Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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RECORDARÁ usted que La Sexta emitió, dentro de su serie de programas cómicos Salvados por , dos polémicas piezas tituladas Salvados por la Iglesia y que consistían en echar unas risotadas a cuenta de los curas, los parroquianos, el Opus y hasta el Papa. Las piezas estaban compuestas por dos medidas de mala leche, una de buen rollito, media unidad de humor blanco y otra media de humor negro. El resultado de la receta era, ciertamente, irrespetuoso y ofensivo, aunque no más que otros menús que se despachan por ahí, circunstancia que no es eximente, pero sí atenuante. Ahora bien, el programa de La Sexta ha creado el típico «efecto gota»: la que colma el vaso. ¿Qué vaso? El de la paciencia del público católico, que existe, a pesar de que la tele se empeñe en ignorarlo. Tanto la colmó que un comentarista televisivo de otro periódico, aunque ajeno a la sensibilidad católica, no dejaba de acusar el golpe: «¿Por qué no facturar, en el mismo tono de escarnio y sandunga y coñita tal y tal y tal, un Salvados por el Islam ? ¿Y un Salvados por las herriko tabernas ? ¿Y un Salvados por los narcazos del narcotráfico gallego ? ¿Y un Salvados por los concejales que hicieron posible el ladrillazo ? ¿Y un Salvados por los mangantes del fútbol televisado ?». Pues claro. Y así puestas las cosas, los grupos activistas de católicos hicieron algo que no suelen hacer, pero que esta vez hicieron: cruzada. Escribieron a las empresas que se publicitan en el programa y les manifestaron su intención de no volver a comprar sus productos. El primer resultado fue que la cerveza Heineken dijo ignorar por completo de qué iba el programa, transfirió la responsabilidad al departamento comercial y, eso sí, manifestó su intención de no volver a anunciarse en Salvados por . De manera que el segundo estrago sufrido por Salvados por la Iglesia , después de la cagalera de El Follonero en el Vaticano -confesada por el propio paciente en entrevista pública-, ha sido esta marejada publicitaria, que viene a ser otra forma de lo mismo. L a Sexta ha declarado que «no le consta» tal fuga publicitaria. En el lenguaje diplomático de toda la vida, «no me consta» significa «sí, es verdad, pero a mí no me han dicho nada». El asunto es extremadamente desagradable para todo el mundo, pero no deja de tener su lado positivo. Hace pocos días, en una reunión del Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales, Alejandro Perales decía que «la sociedad tiene derecho a opinar sobre los medios de comunicación con su voz y sus ideas, y no sólo con el dedo apagando o encendiendo los diferentes aparatos». Esto que le ha pasado a La Sexta es un perfecto ejemplo de iniciativa popular. ¿Salvados por la audiencia? Condenados por la gente.

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