Diario de León

Polémica en Francia por el libro de la hija de Mitterrand sobre bebés congelados

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Fernando Iturribarría - parís
León

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Mazarine Pingeot, hija secreta hasta su juventud de François Mitterrand, aspira a ser la gran escritora que el fallecido estadista francés esperaba de ella. Debutante a los 23 años con un Premier roman , volvió a decepcionar a la crítica con su anterior entrega, un relato autobiográfico titulado Boca cosida del que, no obstante, se vendieron 200.000 ejemplares. Pero la próxima producción, a los 32 años, promete batir todas las marcas. El cementerio de las muñecas , de aparición en librería anunciada para el próximo 20 de agosto, es una temeraria intromisión de la joven madre, embarazada de su segundo hijo, en la piel de una infanticida. Según ha adelantado la editorial Julliard, las 150 páginas del texto reproducen la larga carta que una mujer escribe desde la cárcel a su marido para explicarle cómo pudo disimular su embarazo, matar al recién nacido y esconder el cuerpo en el congelador de casa. El argumento ha dejado helados a los amigos y familiares del matrimonio Courjault que, hace un año, acaparó portadas por el macabro caso de los bebés congelados. Véronique permanece internada en la prisión de Orléans imputada de asesinatos. Jean Louis, que descubrió los cadáveres en el congelador doméstico, siempre ha negado saber que su esposa estuviera embarazada. No es coincidencia Para los allegados de la pareja los parecidos del libro con la realidad no son pura coincidencia. Ya han recogido en la región de Chinon y Tours más de 200 firmas contra la publicación de la obra. «Esa jovencita disfrutó de discreción durante su infancia. A su vez podía haber sido discreta con los demás», protesta Marie Françoise Canal, promotora de la iniciativa. A su juicio, «tenía que haber esperado a que el caso sea juzgado el año próximo. Y, sobre todo, pensar en los dos hijos de nuestros amigos, de 12 y 10 años». Con la discutida autora ilocalizable en el extranjero, su editor ha anticipado una estrategia defensiva tan vieja como la literatura: «Mazarine Pingeot, como todos los escritores, tiene derecho a adueñarse de un acontecimiento que la ha emocionado especialmente , a imaginar una historia totalmente inventada».

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