Diario de León

| Entrevista | Carlos Zúñiga |

«Espero que salte esa gran figura que mantenga la fiesta encendida»

El empresario inaugura la temporada leonesa con una corrida mañana en Valencia de Don Juan en la que participan Rivera Ordóñez, El Cordobés y Morenito de Aranda

de Don Juan con la participación de Rivera Ordóñez, El Cordobés y Morenito de Aranda

de Don Juan con la participación de Rivera Ordóñez, El Cordobés y Morenito de Aranda

León

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De dónde le viene la afición es un misterio, pero Carlos Zúñiga ha recorrido prácticamente todos los recovecos del universo taurino. Fue torero, y ahora es empresario y, sobre todo, apoderado. El mundo del toro es su mundo. Sabe que para llevar aficionados a las plazas no hay más secretos que anunciar un cartel atractivo, y confía en que los males ganaderos que han afectado a la fiesta en los últimos años den un respiro y permitan la recuperación del sector. Aunque no es ese el principal problema del toro. Hay varios diestros muy buenos, pero falta esa nueva gran figura que sorprenda e ilusione a los públicos. ¿Para volver a llenar las plazas? También, pero sobre todo para «que se mueva la fiesta». Con o sin crisis, Zúñiga se dedica únicamente al toro. «Ya lo dice el refrán, quien nace lechón, muere cochino». Se ríe. «Fui llamado a ser torero», dice para recordar sus inicios de novillero, que le llevaron a plazas como Vistalegre, Zaragoza o Sevilla, donde se retiró un 18 de septiembre de 1966. «Las cosas no iban bien». Se cruzó en su camino Pascual Mezquita, que alternó en una de las grandes épocas de la novillería con Manzanares, Galloso y Julio Robles. Al final tampoco pudo ser. Como apoderado, Zúñiga ha dirigido las carreras de Roberto Domínguez, Galloso, Boni, Regio,... Ahora la de Morenito de Aranda, «en el que tengo puestas grandes ilusiones». En su faceta empresarial ha dirigido plazas por toda la geografía española, e incluso francesa. Ahora lleva las de Gijón, Valencia de Don Juan, Villadiego y Las Navas del Marqués. -De cara al futuro, ¿cuáles son sus objetivos? -Mi afición siempre ha sido ser apoderado, pero el empresariado también me apetece. Sobre todo cuando no tienes un torero fuerte que te pueda entretener y ocupar el tiempo. Mientras eso sucede hay que seguir trabajando y viviendo, pero mi filosofía no es ser un empresario de campanillas. Sí me gustaría ser un apoderado importante. -A parte de Morenito de Aranda, ¿ha puesto la vista en algún chaval? -De momento no. A Morenito le cogimos siendo un niño, con once años, y le hemos hecho novillero, que llegó a ser muy importante y obtuvo premios como el Cossío al mejor novillero español. El año pasado tomó la alternativa y lleva sólo quince corridas, está todavía en mantillas pero tiene unas condiciones magníficas y tenemos puestas muchas ilusiones en él porque es un buen torero. -Entre este trabajo suyo y la consolidación de la feria de junio en la capital, ¿cómo ha cambiado la afición leonesa en los últimos años? -El cambio se produce igual en todas las plazas de toros. A la afición hay que darle es calidad, porque el público se gasta el dinero donde quiere: si le gusta va, y si no, no va. Por eso lo importante para tener público es hacer carteles atractivos, si no es imposible llenar las plazas. Pero con buenos carteles, y se ha comprobado aquí y en León, la gente va a los toros. -Usted tiene una perspectiva del mundo taurino desde muchos ámbitos. Haga un diagnóstico de cuál es el momento de la fiesta. -La fiesta está pasando por unas vicisitudes tremendas, parece que todo nos afecta. Primero fueron las vacas locas, lo que nos hizo bastante daño porque las dificultades para mover el ganado hicieron que se dieran menos corridas, sobre todo en los pueblos. Luego la lengua azul, que acarreó bastantes disgustos. Y también los toros, que se caen menos que antes, pero aún queda camino por recorrer. Pero el asunto más difícil de todos es que tienen que salir toreros nuevos, la gente quiere ver caras nuevas y estamos pasando por un momento que hay varios diestros de gran categoría, pero la fiesta necesita renovarse. Y no tardando mucho. -¿Y para la temporada que acaba de empezar, cuáles son sus sensaciones? -Siempre soy muy positivo, amo tanto a la fiesta que no la veo defectos. Es como tener una novia fea, que si estás enamorado no te fijas en eso. Pero sí percibo que este año la gente se ha volcado en Sevilla, a las ferias de Fallas y Castellón ha ido mucha gente también, Madrid tendrá una feria importante,... Si estas ciudades se mueven favorablemente, espero que se contagie al resto del país. -¿En qué figura confía el Carlos Zúñiga aficionado? -Hay varios toreros importantes, pero hay uno que se sale de la monotonía, que es Morante de la Puebla, tiene frescura, interpreta el toreo de siempre, el toreo clásico, hondo, puro. Y ahí está Ponce, que lleva muchos años tirando del carro; y Juli, que sigue en la brecha, César Jiménez ha salido triunfador recientemente, Perera,... Hay unos cuantos que mantienen la atención del aficionado, pero es cierto que falta esa figura fuerte, como hemos tenido otros años. Esto va por ciclos, pero espero que salte pronto esa gran figura, que mantenga esto encendido. -¿Y que llene las plazas? -Sí, pero no tanto por eso, que es verdad que demuestra que hay afición y ganas de verle; sino porque se mueva la fiesta, los aficionados acudan a las ferias, se refuercen los coloquios taurinos,... -¿El negocio taurino está cada vez peor, o siempre ha sido difícil? -Es una pescadilla que se muerde la cola. Si hay gente que tiene tirón en la taquilla, aquello se nota. Porque los aficionados sólo van a ver lo que les atrae. Creo que el cartel del domingo en Valencia de Don Juan cumple estos requisitos. -¿En el empresariado taurino hay renovación generacional o a los jóvenes les cuesta entrar en este negocio? -Hay afición a ser empresario de muchas cosas, pero la verdad es que a ser empresario taurino no hay mucha. Este es tradicionalmente un negocio familiar, que viene de padres a hijos; pero el mundo del toro no siempre gusta a todas las generaciones. Recientemenete incluso ha habido un conato de gente de bolsa que también ha hecho sus pinitos en esto del empresariado taurino, pero si se repasan ahora los gestores de las plazas de toros casi todos siguen siendo hijos de aquellos que fueron. -Usted está de suerte, su hijo le ayuda en su negocio. -Sí, tengo esa suerte, mi hijo entiende muy bien el campo. Hizo su carrera de Empresariales, pero le gusta esto mucho y me está ayudando una barbaridad.

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