«Lo que mantiene unida a la pareja es ante todo el humor»

Es uno de los mejores cómicos del cine norteamericano y, aunque no olvida su pasado de showman , le encantan los papeles oscuros que en los últimos años le han encomendado. Ahora, Robin Williams regresa al género que le ha hecho una estrella con Hasta que el cura nos separe , que hoy se estrena en España. Robin Williams, que se pone serio cuando la ocasión lo requiere, se ha puesto un traje a su medida, el de insolente cura que imparte un curso de preparación para el matrimonio a una pareja que se acaba de comprometer, a las órdenes de Ken Kwapis. Galardonado con un Oscar por un papel dramático en El indomable Will Hunting , Williams, de 56 años, comparte protagonismo esta ocasión con Mandy Moore y el joven cómico John Krasinski. -¿Le costó mucho ponerse la sotana? -No soy católico, pero he sido chico del coro. Una vez que empiezas con la Iglesia salen las dudas y las preguntas. Lo más importante es que allí encontremos ayuda y consejo. -La película se toma el matrimonio de una manera irreverente ¿Qué opina usted sobre esta institución? -El matrimonio tiene truco. El sexo es fantástico, pero cuando te da por pensar qué es lo que mantiene unida a una pareja, pues la respuesta no es la pasión, sino el humor, la amistad y también la sensibilidad para el otro. -Usted siempre ha dicho que gracias a su esposa ha podido hacer muchas cosas. -Con el tiempo he aprendido a mantener esta unión de la que trato de aprender cada día y ser lo más honesto que puedo. Mi intención siempre es que la diversión reine en mi casa. El humor es fundamental en mi vida. A mi edad lo mínimo que puedo pedir es pasarlo bien. -Su esposa ha estado a su lado en los buenos y en los malos momentos. -Lo que hay que decirle a ella es que tiene un marido estupendo. Sí, soy un alcohólico, pero ya lo he superado. De verdad, ya ha pasado. -¿Le cuesta hablar de ello? -No, porque ya no bebo. Ahora estoy en el otro lado. Cuando bebes no puedes hablar de ello porque estás convencido que no tienes un problema. Si esta conversación la hubiéramos tenido hace un año, lo hubiera negado todo. -¿Qué le parecieron las imágenes de David Hasselhoff -«El coche fantástico»- borracho, en el suelo? -Las grabó su hija para que viera en lo que se había convertido. Fue la vía más rápida para que su padre se diera cuenta de lo que estaba haciendo. A todos los alcohólicos les asusta verse cuando están borrachos. Con esas imágenes, David se quedó sobrio en segundos. -Se dan tantas locuras en Hollywood que ya pasan desapercibidas. ¿Qué opina del revuelo que ha armado el que Paris Hilton haya pasado unos días en prisión? -Fue una broma pesada -contesta imitando la voz de la joven-. Debería hacerme un tatuaje con su nombre en el culo. -Ella encontró a Dios en prisión. -Suele pasar. En la cárcel se encuentran muchas cosas, unos a Dios y otros a Betty. Es la puerta para empezar la rehabilitación. Estas cosas me enfadan. Quiero decir que me pareció un castigo severo porque el mundo no fue más seguro los días que París estuvo en la cárcel. Aunque, todo depende de donde estés, porque si estás en Beverly Hills a las tres de la tarde y te topas con su coche... -¿Sería un buen sacerdote? -Tan bueno que sólo creo en mí. -Háblemos de Mel Gibson... -Bueno. Fue increíble e irónico que le detuviera el único policía judío de Malibú, esto dice mucho de cómo funciona Dios -suelta la frase «vi la pasión. Aquí hay un judío para ti, buena suerte al enfrentarte con él»-. -¿Con qué ha sustituido la bebida? -Con las conversaciones con amigos y mucho café. He dejado la bebida para siempre.