Diario de León

Filólogo y escritor

«Creo que es muy prestoso leer a Kant o a Aristóteles en asturleonés»

El autor de «Pol sendeiru la nueite» o «Pan d'amore» pública en Ámbitu una monumental «Hestoria de la filosofía» en la que destaca las aportaciones de los krausistas leoneses

El escritor y filólogo leonés Roberto González-Quevedo

El escritor y filólogo leonés Roberto González-Quevedo

Publicado por
E. Gancedo
León

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Desde los griegos hasta las corrientes más innovadoras y vanguardistas de nuestro tiempo: Hestoria de la filosofía (ed. Ámbitu), del leonés Roberto González-Quevedo, es un manual didáctico, sorprendentemente exhaustivo, que abarca todas las corrientes del pensamiento humano. Y además, en la llingua . -¿Por qué un libro sobre la historia de la filosofía, escrito en asturleonés? -Evidentemente, no había ninguna historia de la filosofía escrita en asturleonés. En cuanto a los motivos, creo que hay dos fundamentales. En primer lugar me apetecía hacerlo, me gustaba afrontar el reto de explicar la historia del pensamiento desde nuestra lengua. En segundo lugar, creo que tenía una cierta obligación moral de hacer este libro porque es una manera de contribuir a nuestra riqueza cultural. -¿Cómo «suenan» las ideas de Aristóteles o de Kant, en la «llingua»? -Pues yo creo que suenan bien, y los lectores se han sorprendido al ver con qué naturalidad se sumergen en la historia de la filosofía usando el asturleonés. He intentado no buscar términos rebuscados ni artificiosos, sino utilizar las claves más profundas de la lengua. Y he tratado de conseguirlo con la mayor transparencia, porque el libro está pensado en asturleonés, no en castellano y después, digamos, «traducido», como a veces se hace al afrontar textos con contenido abstracto. -¿Existen algunas aportaciones filosóficas interesantes que hayan surgido en León y que estén incluidas en el libro? -Sí, por supuesto. Aunque el libro se refiere a la historia de la filosofía universal, no faltan algunas páginas dedicadas a la filosofía en León. Por ejemplo, hay referencias a filósofos leoneses del siglo XIX como los Azcárate, que tuvieron una gran influencia. Es también notable cómo el krausismo tuvo un gran protagonismo en León, y, en concreto, dedico un apartado especial a cómo especialmente en Laciana la Fundación Sierra Pambley intentó y llevó a cabo una revolución educativa inspirada en el krausismo, una corriente filosófica muy interesante. Soy de Palacios del Sil y mi abuelo, como otras muchas personas de aquella época, tuvieron la suerte de estudiar en un centro progresista en ideas pedagógicas. Giner de los Ríos y Guillermo de Azcárate conocieron Villablino para poner en marcha esta visión de la enseñanza. Por otro lado, creo que aporto algunas cosas novedosas o que, al menos, no se habla de ellas, como el protagonismo filosófico de León en la Edad Media, donde hubo interesantes pensadores que se hicieron eco del aristotelismo difundido por los averroístas. Sobre estos filósofos haré después del verano alguna otra aportación. -¿Qué tipo de lenguaje ha elegido para transmitir estos contenidos? -A los lectores de León quiero aclararles que está escrito fundamentalmente según el estándar propio de la Academia Asturiana y lo digo para que no se extrañen mis lectores habituales. Pero no faltan textos en leonés occidental como el de Laciana, Palacios y Babia. Esto es así en la última parte del libro, que es la que redacté con más entusiasmo y cariño. -¿A qué tipo de público va dirigido? -A todo tipo, no sólo a filósofos o a estudiosos. Aunque es muy voluminoso y puede asustar por sus 800 páginas, está pensado para que lo lean quienes deseen conocer de forma introductoria la historia de las ideas filosóficas, con algunas alusiones a nuestra tierra. Amigos que nunca habían leído filosofía me dicen que les resulta agradable de leer. Pueden aparecer términos algo complicados, pero creo que eso es la excepción de la obra. -Según su opinión, ¿el pensamiento humano sigue una línea, digamos, ascendente, evoluciona positivamente, se dirige al encuentro con la verdad? -Es una pregunta tan difícil como interesante. Yo sí creí durante mucho tiempo que la humanidad caminaba por una senda ascendente hacia la verdad y que las ideas nos iban liberando del pasado de forma incansable. Y en parte aún pienso así, pues seguimos siendo herederos de esa época decisiva que fue la Ilustración. Pero confieso que cada vez me siento más inclinado a ver las cosas en un sentido más cíclico, dudo de la supuesta meta final y llena de libertad a que nos lleva la historia. Lo cierto es que actualmente me atrae más pensar que las cosas son como son y que así hay que vivirlas, sin someterlas a la rigidez de su futuro o de su pasado. No creo que la verdad la definan la historia y el futuro, sino el presente. -¿Qué le parece el hecho de que iniciativas como éstas sean prácticamente imposibles de editar en León? -Esto se debe a que es un proceso que tiene cierta lógica, porque todo requiere su tiempo. Cuando yo comencé a escribir en asturleonés, pues me encontré con que no podía editarlo en León. Pero las cosas han cambiado y tanto en la ciudad como en concejos como Laciana las cosas son ahora diferentes y empiezan a salir libros en la lengua vernácula. Yo creo que esto va a ir subsanándose con el tiempo. -¿Qué le diría a esa gente, en número cada vez mayor, que quiere trabajar por el futuro de la lengua en León? -Que trabajen en esa dirección: es una buena causa. ¿Por qué es una buena causa? Porque a nadie se perjudica, porque no se quita nada ni se destruye nada. Porque aporta riqueza, vida, tolerancia, diversidad. Como contrapunto respecto a aquel León oscuro de la posguerra, deberíamos construir un León orgulloso de su propia cultura y que, sin caer en el chauvinismo, sea, como fue en tiempos pasados, un centro de producción cultural en el que no falte el punto de vista de nuestra lengua y nuestra cultura tradicional. Así nos conocerán más, nos querrán visitar más y podremos ver la vida con más libertad y belleza.

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