Diario de León

«Los hombres más felices que conozco son los artesanos»

Concha Casado Lobato dirigirá a partir de la próxima semana una nueva edición de las jornadas organizadas por la Fundación Hullera sobre Patrimonio. La historiadora leonesa sigue su personal cruzada contra el olvido de muchas comarcas y denunci

La historiadora leonesa Concha Casado Lobato en su mesa de trabajo en su casa

La historiadora leonesa Concha Casado Lobato en su mesa de trabajo en su casa

León

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-¿Las instituciones son sensibles al Patrimonio? -No lo suficiente. Hay falta de preparación en algunos técnicos. -¿Etnografía sigue sonando a trastos viejos? -Sí, porque no hay formación y conocimiento de lo que son las auténticas raíces. El progreso si no está enraizado, no es verdadero, sino modas. -¿Asistimos a la muerte de la cultura oral? -Sería mi muerte. Me da miedo contestar lo que pienso, porque presiento que sí, pero tengo esperanza de que haya un resurgir. La clave está en la educación. Si ese conocimiento se hace desde la escuela, se tendrá un vagaje cultural auténtico. -¿Las próximas generaciones sabrán cómo eran los palomares de León? -Depende de nosotros, de la formación y de los medios de comunicación, que no sé si están a la altura de lo que una sociedad culta debe exigir. -El adobe es ahora un lujo... -En países más desarrollados que el nuestro están valorando materiales como el adobe o el tapial, porque son muy buenos y sanos. No hay que poner parques eólicos para destrozar el paisaje. Me enfurece que descubran maravillas que son factores económicos momentáneos. -¿La tecnología es incompatible con la tradición? -Un burro delante de un ordenador seguirá siendo un burro. El ordenador es un medio, una ayuda. Los hombres más felices que conozco son artesanos, porque aman lo que hacen y ponen su ser en ello. -¿Los viejos oficios tienen otro futuro que los museos? -No sé si habrá otra salida en una sociedad que valora tan poco la cultura tradicional. Creo que el Centro de Oficios de León es un modelo. Utiliza maquinaria moderna cuando conviene, pero se inspira en la tradición. Tiene que haber artesanos para las restauraciones. -¿No es esnobismo recuperar el lleunés? -¿Qué es eso? -¿El turismo rural es la salvación de los pueblos? -No. Habrá que tener alguna actividad más, ¿no? Si el turismo rural trae consigo que se cultiven los campos, se abran panaderías... o se recupere el lino, que aquí se ha abandonado... Pero si turismo es sólo una avalancha de gente a ver cosas, ¿qué van a ver si no hay nada? -¿La Comisión Territorial de Patrimonio, de la que usted forma parte, sirve para algo? -No puedo contestar... Para algo debe servir, si no, habría que suprimirla. -De La Cabrera que retrató Ramón Carnicer a la actual... -Hay diferencias, pero me quedaría con los valores humanos de La Cabrera que conocí en el año 45, cuando pasé allí seis meses haciendo la tesis doctoral. Aquella era una vida con pobreza, pero sin miseria, mientras ahora sólo se piensa en el dinero de la pizarra. Confort en las viviendas, sí; pero no despreciar los materiales y las tipologías que nos hablan de La Cabrera. Lo que falta es la formación y que las instituciones tengan ojos culturales. Cada comarca tiene su fisonomía, pero no hay que olvidar esos valores auténticos de la tradición. ¿Qué queremos?, ¿Hacer tabla rasa por la innovación? -¿Qué le pediría a la ministra de Cultura? -Cultura. -¿Y algo más concreto? -Unos asesores técnicos que conocieran la materia. No es tan importante el márketing, sino que se aconseje de verdaderos educadores y que preste mucha atención a las humanidades, que son vitales para la educación.

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