'El recolector de estrellas' se derrumbó por "el mal uso de la gente"
La escultura de Amancio en el pasaje en Ordoño II se derrumba sola. Según los dueños, por «el mal uso de la gente»

La obra, por los suelos.
El cariño (y por supuesto la foto en plan hagamos fotos a todo) le ha costado a El recolector de estrellas un brazo, más roturas y desperfectos y acabar por los suelos. Prohibido tocar, agarrarse, colgarse, subirse a ella, abrazarla... Parece tan de sentido común que no estaba ni advertido. En el Pasaje de Ordoño II, donde Zara, ahí reposa ahora tapada como con respeto a lo inerte de la cultura que es eterna. En este caso, es la que aporta Amancio González, el escultor siempre de actualidad en León. Y que dure. Llevaba Marga Carnero el brazo desprendido del recolector a su Galería, Ármaga, y recordaba que ya perdió un pie por el uso indebido de viandantes y turistas que se quieren hacer una foto o hacerla a sus familiares, sobre todo niños, pero invaden la intimidad no pedida de esta escultura que nace además de la iniciativa privada de dos de los promotores del edificio actual. Y que Carnero, por cierto, sitúa en lo excepcional, puesto que es un caso único de iniciativa privada que pone a disposición de todos el arte, en esta ocasión, de Amancio González.
Este sábado, entre las 23.00 y 00.00 horas de la noche, fueron unos cuantos los vecinos de la zona que oyeron un estruendo. Y ayer por la mañana la Policía Municipal confirmaba a esos mismos vecinos, a una de las propietarias de la escultura y a la propia Marga Carnero que El recolector de Estrellas se había caído sola y que un video lo hacía constar.
Por todas estas circunstancias, Carnero explicaba ayer «la necesidad de apelar al respeto por las esculturas y el patrimonio escultórico de León porque esa pieza se ha caído por la gente que se apoya para hacerse la foto. Pondremos algo. Además es que es una escultura que tiene un sentimiento muy intenso hacia los desvalidos. Tiene una poética tremenda, que encima es de las pocas que habrá en León que parten de una iniciativa privada pero que la disfrutan todos. Además de que es un homenaje a esta mujer que fue una benefactora de León, Paz Peña. Fue la última mujer que vivió en Casa Botines», recordaba.
El pasaje Paz Fernández Peña, situado en Ordoño II, 12, es el lugar que acoge esta obra que se acometió a través de la iniciativa privada de las empresas leonesas Domingo Cueto y García de Celis y de la Fundación Fernández Peña, como homenaje a la figura de Paz Fernández Peña.
El recuerdo de Paz Fernández Peña es el de una benefactora de raigambre, además de actividad familiar en beneficio de León. Antepasados suyos fueron parte de los que encargaron el edicio de Botines. Y regaló al barrio de San Claudio su iglesia actual.
El conjunto escultórico de Amancio González ocupa 18 metros de la pared derecha del pasaje que comunica con San Agustín, y narra una escena en la que un recolector de estrellas se dispone a atrapar a una de ellas. La iluminación con la que están dotados los cubos metálicos viene a simbolizar una representación geométrica de las estrellas. Y se incorpora la figura realista de una niña sentada.
El conjunto escultórico se completa con un texto a modo de narración en el que se explica y contextualiza la labor de la fundación, realizado por el escritor Pablo Andrés Escapa. «Como un recolector de estrellas, tenderse al alba. Y despegarse de la tierra cada noche para arar con un hilo el firmamento. Los surcos abiertos con tu esfuerzo son senderos que levantan los sueños de la infancia". Una talla realista de la fundadora María de la Paz Fernández Peña fundida en bronce, completa la obra.