Diario de León

El maestro Zurdo tendrá calle en León

En el corazón del campus. Lucirá en León en letras de callejero. Un honor para la ciudad. Una calle servirá para hacerle tan eterno como lo es en la memoria cultural de aquí y más allá de estas fronteras. Su familia vivirá así un nuevo homenaje al artista, fallecido el 2 de octubre de 2020. Será para siempre García Zurdo, como las vidrieras de la Catedral que él salvó

Luis García Zurdo, en la plenitud de artista, trabajando en su estudio en 2001 en su gran faceta de vitralista. NORBERTO

Luis García Zurdo, en la plenitud de artista, trabajando en su estudio en 2001 en su gran faceta de vitralista. NORBERTO

León

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La familia de Luis García Zurdo recibió con emoción lo que es una total demostración de cariño impulsada por el Ayuntamiento de León. El próximo 7 de febrero se inaugurará una calle dedicada al genial artista fallecido el 2 de octubre de 2020. El maestro Zurdo, nacido en León, vivió en San Feliz de Torío hasta el final de sus vidas. Su condición de creador mayúsuculo, pintor, escultor y vitralista le sitúa en lo más alto de arte español. Solo faltaría lo que comentaba Graciela García, una de sus hijas: «En casa nos preguntamos cómo hubiera reaccionado él ante tanto honor», decía, sin aludir a que el honor es para la ciudad, por contribuir a hacer aún más eterna la memoria de García Zurdo. Puede que ese día las vidrieras deslumbren aún más.

Hay que recordar que ese mismo 2020, la Gremial Paisano, impulsada por el también artista Eduardo López Casado, le nombró Paisano del Año, reconocimiento en el que una marioneta única creada por López Casado y un homenaje en forma de encuentro constituyen el acontecimiento. Desgraciadamente tuvo que ser sin él, aunque sí con su familia, en el acto más emotivo de la Gremial, puesto que se llevó a cabo en su propia casa.

Decía también Graciela García: «Este reconocimiento de ahora le hubiera llamado la atención y aunque no era muy dado a tener mucha visibilidad seguro que lo hubiera recibido con agrado», asegura su hija, quien también aventura que «el estar cerca de la calle de Cordero del Campillo le hubiera encantado y hecho hasta gracia desde la admiración que se tenían», añade, lo que también sirve para valorar esta reivindicación municipal de la importancia de las gentes leonesas que han llevado el nombre de León a lo más alto de la ciencia, el arte y la cultura en general.

De hecho, tal y como también comparte su familia, la calle de Luis García Zurdo «le suma a las historias bonitas de León». «Halagado, reconocido, agradecido... Son muchas las reacciones que tendría», apunta García, aunque también deja entrever que la discreción que practicó en vida su padre, como persona y artista, le llevaría a volver lo antes posible al segundo plano, que en su caso era el primero: trabajando en su estudio.

el artista completo

Puede que uno de sus grandes hitos lo haya constituido su labor para salvar las vidrieras de la Catedral. De esta forma, su categoría humana y cívica se engrandeció, aunque en lo individual ya fuera un artista de referencia y primerísimo nivel.

Con Diario de León mantuvo una estrecha colaboración. Diseñó una ‘D’ como logotipo del centenario de este periódico, que se celebró en 2006. Asimismo es autor de la vidriera que se entrega al ganador del Premio al Desarrollo Social y los Valores Humanos que anualmente otorga el Diario.

No le gustaba hablar de sí mismo, pero sí consta de García Zurdo, al que le marcaron profundamente los años que pasó en una Alemania que aún tenía a la vista las heridas de la Segunda Guerra Mundial y donde fue discípulo del gran Josef Oberberger, que consideraba que «el arte tiene que ser total. Unas veces más figurativo, otras más colorista, según el momento, pero la expresividad es lo fundamental».

No era solo un gran vitralista, «si no eres un pintor preparado no puedes hacer vidriera», argumentaba, pero fue restaurador durante décadas de las vidrieras de la Catedral de León y autor de decenas de vitrales en edificios religiosos y públicos de media España, reproducciones que guardaba en su casona.

Suyas son también las vidrieras del colegio Maristas San José (León), las vidrieras de la facultad de derecho de la Universidad de León y las del paraninfo Gordón Ordás de la Universidad de León. Fue Leonés del año en 1995, académico de honor de la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León y Doctor Honoris Causa por la Universidad de León, además de I Premio de la Exposición Internacional de Múnich. Aunque su gran obra maestra fue su familia y su vida de artista: «Prefiero pintar, que es como mejor me lo paso», como le decía una vez a Verónica Viñas para este periódico.

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