Diario de León

Camposagrado hunde sus pozos megalíticos en la Lista Roja

Promonumenta pidió su inclusión como una llamada de atención y para salvarlos

Imagen de archivo de uno de los Pozos de Colinas.  RAMIRO

León

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Enigmáticos y rodeados de leyendas. Los Pozos de Colinas, un enclave arqueológico único que los expertos no han sabido desentrañar, acaban de ingresar en la Lista Roja, donde la asociación Hispania Nostra incluye aquellos bienes en riesgo de ruina o extinción. Abandonados, cubiertos de maleza y amenazados por las crecientes plantaciones de pinos de Camposagrado, están condenados a desaparecer sin que se resuelva su misterioso origen.

La asociación en defensa del Patrimonio Promonumenta, que reclamó sin éxito a la Junta la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) en 2014 para los trece pozos prehistóricos que aún se preservan, pidió a principios de año a Hispania Nostra que incluyera este conjunto megalítico en su Lista Roja como una medida desesperada. El objetivo es denunciar su estado crítico y airear la falta de protección por parte las administraciones para salvarlos ‘in extremis’.

«Todavía a día de hoy no sabemos qué son esos pozos», admite David Gustavo López, ingeniero aeroespacial de profesión, investigador, miembro de Promonumenta y uno de los mayores activistas en la protección de este enclave arqueológico.

Los trece hoyos pudieron ser túmulos de finales del Neolítico, como aventuró el investigador César Morán en 1949.

Una leyenda de la Reconquista

Trece agujeros con alineación sur-norte, paralelos a la vía romana de Legio hacia Asturias, donde las crónicas medievales aseguran que el capitán Colinas se enfrentó a las huestes del moro Almanzor y le ganó gracias a que fingió la retirada de sus tropas, mientras algunos soldados en grupos de cincuenta, se escondían en estos hoyos.

La tradición habla de la aparición de Santiago a don Pelayo, indicándole la estratagema para conseguir la victoria. A favor del caudillo cristiano actuó también la Virgen, cuya imagen, procedente de Toledo, le acompañaba. Al amanecer, los moros creyeron que los cristianos habían huido, por lo que avanzaron y cayeron en la trampa. El lugar quedó sembrado de cadáveres, de ahí el nombre de Camposagrado.

Pelayo, agradecido, erigió una ermita a la Virgen, donde depositó su imagen. Dice la tradición que el santuario y la imagen son los que hoy existen Una épica leyenda con evidentes anacronismos, ya que casi tres siglos separan a Pelayo de Almanzor.

Otros investigadores han creído que los pozos —de un diámetro que oscila entre 15 y 30 metros y una altura sobre el nivel del suelo que llega a los 4 metros, separados entre ellos en unos 50 metros— están relacionados con las explotaciones auríferas romanas del Molino de la Griega y del Cillerón. La hipótesis más probable es la de Morán, que sugirió que se trata de túmulos o enterramientos de época megalítica más tarde saqueados.

Menhires arrasados

La hipótesis de Morán se refuerza con la existencia de alineaciones y círculos de grandes cantos rodados, a modo de pequeños menhires y cromlechs, existentes en el lugar adyacente de Pico Labanco, descubiertos por el investigador Antonio Justel y arrasados por ICONA en 1970, explica la argumentación enviada por Gustavo López a Hispania Nostra.

Hace dos décadas, el Quijote Pensante, obra del escultor Víctor de los Ríos, lucía en el campus de Vegazana sobre una montaña de piedras extraídas de Carrocera. Al restaurar la escultura del Quijote se le cambió el pedestal y las piedras desaparecieron.

La cita más antigua de los pozos se remonta al año 1340, en el Libro de la Montería , del rey Alfonso XI. Ahora, como denuncia Promonumenta, «Su estado de conservación es muy malo, pues gran parte del conjunto megalítico cercano ha sido arrasado para repoblaciones forestales de pinares y los Pozos de Colinas, todavía existentes, están siendo gravemente dañados por diversas plantaciones en todo su entorno y por el crecimiento de maleza (zarzas, urces, piornos, etc.) en su interior, dañando su morfología y, en ocasiones, ocultándolos».

Pese a la desprotección legal de este paraje, Promonumenta apela a la Ley del Patrimonio, por la cual los Pozos de Colinas deben considerarse como un Sitio Histórico vinculado a recuerdos del pasado y a tradiciones populares de creación cultural antropológica. También debe considerarse como Zona Arqueológica, al existir bienes susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, Sin embargo, este enclave se halla en situación de abandono y los agentes antrópicos y naturales lo están destruyendo.

Imagen  aérea antigua de la ubicación de los trece pozos.  DAVID GUSTAVO LÓPEZ

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