El año de Dalí se adelanta en Santander y descubre su faceta ilustradora
Nunca se sabe que puede suceder cuando colisionan dos genios. Del encuentro entre Salvador Dalí y Miguel de Cervantes surgieron los grabados de una de las versiones de «El Quijote», una obra que el genio surrealista pareció comprender muy bien. La Fundación Gala-Salvador Dalí sirvió ayer en Santander un aperitivo de lo que será, a partir de octubre, el año Dalí. Aunque el centenario de su nacimiento se celebra en el 2004, los primeros actos comenzarán a celebrarse en otoño. Los grabados que han servido para inaugurar la nueva sala de exposiciones de la Fundación Marcelino Botín pretenden descubrir a un pintor «un poco distinto», según la comisaría del año Dalí, Montse Aguer. Aquí el pintor catalán se nos presenta como un apasionado lector que trata de demostrarnos su conocimiento de la obra de Cervantes. Los amenazantes molinos de viento o las pócimas mágicas parecen sacados sin mucho esfuerzo de un sueño surrealista como los que acostumbraba a describir Dalí. En la exposición también encontramos grabados con los que ilustró el ensayo sobre Miguel de Montaigne o la autobiografía de Benvenuto Cellini.