Khaled trae a León su música rai

Su música, como su vida, es pura provocación. Porque este argelino nacido hace 42 años en un suburbio de Orán, es ahora objetivo de los fundamentalistas. Y es que su historia es cualquier cosa menos convencional. Encontró su vocación viendo películas de Elvis Presly y del rey del rock europeo, el francés Johnny Halliday. Siendo apenas un niño empezó a demostrar sus cualidades artísticas cantando en bodas, hasta que con sólo dieciséis años grabó su primer disco Trig Lycée, donde hablaba de chicas provocativas, tipos duros y relaciones sexuales inquietantes; algo absolutamente revolucionario en una sociedad absolutamente cerrada como la argelina. Pero el cantante parecía dispuesto a romper todo tipo de barreras y prohibiciones. Es así como se inició la carrera de Cheb -chico- Khaled, cabeza visible de la música rai, que en los últimos años ha prescindido de su primer nombre para ser, simplemente, Khaled. En 1986 se instaló en París, donde su música fue una auténtica revelación. Algunas de sus canciones, en cassettes poco menos que caseros, habían llegado a Francia precediento la llegada del artista, que fue acogido con los brazos abiertos en los ambientes de vanguardia. Serían años en los que el joven inmigrante da la espalda, definitivamente, al Islam más intolerente. Desde entonces, su carrera ha sido imparable. Grabó en 1990 su primer álbum europeo, Kutché, donde experimenta una suerte de mestizaje entre músicas de jazz y pop. Y, un año después, su primer gran éxito, Didi, donde ya se anuncia su estilo rai, que el elevará definitivamente a la categoría de género. Más tarde llegarían N''ssi, N''ssi y Shara, donde rastrea y recupera sonidos de su Argelia natal, pero con sonidos reggae (fruto de un viaje a Jamica en el que conoce a los Waileres, el mítico grupo de Bob Marley), funk, flamenco, rap y cantos de la Europa del Este. Shara, nombre de su hija o del profundo desierto africano, juega con las músicas al igual que con las palabras. Sin duda, es el álbum más exótico de todo el repertorio de Khaled. Toda una labor de alquimia musical o un viaje por los sonidos de medio planeta. Su cuarto álbum, Kenza -nombre de su hija pequeña-, incluye un dúo con la israelí Noa del conocido tema de John Lennon Imagine. Su último trabajo, YaTaleb, es un álbum más sosegado, donde Khaled realiza un ejercicio de síntesis, resumen de sus incursiones en músicas de todo el mundo. Si ningún chico de su procedencia y edad ha llegado tan lejos como él, Khaled es, además, un mago haciendo cócteles, mezclando músicas de diferentes orígenes y procedencias, con la más variada gama de instrumentos, de los sinfónicos tradicionales a otros autóctonos de lugares tan variados como India, Egipto, Argelia... Khaled se permite pequeños «sacrilegios» y toda clase de licencias, para mostrar una suerte de globalización musical, fruto de la diversidad. El concierto. Plaza de Toros. Hora: 23.00. Apertura de las puertas: 21.30. Venta de entradas: anticipada (teléfono 987 258 316), de 10.00 a 12.00; taquilla, a partir de las 20.00. Precio: 9 euros (anticipada) y 12 euros (taquilla).