La casa de Trotsky se desmorona y es blanco de ataques derechistas

La casona en la que vivió y fue asesinado León Trotsky, en Ciudad de México, está casi en ruinas: de los techos y paredes se desprende la pintura, el piso de madera cruje a cada paso, y sólo falta en el escenario el fantasma del líder ruso. Desde la llegada del líder de la revolución bolchevique a esta casa en 1939, en el barrio colonial de Coyoacán, la edificación fue blanco de furiosos ataques externos, desde disparos de un comando stalinista hasta pedradas de vecinos derechistas. Aún hoy en día a la casa convertida en museo le lanzan piedras y es blanco de consignas de «mueran los comunistas», según dijo la encargada de Difusión Cultural del Museo, Lorena García. Por estas agresiones y pintadas de grafiti, los responsables de la casa-museo colocaron un enrejado en la entrada principal. La casa, que fue convertida en museo en 1990, atraviesa por una «situación económica difícil» que por el momento impide su restauración, comentó el director del recinto, Carlos Ramírez. «Estamos en una situación económica muy delicada, por falta de presupuesto, por lo que suspendimos todo trámite de la evaluación arquitectónica hasta que tengamos suficiente solvencia para sufragar los gastos de restauración», dijo.