Un ‘cofre del tesoro’ en el sótano del Ayuntamiento

Cuando tenía 7 años descubrió una vieja capa de su abuelo colgada en la cuadra. Su madre a punto estuvo de desmayarse cuando, al sacudir la tela, la habitación se llenó de polillas. Ahí empezó la pasión de Javier Emperador por el coleccionismo. Una fiebre que le ha permitido llenar todo un museo.

Ahora, muestra orgulloso su último hallazgo. Es una mujer desdentada, con pañuelo y mantón y adornada con un precioso collar de piedras. Una pintura de la que existe una fotografía idéntica de Germán Gracia, que le habría servido de modelo al conocido fotógrafo para llevar a cabo el lienzo firmado en 1896. El cuadro lo acaba de adquirir Javier Emperador en una casa de subastas madrileña. No quiere revelar el precio.

Gracias a una conservadora de arte —cuenta— localizó este óleo, hasta ahora inédito, de Gracia. El retrato se exhibe junto a otro, inspirado también en una fotografía de Gracia, aunque lo más probable es que sea de otro artista —la firma es ilegible—, porque la pincelada no es tan sutil.

Gracia, fundador de una saga de fotógrafos, fue primero pintor. Nacido en Agres (Alicante) en 1862, llegó a León con 25 años, donde cambió los pinceles por una cámara fotográfica, con la que se adelantó a su tiempo y demostró, con los escasos medios de la época, que la fotografía también es un arte. Gracia fue discípulo de José Estruch, maestro también de Sorolla, y amigo de artistas como Van Gogh o Toulouse-Lautrec, a los que conoció en París antes de regresar a tierras valencianas.

En la calle de San Marcelo, número 17, (hoy Calle Ancha), montó su primer estudio, dedicado a la pintura y a la fotografía moderna. Posteriormente, se trasladaría a un chalet del paseo de las Negrillas (actual Ordoño II), donde se anunciaba como creador de fotografía artística de primer orden, pintura y taller de dorador.

El cuadro que pintó Gracia cuando llevaba ya nueve años instalado en León se ha convertido en «la joya absoluta» del Museo Municipal de las Tierras Leonesas-Colección Javier Emperador, un nombre demasiado largo para este ‘cofre’ del tesoro que, pese a estar escondido en el sótano del Ayuntamiento de San Marcelo, recibe a decenas de grupos cada mes, a estudiantes de textiles de universidades como Gante y Lieja y colabora con instituciones como el Museo Nacional del Traje.

La otra gran joya de este museo leonés es el cuadro titulado Dos amigas , que representa a una pastora leonesa hilando junto a su cabra, obra de Agrasot, pintor amigo de Fortuny, que influyó en las primeras obras costumbristas de Sorolla. «Quizá Sorolla vino a León porque aquí estaba Gracia», deja caer Emperador, que cedió la pintura de Agrasot —expuesta en la Exposición Universal de París en 1889— para la muestra que se celebró en 2019 con motivo del centenario del artista, del que también poseen obras el Museo del Prado y el Thyssen.

Piezas sin exponer

Una cuarta parte de los más de 3,000 objetos de la colección de Emperador no se exhiben por falta de espacio. Le gustaría que los 500 metros cuadrados en los que se despliega ahora la exposición permanecieran como almacén y mostrar en otro edificio municipal más ‘visible’ las piezas más selectas. De momento, parece más un sueño que un proyecto.

Aparte de Agrasot y Gracia, el Museo Municipal de las Tierras Leonesas también cuenta con tres obras de Vela-Zanetti y una de Rafael Juliá Entraigues.

Emperador deja claro que el museo no es «un almacén etnográfico», aunque admite que, actualmente, se parece bastante a los gabinetes de la maravillas tan populares en el siglo XIX. La indumentaria está respaldada por la documentación que aportan fotografías, cuadros y grabados. Aparte está el archivo sonoro y documental.

En la ingente colección hay piezas de familias destacadas de León, como la saga Gracia, Winocio Testera, José María Cordeiro, los Gago y los Cañas. También la indumentaria tradicional y joyería de la escritora Elena Santiago, fallecida hace tres años. Junto a ellos, la collarada, probablemente, más importante de España, perteneciente a Carlos Junquera, que tiene sala propia en el museo municipal.

Emperador, natural de Veguellina de Órbigo, empezó a interesarse por los textiles a raíz de su participación el grupo Danzas del Reino de León. Entonces se dio cuenta de que no había textiles para confeccionar los trajes y abrió un negocio de reproducción de telas. «Fue un boom, porque no había casi nada en España», recuerda. Así fue como hizo decenas de contactos en toda España y las colecciones de joyas y documentación gráfica llegaron rodadas. Emperador, técnico superior de Arte Textil, además de profesor de piano, imparte talleres de indumentaria, conservación de textiles, costura y restauración de calzado tradicional en el museo que abrió sus puertas en 2018.

En este ‘submundo’ de la plaza de San Marcelo el visitante puede embarcarse en un viaje por la historia de los atuendos y rasgos de la vida cotidiana tradicional en las comarcas leonesas atravesadas por el Camino de Santiago o la Ruta de la Plata. Un desfile de trajes, calzados y adornos de la Tierra de Sahagún, las vegas del Esla y el Porma, el Páramo, la Ribera del Órbigo, Maragatería y Bierzo, así como la Valdería, Valduerna, vega del Tuerto y Sequeda, con toda su corte de manteos, mantones, pañuelos, collaradas, chalecos, polainas, madreñas... Y a su lado, enriqueciéndolos, grabados de Doré, obras de Gago, Plácido Agüero, Santocildes y las fotos retocadas al óleo de Honorato Puente. La indumentaria es tan diversa como los paisajes y comarcas de la provincia leonesa.

La colección es tan extensa que ha dado para otro museo. Emperador exhibe en el Palacio de Posada Herrera de Llanes las piezas vinculadas con Asturias.