Diario de León

Misicóloga

«Los cursos de composición de Villafranca son un hito en España»

Esta leonesa, la primera no catalana que ingresa en la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, mantiene que la música clásica es la vía para crear ciudadanos críticos y reflexivos

Rosa Fernández, ayer, tras ser investida miembro de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi

Rosa Fernández, ayer, tras ser investida miembro de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi

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Cristina Fanjul - león
León

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Rosa Fernández ingresó el miércoles en la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi. Se trata de la primera leonesa que consigue entrar en este prestigioso club y la única no catalana que lo hace gracias a sus investigaciones de la música clásica contemporánea. En la actualidad, Rosa trabaja en la Xunta de Galicia, donde desempeña el papel de asesora cultural, y continúa sus estudios centrados en el exilio musical español. -¿Cuáles son sus méritos para entrar a formar parte de un club tan exclusivo como el de la Academia de Bellas Artes de Cataluña? -Creo que, fundamentalmente, se han fijado en el hecho de que llevo más de catorce años investigando las raíces, la historia y la evolución de la música catalana, la belleza que aportan estas obras de arte y sus compositores. Además, realicé mi tesis doctoral acerca de la obra de la obra de Joan Guinjoan, un compositor contemporáneo catalán que basa su producción en la experimentación rítmica, tímbrica y dinámica. -¿Cuál es la situación de la música clásica contemporánea en España? -Pues la verdad es que su estado es realmente sano, pero lo que no funciona es la difusión. La triste realidad es que los compositores españoles se ven forzados a dejar España para poder acceder a formación de vanguardia. -¿Dónde acuden principalmente? -A París y a Berlín. Estas dos ciudades venden prestigio en lo que a música se refiere. No tiene más que contemplar cómo el centro Pompidou, en París, tiene como uno de sus compositores más importantes a un español: Héctor Parra. -¿Existe en España algún centro en el que realmente se apoye a los jóvenes compositores? -Pues mire, hay que citar a los Cursos de Verano de Villafranca del Bierzo, que suponen un verdadero hito en España. Tienen un mérito que se desconoce, puesto que la mayoría de los jóvenes compositores tienen que acudir allí como plataforma de su obra. -¿Cómo es la relación de la música clásica contemporánea con el público? -Terrible. El problema es que hoy en día sólo se ofrece música pop, y el oído del público se acostumbra a lo que se le da, no suele buscar. Además, muchas veces se programa desde la ignorancia. -Vamos, que no existe un compromiso real con la música... -Para nada, no. Desgraciadamente seguimos en la España de las creencias y no en la de las ideas, como decía Ortega. En España prima el sentimiento sobre la razón y no existe un compromiso real con una manifestación artística tan importante como la música. Fíjese: en Galicia hay tres museos de arte contemporáneo y no existe en ellos ninguna actividad relacionada con la música. -Puede que sea porque no genera dinero. -Ni dinero ni focos de poder. Además, la música contemporánea no es fácil, no halaga los sentidos. -Tampoco somos un pueblo musical, como Alemania, por poner un ejemplo. -Desde luego. Alemania ha sido siempre un gran amante de la música, tal vez por su introspección interior, por su gusto por la filosofía, y los españoles somos diferentes. No hay punto de comparación. Sin embargo, podríamos copiar a países que, como Finlandia, carecen de una tradición musical y que han conseguido en poco tiempo desarrollar una cultura espléndida, con gran número de compositores. -Usted investiga el exilio musical del 36. ¿Qué supuso? -El exilio republicano fue terrible para la música en España. Piense que los compositores eran Premios Nacionales de Música. Bal y Gay, sin ir más lejos, comenzó a componer música sinfónica siendo muy joven. Eran personas muy entroncadas con la música francesa. Hubo además una mujer: Rosa García Ascot, discípula de Manuel de Falla, que fue una gran compositora y una excelente pianista. Con el exilio dejó de componer y, desgraciadamente, sus obras se han perdido. Los exiliados crearon escuela allá donde fueron. Sin ir más lejos, a ellos se debe la Orquesta Sinfónica de México. -¿Qué se está haciendo para recuperar su obra? -La Residencia de Estudiantes hizo un catálogo el año pasado y, además, hay grupos de estudio que están investigando la obra de todos estos artistas, con instituciones detrás que les apoyan. -Sí, pero ¿se dará a conocer al gran público? -Por supuesto. La música se crea para ser escuchada. En Galicia, por ejemplo, se ha estrenado toda la obra de Bay y Gay. La Sinfónica ha interpretado una de sus sonatas, pero se necesita mucho más y, sobre todo, muchos más años y más gente trabajando.

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