Diario de León

Santiago Posteguillo: «El error de Julio César fue no ser un dictador sanguinario»

«En la política romana no se mentía con el descaro con el que se miente ahora», asegura el autor de ‘Maldita Roma’

Santiago Posteguillo. BIEL ALIÑO

Santiago Posteguillo. BIEL ALIÑO

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Autun (Francia). Bibracte fue la primera aldea romanizada de las Galias. También la primera que se rebelaría contra Julio César, con Vercingétorix acaudillando a los eduos y los irreductibles galos. Allí comenzó y terminó la guerra de las Galias entre los años 58 y 52 antes de Cristo. Y ahí estuvo Julio César, que citó el enclave en ocho ocasiones en su narración de las campañas bélicas galas. Hasta allí se ha trasladado Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), para presentar Maldita Roma (Ediciones B), casi 900 páginas sobre los años de transformación de Julio César. Es la segunda de las seis novelas que dedicará al asesinado político y militar romano, saga que le tendrá ocupado, calcula, hasta 2032.

Novela Posteguillo los dieciocho años «más importantes» de César, de los 24 a los 42, en los que pasa de ser cónsul a detentar todo el poder político y económico. Muestra a un César sabio y muy complejo. «Un gran comunicador, muy inteligente y un hábil orador», dice. «Manipulador, sabía influir mucho en la gente y para conseguir sus objetivos en una Roma muy polarizada debía derrotar a sus enemigos políticos», explica Posteguillo recorriendo los restos del emplazamiento galo-romano de Bibracte, un ‘oppidum’ -ciudad fortificada- en el corazón de la actual Borgoña.

«El gran error de César es su magnanimidad en la victoria. Perdonar la vida a todos los enemigos políticos que derrota, algo insólito en Roma. Gana la guerra civil y permite sobrevivir a sus opositores a los que ofrece el perdón, algo que pagará con la vida», asegura Posteguillo, que despachó más de 300.000 ejemplares de Roma soy yo , primera novela de la saga. «Resiste, y resiste mucho. Lo sorprendente no es que lo mataran en el año 44, sino que llegara a los 56 años», dice en el anfiteatro de Autun, la Augustodunum romana, el autor que más vendió en España el año pasado. «A César lo asesinó su error, que fue no ser como uno de los implacables, sanguinarios y genocidas dictadores del siglo XX y del XXI. De no ser así habría muerto de viejo. Era un tirano pero no un dictador», insiste Posteguillo, que en esta gran indagación sobre el precio del poder resume el gran debate moral en torno a César en una pregunta: «¿El objetivo justifica los medios?». «En Roma no se mentía con la supina desfachatez y el descaro con el que se miente ahora, que me tiene perplejo. La mentira siempre está en la política, pero mucho más ahora que antes», asegura Posteguillo. Traza un paralelismo entre el actual panorama político «en el que se hace lo contrario de lo que se dice», y la política de aquella Roma plagada de intrigas y traiciones que César maldice «cuando sabe que todo está en venta».

«César era más coherente que el político medio de hoy, que todo lo incumple o malcumple. Desde su primer día en el Senado Julio César abordó la reforma agraria con la que nadie se había atrevido en más de un siglo. Les dijo a todos lo que pensaba. Digamos que antes que mentir, César usaba sus silencios para conseguir sus propósitos, lo que podría suponer mentir por omisión», reflexiona Posteguillo. Espartaco, Cicerón o Cleopatra aparecen en esta ambiciosa novela en la que Posteguillo desvela perfiles de un César «que debe mucho a las mujeres».

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