Faros, olas y banderas

Corren tiempos en los que las mareas negras han herido gravemente las aguas de las costas del norte peninsular. Son momentos de reflexión para aquellos que aman profundamente al mar. Imagino que Eduardo Sanz, pintor de olas y faros, de escolleras y playas cantábricas, se asomará con miedo cada amanecer al bravío espectáculo del Cantábrico, temiendo encontrase con la catástrofe. Pero en sus cuadros se mantiene imperecedero el milagro de belleza de lo incontenible, el ritmo lunático de las mareas, el inexorable reflujo de las olas. El veterano pintor Eduardo Sanz se muestra en los cuadros con los que se inauguran las nuevas salas de la galería Arte Lancia, como un artista joven y lleno de vigor. En los cuadros que aquí se presentan se aprecia la evolución de un artista inquieto que ha llegado, poco a poco, del figurativismo a la abstracción sin dejar a un lado el mar. Las ondulaciones del oleaje, la espuma que ilumina las crestas de las ondas, le sirven de disculpa para adentrarse en un complicado universo de pintura auténtica, sin mistificaciones, en la que se llega a la síntesis más absoluta. Y presentes en la muestra están también los orgullosos faros, toda una metáfora de soledad. En ellos la luz es doble protagonista, como guía y como inductora a la creación artística. Pero quizá donde se manifieste con más pujanza la juventud intrínseca de Eduardo Sanz, es el gozoso espectáculo que crea alrededor de las coloristas señales marineras. Obras con mensaje Las banderas de señales se convierten en disculpa para hacer un derroche de color, un arriesgado ejercicio de geometría pura. Son cuadros que además de la su innegable belleza plástica, esconden un mensaje para aquellos que sepan leerlo, para aquellos que quieran profundizar en el discurso del artista. Comenta Gabriel Rodríguez en el catálogo de una de las últimas exposiciones del pintor: «El mar expresa sus contenidos en la superficie, en la frontera entre el agua y el aire, que aparece como un límite de peligro y muerte, a la vez que como un lugar casi inagotable de vida, de fertilidad. El mar es también un espejo, un ser proteico que se adapta como un molde a los momentos del autor, para relejarlo en un juego de infinitas posibilidades, como un generador fértil programado para la variedad sin fin, creando constantemente propuestas aleatorias de formas, laboratorio puro, pintor incansable, siempre original, eternamente renovado, gracias a variables como el movimiento, los reflejos, las transparencias, la viscosidad de los fluidos, manejadas con prodigalidad». Sin duda la nueva andadura de Arte Lancia comienza con los mejores auspicios, con los amplios horizontes marinos abiertos a todos los vientos, a todas las posibilidades. El horario para ver la exposición es, de lunes a viernes, de 11.30 a 13.30 y de 18.00 a 21.00; sáados, de 11.00 a 13.30.