Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | Entrevista | Concha Velasco | | Entrevista | Francine Gálvez |

Elvis «El tomate es el Ferrari de la televisión, el número uno»

Sustituye a Carmen Alcayde al frente de «aquí hay tomate»

Publicado por
BOQUERINI Ch. L. Monjas - colpisa

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HAN pasado 30 años. Elvis Presley falleció hace 30 años y todas las televisiones, a falta de otra necrológica más reciente con la que saciar su hambre necrófaga, se han apresurado a recordar el hecho. Pero, aunque hayan transcurrido 30 años de la desaparición del rey del rock, no todo el mundo está de acuerdo con ello. Un cinco por ciento de la población (el mismo porcentaje de españoles que apoyó la Guerra de Irak, según confesó José María Aznar a Tony Blair) creen que sigue vivo. Las televisiones forman parte de este porcentaje, y se han apresurado a contarnos donde se ha aparecido: Algunos lo han visto en una caravana en Louisiana, en Michigan, en un pub de Londres, en Osaka (Japón) aprendiendo a bailar la danza del vientre, en Ontario (Canadá) comprándose unos zapatos (de gamuza azul, por supuesto), conduciendo un tranvía de Praga, incluso en un cofee-shop de Amsterdam o incluso en el porche de una granja de Nuevo México. Pero donde más se ha aparecido es en Memphis, por aquello de que uno vuelve siempre al lugar al que pertenece. Tampoco es que la noticia sea cierta, pero nuestras televisiones le han dado bastante credibilidad. En este puente de agosto las cadenas se han dado cuenta que la muerte de Elvis vende tanto (en términos de share ) como los muertos de carretera, todos fiambres al fin y al cabo, pero sin poder comparar el pedigrí del primero con los muertos por exceso de velocidad. Una vez repasado el mapa de apariciones donde se ha visto a Elvis (sea en carne mortal o su fantasma), las televisiones se han deleitado en mostrarnos a sus imitadores, que tampoco es moco de pavo. Cientos, miles se seguidores han aparecido, cual zombies , no se sabe de donde, ataviados como Elvis: Chaqueta de cuero, tupé, gafas negras... Hay convenciones de imitadores de Elvis por todos los rincones del mundo, que van allá mucho más allá del mimetismo con el rey del rock. Porque esto es de lo único que no se han enterado nuestras televisiones. Elvis, además de haberse convertido en una leyenda urbana y crear clones más o menos afortunados por doquier, era cantante y actor. Es más, sus discos se siguen vendiendo, hay múltiples grabaciones de sus conciertos, y sus películas, unas mejor que otras, están a disposición de los consumidores de DVD's. Sin embargo mucho hablar de los 30 años de la muerte de Elvis y a ni una de nuestras cadenas se le ha ocurrido recuperar y emitir uno de sus conciertos o alguna de sus películas, que es por lo que a Elvis le hubiese gustado ser recordado, más que por imitadores de tres al cuarto. Pero tenemos las televisiones que nos merecemos y tampoco se pueden pedir peras al olmo. Comenzó presentando los informativos de TVE cuando sólo tenía veintitrés años y a lo largo de su carrera ha conducido todo tipo de programas, aunque sus mayores éxitos han sido los rosas. Gracias a Mamma mía , Macumba y Rumore rumore se convirtió en una experta en famosos, mundo al que ha vuelto este verano como sustituta de Carmen Alcayde al frente del trasgresor Aquí hay tomate , trabajo que también ha supuesto su reencuentro Víctor Sandoval. Periodista, guionista y presentadora, el último trabajo de Francine Gálvez ha sido el divulgativo Palabra por palabra en TVE, un programa en las antípodas de el tomate . -Usted ya había presentado tres espacios sobre el mundo del corazón, incluso llegó a decir que, como ya conocía el formato, no le aportaba nada ¿Qué le hizo cambiar de opinión?. - Nos guste o no, el tomate es el programa de más audiencia de la televisión española. Por algo será...Aquí hay un equipo de gente muy joven que sabe muchísimo de televisión y de cómo conquistar a la audiencia, que es de lo que se trata. Es el programa de la tele y por méritos propios. -Pues como todos ¿no? - Lo que quiero decir es que, con los mismos mimbres que otros espacios rosas de otras cadenas, el tomate hace un cesto muy particular. Es un producto sorprendente e inagotable. Pasan los años y sigue triunfando. -Ha tenido éxito cuando se ha implicado en el mundo del cotillero. Pero usted ha hecho de todo -informativos, realities, infantiles, espacios ecológicos, concursos...-. ¿Es Aquí hay tomate un paso atrás en su carrera? -Al contrario, es un paso hacía delante. Conozco la fórmula, pero es como cuando a un futbolista le llaman para que entre en el Real Madrid, pues, aunque juegue en otro equipo, no puede decir que no. El tomate es el Ferrari de la televisión, es el número uno, y una oportunidad así no la puedes dejar escapar. -También dio la cara en Confianza ciega, uno de los pocos realities que le han funcionado en Antena 3. -Otra propuesta a la que no podía decir que no. Este género es el único que ha inventado la televisión en el siglo XXI. Cuando dije sí al proyecto pensé que iban a meter el dedo en la llaga más, pero el espectador entendió que yo soy una presentadora, tarea que diferencio mucho de periodista y guionista, a la que se le hace una oferta que puedo o no aceptar. -Para usted, el tomate tiene fecha de caducidad ¿Volverá al divulgativo Palabra por palabra? -Sí, en septiembre. Si lo piensas es surrealista, aunque yo creo que es una suerte poder hacer dos espacios tan distintos. En los dos trabajos me siento cómoda porque mi vuelta a la tele de entretenimiento ha sido muy dulce. -Parece entregada a Aquí hay tomate. -Lo estoy. Una va cumpliendo años y necesitas vitamina, y aquí he encontrado un estilo que conecta con todo tipo de público. - Con todos no. Muchos famosos temen salir en el programa, que es uno de los más denostados. - La fórmula es polémica y cañera, pero todo lo que sale es verdad. A veces, cuando tengo que decir lo que ponen los guionistas de Tamara -la novia de Paquirrín- pienso pobre chica , pero nada de lo que hemos dicho es mentira. - Ya se sabe que la realidad siempre supera a la ficción. -Alguien dijo que noticia era aquello que la gente no quiere que se sepa y lo otro era publicidad. El periodismo, y no sólo en el ámbito rosa, se ha olvidado de esto. Como periodista lamento que en todas las áreas se haga más publicidad que información. no borrar

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