Diario de León

Miradas en blanco y negro en la exposición de fotos de Caja España

Fotografía del ganador del certamen, Santi Viladrich i Pujol

Fotografía del ganador del certamen, Santi Viladrich i Pujol

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Marcelino Cuevas - león
León

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Una año más, y van catorce, llega con el otoño el Salón de Fotografía Caja España. En esta ocasión, observando la alternancia establecida, la cita era para obras en blanco y negro, de las que un jurado formado por profesionales y entendidos ha seleccionado las 90 que pueden admirarse estos días en la galería de la Obra Social de Caja España, en la calle de Santa Nonia. Una vez más se demuestra que los caminos de los concursos fotográficos actuales confluyen en lo exótico. Lo que comentábamos el año pasado se acentúa en la presente edición, la mayoría de los artistas presentes en el certamen han elegido los motivos de sus instantáneas en escenarios muy lejanos. Los misterios de oriente, las miserias de los países árabes, la pintoresca pobreza de Iberoamérica, tienen importancia en cualquier concurso que se precie. Es más impactante para los jurados imágenes de lugares desconocidos, que centrarse en calles y gentes que contemplan cada día. Por eso quizá los artistas cogen sus bártulos y se van a países remotos a tomar sus placas. El verdadero impacto, los auténticos méritos, debieran estar en las cualidades intrínsecas de la obra, sin que la originalidad del motivo hiciera perder la ecuanimidad a los miembros del jurado. Pero esto parece que es ya imposible. Hacha esta salvedad, hay que dejar constancia de la extraordinaria calidad de las obras presentadas, una buena parte de ellas llegadas de tierras catalanas, cuna de grandes fotógrafos en blanco en negro, pero también de los más variados puntos de España y algunos incluso del extranjero, dándole al concurso la categoría de internacional. La serie de fotografías del ganador, el manresano Santi Viladrich i Pujol, están dedicadas a tres visiones distintas del lejano oriente, con la presencia de monjes que se nos antojan tibetanos, pero la carencia de título en las mismas nos impide asegurarlo con certeza. Es un bello homenaje a la meditación, son como tres pequeñas oraciones en las que se invoca a la paz y silencio, en claro contraste con la sociedad occidental abrumada por el ruido y sin tiempo para lo espiritual. Han sido finalistas en el certamen Fran Herbello, Miguel Cruz, Ignacio Adeva Acevedo, Stephanus Meyer , Javier Arcenillas y Raúl Villalba. La exposición permanecerá en la Obra Cultural hasta el día 31.

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