Diario de León

UNA HISTORIA DE CINE

El magnate Hearst grabó la Guerra Civil en León

El gran expoliador del patrimonio leonés atesoraba películas de la contienda rodadas en Pola de Gordón hasta ahora inéditas

Tropas del coronel Aranda en La Pola de Gordón.

Tropas del coronel Aranda en La Pola de Gordón.ucla

Verónica Viñas
León

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Parece una historia de cine increíble. El magnate de la prensa norteamericana William Randolph Hearst, uno de los grandes expoliadores del patrimonio leonés durante el siglo pasado, tenía otro tesoro inédito hasta ahora. Decenas de películas de la Guerra Civil, algunas rodadas en León.

Las cintas forman parte de los fondos de la agencia americana de noticias Hearst. En las imágenes se puede ver a las tropas del coronel Aranda en La Pola de Gordón. La explosión de un tren de mercancías, vistas de casas y calles en ruinas tras el incendio. Un vagón todavía suspendido sobre raíles en Ciñera, prisioneros republicanos en un camión vigilados por soldados franquistas. Varias baterías en acción, disparando en el monte Celleros. «Tropas de refuerzo acudiendo a las primeras líneas. Primer plano del comandante de artillería en su puesto...», tal y como consta en este archivo «olvidado» que Packard Humanities Institute, institución que trabaja en la preservación de archivos históricos, está tratando de desentrañar.

Randolph Hearst, que llegó a controlar el imperio periodístico más grande del mundo, donó todas estas películas a la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), donde habían permanecido almacenadas hasta hace poco. Ahora The Packard Humanities Institute ha recuperado este material y se está encargando de digitalizarlo. La investigadora española Silvia Ribelles es una de las expertas que trabaja en el proceso.

Películas «descartadas»

Hay 360 cintas, con una duración entre uno y quince minutos. Por un lado, están las grabaciones que en su momento fueron utilizadas en informativos e incluían la voz de un locutor; y por otro, las filmaciones que fueron descartadas en su momento y nunca vieron la la luz. Entre las últimas, hay escenas de la vida cotidiana, como campesinos labrando los campos, mujeres lavando ropa o ciudadanos paseando y niños jugando.

Los Hearst Metrotone News se hicieron muy populares en las primeras décadas del siglo XX. Como haría después el No-Do en España, aquellos noticieros breves sobre catástrofes naturales, eventos deportivos o episodios bélicos se proyectaban en las salas antes de las películas.

Todas las cintas de la Guerra Civil, ya recuperadas, pueden verse en la web newsreels.net. Este importante material se suma a las fotografías de la contienda depositadas en la Biblioteca Nacional de España, que comenzaron a digitalizarse hace cinco años. Entre ellas, 238 fotos de León: cinco, de la columna nacionalista en marcha; 30, de los puestos de mando de los generales Aranda y Múgica en el sector de La Robla; 36, de puentes volados por los republicanos en su huida hacia el norte; 31, de teatros ambulantes que actuaban para las tropas; seis, de escenas de artillería; un centenar, de ruinas de varios pueblos; trece, de prisioneros de guerra; y otras diecisiete, en distintos escenarios leoneses.

Hearst, igual que ahora Elon Musk, influyó en la política a base de desinformación. Además, simpatizó con el nazismo y promulgó el eslogan America First (América primero), que el presidente Donald Trump ha repetido hasta el aburrimiento.

Pasión por León

Hearst, retratado magistralmente por Orson Wells en la pelíucla Ciudadano Kane, se erigió su propio palacio con tesoros que expolió en España. El magnate, que más que un amante de arte era un comprador compulsivo, trasladó al otro lado del Atlántico —a San Simeón (California)— un artesonado procedente de Sahagún que colocó en su salón de billar. Su principal «marchante» fue el arquitecto e hispanista Arthur Byne, que logró enviar obras a Hearst en 1935, cuando la legislación en materia de tesoro artístico de la II República había establecido importantes trabas a la venta y exportación de obras de arte. Evidentemente, salieron de España de forma clandestina. El gobierno de la República hizo un gran esfuerzo para detener el expolio y 50 edificios históricos de León fueron declarados Monumento Nacional. Este intento por proteger el patrimonio resultará infructuoso frente a los ávidos anticuarios, que llegan desde Madrid, Barcelona, Sevilla, Londres y Lisboa, principalmente, para peinar la provincia en busca de tesoros. El astorgano Nicolás del Valle Nistal, que participó en la construcción del Palacio Episcopal de Gaudí, se codeó con Hearst en la época en la que el magnate estaba montando su «castillo» en California.

El historiador Merino de Cáceres ha dicho de Arthur Byne que «era un comerciante de altos vuelos y nada escrupuloso». Este personaje ofreció a Hearst 47 sitiales procedentes de un monasterio leonés, con los escudos de Pedro I el Cruel y doña María de Padilla, que Merino de Cáceres cree casi con seguridad que procedían del monasterio de Carracedo.

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