Tin Behrens, un pintor de historias

El nombre del pintor Tin Behrens se asocia siempre al de sus maestros de la Escuela de Londres, Lucien Freud, Francis Bacon, Frank Auerbach y Michael Andrews, representantes de la mejor pintura británica en los años cincuenta, que fueron sus amigos y sus maestros. Curiosamente él sirvió de modelo para un cuadro de Lucien Freud titulado, Un hombre pelirrojo sentado en una silla , que recientemente alcanzó en una subasta londinense el precio de seis millones de dólares. Tim Behrens acaba de inaugurar en León, en la galería Absenta Arte, su primera exposición después de un silencio de dos años. «Esta exposición reúne la obra de los últimos veinte meses, lo que he pintado a partir de la realización de una muestra retrospectiva que se celebró primero en La Coruña y después en el Círculo de Bellas Artes de Madrid». Después de deambular por el mundo el veterano artista encontró acomodo definitivo en las verdes tierras gallegas. «Me quedé España por una serie de circunstancias, pero sobre todo porque me enamoré de este país desde el momento en que lo conocí». Los cuadros de Behrens interpretan pictóricamente sus vivencias, son obras de un evidente contenido literario, nos hablan de los personajes que le rodean de los sucesos que le emocionan, de los acontecimientos que le sorprenden y de los paisajes en los que vive. «Me gusta contar historias, creo que es importante plasmar las anécdotas que suceden a mí alrededor. Muchos pintores amigos me dicen que hay que llegar a la abstracción, renuncian a la idea de contar cosas en sus obras. Yo no veo nada malo en relatar pictóricamente lo que sucede a mi alrededor. Generalmente los personajes que aparecen en mis cuadros son reales, son los hombres y mujeres que me rodean, aunque hay momentos en los que interviene la imaginación y aparece algún personaje inventado». La pintura de Tin Behrens está impregnada de todos los movimientos artísticos del siglo XX. No se puede asociar con ninguna escuela ni con ningún estilo, es el poso que ha quedado después de haber conocido profundamente el arte de todas las vanguardias, pero revitalizado por la fuerte personalidad de un pintor, de un hombre, que cada día se pierde en la bohemia y que, también cada día, se encuentra con la realidad cuando se detiene ante el lienzo en el que trabaja, en el que plasma lo que se ha encontrado en su incierto deambular. Unas veces se asoma a su pintura lo evidente y otras los sueños de la razón, esas ensoñaciones que algunos han confundido con un exótico realismo fantástico. «Me parece que hablar de realismo fantástico al comentar mi obra es emplear un térmico poco inteligente, el surrealismo no tiene nada que ver con la magia y mi pintura tampoco». En la muestra que estos días se puede ver en Absenta Arte, el espectador se encuentra con una serie de cuadros en los que se aprecia una evidente unidad. «Una parte importante de la exposición está formada por cuadros de pequeño formato que están dedicados a la memoria de un amigo mío, un pintor gallego que falleció recientemente, y al que he querido dedicar un homenaje pintando como él lo hacía, con un estilo muy suyo al que he pretendido aproximarme. La mayoría de las figuras de esta serie son inventadas porque él también inventaba los protagonistas de sus cuadros. Me han dicho que esos cuadros son bastante diferentes a lo que hago habitualmente, y esa era precisamente mi intención al pintarlos, he querido que fueran más suyos que míos». Behrens se define como pintor de personas, como testigo del tiempo, como hombre curioso que vive su aventura vital a través de las emociones y de los pinceles, dejando en cada cuadro un fragmento de su alma de artista. Lugar: Absenta (Gran Vía de San Marcos, 19). ?orario: de martes a sábado, de 18.00 a 21.00 horas.