Susana Vergara Pedreira. «[...] Con respecto a la capital, y a pesar de las continuas restricciones económicas, la vida recobró una tranquilidad triste y sórdida, tan solo alterada por sucesos como el del avión de la Legión Cóndor que se estrelló en plena calle de la Rúa. [...]». Luego, durante una ruta turística histórica por la ciudad, en la que Tomé hace referencia sobre la muerte del aviador alemán en la Rúa y en la que advierte de que el hecho no estaba documentado, López Contreras recuerda que había acudido de niño con sus amigos hasta la Plaza de las Palomas -la plaza de San Marcelo- en busca de los restos del ala del avión siniestrado.
Fue así como comenzó una investigación que le llevó dos años y en la que recopiló el testimonio de varios testigos, entre ellos el de una de las descendientes del farmacéutico Arienza, que tenía botica y laboratorio en la calle de la Rúa, casi enfrente de la casa sobre la que se precipitó el avión y una de las primeras personas que acudió a socorrer a las víctimas después de ordenar a su familia que entrara inmediatamente en casa. El testimonio es vital para recomponer el accidente censurado. López Contreras dio también con el nombre y la tumba de las niñas fallecidas. La investigación inicial de este accidente es suya.
La Legión Cóndor desfila a las 12 de la mañana por delnate del reloj de Santo Domingo el día de su despedida de León, el 22 de mayo de 1939. ARCHIVO HISTÓRICO DEL DIARIO DE León | FONDOS DE LA BASE AÉREA
Anton Kurz figura en las listas oficiales alemanas de bajas de la Legión Cóndor en España entre 1936 y 1939: Uffz (abreviatura de sargento en alemán). Kurz, Anton. 19.09.1915 Röhlingen/23.12.1937 León. K/88. Flugzeugabsturz, Unfal (Accidente de avión). También está en el Archivo Histórico del Ejército del Aire, el AHEA, con sede en Villaviciosa de Odón, uno de los ocho archivos nacionales del Sistema de la Defensa, que custodia miles de documentos en sus siete mil metros lineales de estanterías.
A Kurz lo menciona además el teniente Eckehart Priebe, oficial técnico con el nuevo 4.J/88, en un testimonio recogido por Robert Forsyth en su libro Aces of the Legion Condor . «En León recibimos uniformes españoles, juntamos nuestros Heinkels y salimos a las montañas de Guadalajara para otro de esos ‘asaltos finales a Madrid’ que nunca tuvieron lugar. En cambio, en la víspera de Navidad de 1937, tuvimos que apresurarnos a un campo llamado Calamocha, al sur de Zaragoza, para ayudar a la asediada guarnición de la ciudad de Teruel, que los rojos habían rodeado en una sorpresiva ofensiva. […] El 23 de diciembre, en un esfuerzo por apoyar a las fuerzas de Franco, el J/88 se trasladó a Calamocha para estar más cerca de la acción. Ese día, el sargento Anton Kurz se perdió cuando su caza se estrelló y Wolfgang Schellman asumió el mando del 1.J/88 en lugar de Harro Harder», narra Priebe.
Tumba de las niñas Dorlisa y Pilar en el patio de Nuestra Señora del Camino del cementerio de León. Las dos primas fueron las víctimas civiles del accidente del avión de la Legión Cóndor en la calle de la Rúa, silenciado por los nazis. Estaban jugando en la casa contra la que se estrelló Anto Kurz con su avión. RAMIRO
CINCO MIL PESETAS DE LA ÉPOCA
Consta en el peritaje hecho por los arquitectos Juan Crisóstomo Torbado e Isidoro Sáinz-Ezquerra que los daños materiales en la casa de la calle de la Rúa, propiedad de José Hurtado Merino y alquilada a varias familias, fue de 5.657,75 pesetas, según consta en el libro León: de la guerra impuesta a la paz obligatoria , de Víctor del Reguero y Wenceslao Álvarez Oblanca.
El alférez médico Luis Mazo Burón, director del Hospital Militar número 2 de León, practicó la autopsia a las niñas Pilar y Dorlisa. En el libro de registros de enterramientos figura como causa de la muerte parada cardíaca. Las dos fueron enterradas en la misma tumba familiar del cementerio de León, en el patio Nuestra Señor del Camino. De Anton Kurz no se supo más.
Los nazis impusieron la ley del silencio. El avión de la Legión Cóndor estrellado en pleno centro de León quedó 82 años en el olvido. Nadie sabe qué estaba haciendo el piloto alemán. Anton Kurz se llevó su secreto a la tumba.