Poco ruido pero mucho duende

La compañía de danza Flamenco XXI que dirige Ricardo Franco y que en la noche de ayer se presentó en el Auditorio Ciudad de León, tuvo una excelente acogida entre el numeroso público aficionado a este arte. Estrenada en el Centro Cultural de la Villa en 1996, Flamenco III fue un proyecto surgido de la unión de Pilar Yzaguirre y el Festival de Danza de Viena en una iniciativa que quiso incluir el joven flamenco en su programa. Desde ese momento el espectáculo funcionó con un éxito cada vez mayor por toda Europa, contando en España con excelente acogida de público y crítica. En León lo pudimos comprobar anoche. Flamenco III es un espectáculo con mayúsculas, una fusión de cante, baile y duende que atrapa al espectador y lo zarandea bajo ese espíritu sin nombre de la bulería, la soleá, el tango. Todos los intérpretes de Flamenco III son figuras del baile desde esa fabulosa bailaora que es Isabel Bayón, toda fineza y expresividad, hasta la filigrana de Alfonso  Losa, o la fineza de Carlos Chamorro, que cuajaron auténticos cuadros del mejor flamenco que hoy día se puede contemplar por el país. La calle , segunda de las piezas que Franco coreografió, contó con las voces de los cantaores Raquel Soblechero, Rafael Jiménez «Falo» y José Jiménez, que destaparon el frasco de las esencias y alcanzaron la  hondura expresiva que sólo el cante jondo puede conferir. Toda la paleta colorista y emocional de cada cuadro evoca universos transidos de dolor, alegría o soledad, algo que Franco logra combinando a la perfección música, cante y danza. Diálogos  a contrapunto mezclados con ritmos trepidantes que mantienen la tensión, abren el alma y derraman arte por la sala. Lo que sembraron ayer fue arte del bueno, flamenco del que se acaba y cante de las entrañas.