Circus Pedro G. Trapiello galardonado con el premio Antena de Oro

ANTES de ser arrasado por el cine y la televisión, el circo era el mayor espectáculo del mundo por su capacidad de asombro y por atraer a una gran clientela. Equilibristas, trapecistas, hombres-bala¿ conferían al espacio bajo la carpa un halo mítico en el que lo imposible se hacía cierto. Sin trampa ni cartón, el más difícil todavía dejaba absorta a una audiencia deseosa de emociones fuertes. Como tantos otros elementos de la cultura temporal, el circo en vivo se fue quedando sin público atrapado primero por el celuloide y luego por la televisión, con versiones mucho más tramposas sobre lo sorprendente. Ha ido languideciendo ante competencia tan monumental. Aquel sueño ambulante de la caravana de carromatos en busca de un espacio amplio para levantar la carpa se ha dado de bruces contra el mundo virtual de las nuevas tecnologías del entretenimiento. El circo era un mundo en sí mismo, en el que generaciones distintas iban trasmitiendo de padres a hijos las claves de los números de sensación que dejarían boquiabierta a la clientela. Los niños se educaban temporalmente en la escuela de la ciudad de turno. Los trabajos se repartían entre todos, con la trapecista haciendo comidas y el domador dando mazados para asegurar las lonas. Una trastienda en la que la vida enseñaba los dientes de la dureza, para luego dar al público la mejor sonrisa. He vivido por dentro el circo familiar de los Raluy, que ya animó la posguerra con las ocurrencias del padre fundador, creador de números especiales como el triple salto mortal en automóvil o el doble cañón por el que salían disparados a la red él y su señora. Un día de mal cálculo lo pagó con las cervicales rotas. Luis, Carlos, Francis Raluy y su tropa ambulante siguen cautivando audiencias cada vez más reducidas. Pero están convencidos de que el circo es un arte milenario no caduca. Le dan la razón el atractivo renovado de la apuesta del Cirque du Soleil, el nuevo espacio sólido del Circo Price en Madrid y, ahora, la vuelta del circo a la televisión. Creo que el tubo, tan saturado de bromas pesadas, artificios ya vistos y enredado en la competencia feroz de formatos, busca a la hora de convertir el circo en concurso de talentos un poco de magia, de aire fresco, de verdad entre tanta trampa tecnológica. Viva el circo, aunque sea en televisión. El escritor y periodista leonés Pedro G. Trapiello, columnista del Diario de León, recibió el pasado sábado el premio Antena de Oro, otorgado anualmente por la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España a los profesionales más destacados en el campo de la industria audiovisual. Este galardón supone un reconocimiento a su trayectoria radiofónica y en especial, a las cartas del programa de Punto Radio, De Costa a costa. El galardón Antena de Oro se otorga anualmente a personalidades del mundo de la radio, televisión, prensa, música, toros, deportes, cine, teatro, humor, economía, publicidad, empresas y política y que fueron entregados a los distintos premiados en una ceremonia presentada por la periodista Marta Robles, que tuvo el lugar pasado sábado 13 de septiembre en el Gran Casino de Aranjuez. En el apartado de toros fue premiado Enrique Ponce; en el de deportes José María del Nido, presidente del Sevilla C. de F., y en el de cine, el director Antonio del Real. En radio, además de Trapiello, fueron galardonados José Antonio Naranjo, productor y comentarista de Herrera en la Onda ; Gemma Nierga, directora y presentadora de La Ventana ; y Fernando Argenta, director y presentador de Clásicos populares. Además fueron galardonados Alfonso Coronel de Palma así como Antonio Jiméne z, director y presentador del programa El gato al agua . En el apartado de televisión fueron premiados José Antonio Maldonado; Roberto Arce, presentador de Noticias 1 de Antena 3; Pedro Piqueras, director de los Servicios Informativos de Telecinco; Gonzalo Miró y Martina Klein. En el capítulo de prensa resultaron galardonados, Francisco Marhuenda y en el de música la directora de orquesta Inma Shara. En el apartado político, María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno, y María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, fueron las galardonadas. A su vez, recibieron una Antena de Oro extraordinaria Luis María Anson y Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura. Del mundo del teatro fue galardonado el actor Arturo Fernández; en el de humor Pepe Ruiz y Marisa Porcel y en el de economía Pilar García de la Granja.