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Patrimonio

San Isidoro por la puerta grande

Rescatan una gran entrada en la fachada principal del monumento románico que ya existió hace siglos El antiguo acceso al museo se convertirá en ventanal

Imagen con las dos puertas, la que daba acceso al museo y la nueva. La nueva puerta ya existía y en algún momento fue cegada. DL | RAMRO

León

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La reforma del Museo de San Isidoro se lleva en secreto. El Cabildo ha mantenido a puerta cerrada la intervención durante 29 meses, aunque permitió fotografiar los primeros hallazgos arqueológicos, al inicio de los trabajos. Sin embargo, la ampliación del museo, según el diseño del arquitecto madrileño Juan Pablo Rodríguez Frade, ya no se puede esconder. Han abierto una gran puerta en la fachada del edificio románico. Durante los trabajos arqueológicos apareció una monumental entrada que fue cegada hace siglos y es la que se acaba de recuperar, según el arquitecto. El enjuto acceso se convertirá en un ventanal, explica el arquitecto.

Los vestigios aparecidos, como un horno de fundición de campanas y buena parte de los 2.000 años de historia de este enclave, desde época romana a las construcciones civiles y religiosas que representaron el centro de poder del Reino de León, han obligado a rediseñar el proyecto inicial de Rodríguez Frade, autor de la renovación del Museo Arqueológico Nacional. Todos los vestigios se van a preservar visibles.

Una reforma con sobrecoste

La Fundación Montemadrid, que sufraga con dos millones la ampliación del Museo de San Isidoro, reconoció que «ha habido que asumir partidas que no estaban contempladas inicialmente, relacionadas con la investigación arqueológica». Los incrementos presupuestarios de la obra han tenido que ser asumidos íntegramente por el Cabildo, que había comprometido 500.000 euros y que, finalmente, deberá afrontar gastos extras por importe de otros 400.000. Una cantidad que también engloba los gastos derivados de la paralización de los trabajos como consecuencia del coronavirus.

La reforma del museo permitirá triplicar el espacio expositivo —de 1.200 a 3.200 metros cuadrados— y se abrirán estancias que no se enseñaban al público hasta ahora, como la escalera renacentista, el adarve de la muralla, la torre o las galerías altas del claustro Fonseca. Salas sin barreras arquitectónicas, que permitirán mostrar obras de arte que no se exhibían ahora por falta de sitio, como el ajuar funerario de la infanta Doña María o el Pendón de Baeza, que previsiblemente se enseñará en la capilla más enigmática y secreta de la colegiata, la de la Magdalena, que no se ha abierto nunca al público. Se trata de la capilla de los Díaz, comprada en el siglo XVI por Hernando Díaz al cabildo isidoriano.

La joya del románico, donde se celebraron en el año 1188 las primeras Cortes parlamentarias del mundo y donde Alfonso V promulgó hace mil años el Fuero de León, no disponía de ninguna sala que recreara dos acontecimientos históricos tan excepcionales, algo que cambiará con la reforma.

La ampliación del museo no pondrá fin a la magna restauración de San Isidoro, iniciada a principios de este siglo. La Junta tiene comprometidos 180.000 euros para restaurar las pinturas del Panteón Real, cuya rehabilitación tenía que haber empezado hace meses.

Actualmente se están llevando a cabo los «últimos remates» del museo, que podría perfectamente abrir sus puertas estas Navidades.

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