Diario de León

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Martínez Llamas: «Al fin se hizo justicia con la dama de Arintero»

Cientos de personas abarrotaron ayer San Marcos para asistir a la presentación de la novela y ver el cuadro con el pergamino que prueba que el legendario personaje existió

Juan Luis Puente, José Pedro Pedreira, Martínez Llamas, Nicolás Miñambres y Pedro G. Trapiello

Juan Luis Puente, José Pedro Pedreira, Martínez Llamas, Nicolás Miñambres y Pedro G. Trapiello

León

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Un personaje de leyenda, un escritor que sabe bucear en la historia y un desenlace inesperado... Ingredientes de thriller para presentar la novela La dama de Arintero , del escritor y médico leonés Antonio Martínez Llamas, quien enmudeció al público que abarrotaba anoche la sala capitular de San Marcos cuando presentó pruebas incuestionables de que la heroína leonesa existió en realidad. Un cuadro y un pergamino adosado al dorso, fechados en el siglo XVII, dan fe de que Juana García, la dama de Arintero, combatió disfrazada de hombre junto a las tropas leales a Isabel la Católica. Martínez Llamas se había dejado seducir por una de las más fascinantes leyendas de la tradición oral leonesa. Si la suerte existe, se le cruzó en el camino. Durante varios siglos una familia de La Cándana, donde supuestamente fue abatida la heroína por sicarios de la reina, guardaba en su casa un retrato de la dama de Arintero con un acta del secretario de Lugueros que demuestra fehacientemente la existencia de esta «Juana de Arco» leonesa. Arropado por los escritores Juan Luis Puente y José Pedro Pedreira, así como por el crítico del Diario de León Nicolás Miñambres y el periodista de este periódico Pedro G. Trapiello, que moderó como pudo el apasionado debate, el autor confesó haberse dejado seducir por la brava heroína. Su biografía era demasiado espectacular como para ser ficticia. Martínez Llamas, como ya hiciera con Felipe II e Isabel de Valois, ha reescrito la historia de Juana García, injustamente olvidada incluso por los leoneses, que nunca creyeron cierta una gesta que se ha transmitido de forma oral durante cuatro siglos. Como una reliquia Decenas de personas, al concluir el acto, se acercaron a verificar las pruebas de la existencia irrefutable de la dama de Arintero, hasta los más incrédulos, caso del escritor José Pedro Pedreira, que admitió que tras leer el libro ha tenido que rectificar pues en el texto se prueba su existencia. Pedreira afirmó que hay que dudar de la historia si nos la cuentan los historiadores. «Prefiero que me la cuenten los escritores, que mienten mucho mejor», dijo. Miñambres hizo un brillante recorrido por el romanero español en el que hay al menos treinta versos diferentes del mito de la doncella guerrera, aunque siempre la sitúan en Valencia o Sevilla. Juan Luis Puente describió sus viajes sentimentales a la zona del Curueño, donde se desarrolla la historia de la dama. Recordó, por ejemplo, un viaje que hizo en los sesenta a bordo de un Gordini por aquellas «terribles carreteras». En cada intervención, la voz profunda, modulada y cadenciosa de Trapiello permitió al público adentrarse en alguno de los pasajes más emotivos del libro. Incluso la responsable de la editorial Planeta, que organizó el acto, la oriunda de León Yolanda Alba, recordaba haber oído la historia de la dama de Arintero de labios de su abuela. Devoción de años Finalmente, el autor explicó la devoción que sentía por el personaje desde hacía muchos años y cómo el mencionado retrato con el pergamino endosado a su dorso le había permitido probar algo que él siempre había sentido cierto en su corazón. Evocó Martínez Llamas las batallas medievales y la gran cantidad de mujeres que tomaban parte en ellas -algunas de ellas disfrazadas de hombres para ganar maravedíes, otras como esposas o bien como prostitutas-. Martínez Llamas afirmó que había escrito esta novela con «humildad» y con «orgullo». «La dama de Arintero -dijo- es León en su máxima expresión, porque nos habla de una época en la que León se decía antes que Castilla». En ese momento la gente contuvo el aliento y oyó lo que esperaba: «Ojalá algún día sea así».

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