Diario de León

Un sector de la crítica francófona le señala como el mejor escritor vivo en lengua gala

Los Nobel premian la ruptura y el éxtasis sensual de Gustave Le Clézio

«Escribo novelas y no memorias, porque no creo que mi vida tenga algún interés»

Imagen del escritor francés, que ayer ganó el Nobel de Literatura

Imagen del escritor francés, que ayer ganó el Nobel de Literatura

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Tomás García Yebra - madrid
León

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Se cumplieron los rumores de los últimos días: el novelista francés Jean-Marie Gustave Le Clézio (Niza, 1940) ha sido galardonado este jueves con el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca, que ya barajó su nombre en ediciones anteriores, reconoce la ruptura, la aventura poética y el éxtasis sensual de un escritor que empezó a hacer sus primeros pinitos literarios a los siete años durante una travesía en barco a Nigeria. El jurado resaltó, además, su capacidad para explorar la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante. Le Clézio, de 68 años, recibirá el próximo 10 de diciembre un cheque de diez millones de coronas suecas (más de un millón de euros) en la solemne ceremonia de entrega de los Nobel. Una radio francesa le preguntaba este jueves por qué escribe novelas. «Lo hago porque soy incapaz de escribir memorias; tengo reticencia a considerar que mi vida tenga algún interés». Se define como una pequeña cosa que lee a Rousseau y que no ha entendido nada. La literatura le sirve, precisamente, para expresar esa pequeñez. Admirado Autor de culto, autor exquisito, viajero impenitente, está considerado por un sector de la crítica francófona como el mejor escritor vivo en lengua gala. Buen conocedor de las culturas de México, Panamá, África y Oceanía, sus dardos más envenenados los reserva siempre para la civilización urbanita y sus apetencias materialistas. En la década de los 70 convivió con indios de varias tribus de Panamá y México. La experiencia le marcó. «Cambió mi vida por completo: cambió mis ideas sobre el mundo del arte, mi manera de relacionarme con los demás, mi forma de comer, dormir, amar y hasta soñar», confesó en una entrevista al evocar aquellos años. Doctor en Letras por la Universidad de Niza, obtuvo a los 23 años el importante premio Renaudot por su obra Le procès-verbal ( El proceso verbal ). Ha publicado más de treinta libros, entre ellos El pez dorado (Tusquets), que trata la inmigración marroquí a París, Cuarentena (Tusquets), que relata el encuentro en la isla Mauricio de unos viajeros occidentales con un grupo de nativos, o Desierto (Destino), un acercamiento a la vida nómada que obtuvo el premio Paul Morand de la Academia Francesa y que algunos expertos consideran su obra maestra. Otros libros suyos son La fibre, Terra amata, La Guerra, Diario de un buscador de oro, Onitsha, Estrella errante, Diego y Frida, Revoluciones y Urania. De sus experiencias con los indios de Mesoamérica nacieron sus trabajos El sueño mexicano y La conquista divina de Michoacán , ambos traducidos por Fondo de Cultura Económica. Dos etapas Su vida ha sido -y sigue siendo- la de un nómada. Hoy jueves se encontraba en París. Ayer estaba en Corea y mañana amanecerá en Canadá. Desde hace años reside Alburquerque (EE.UU.) con su esposa y sus dos hijas, aunque pasa largas temporadas en Niza y París. Ha enseñado literatura en Bristol, Londres y Ais en Provence. «Me identifico con la cultura francesa y su lengua, pero sólo en isla Maurico me siento en casa», afirmó este jueves en una improvisada rueda de prensa celebrada en París y en la que respondió en tres idiomas: francés, inglés y español. «Siempre me ha gustado la cultura hispanoamericana, las culturas de México y Nuevo México», dijo en español. u padre fue un cirujano británico. Su madre procedía de una familia bretona que emigró a las islas Mauricio en el siglo XVIII. Hizo el servicio militar como cooperante en Tailandia, pero fue expulsado por denunciar la prostitución infantil. Feliz y entusiasmado por la concesión del Nobel, Le Clézio se refirió a la novela Los sertones , del brasileño Euclides da Cunha, como la que más le ha impresionado en toda su vida. Actualmente, en la mesilla de noche, tiene los Escritos políticos del anarquista sueco Stig Dagerman. Entre sus fuentes de inspiración mencionó las muchas novelas leídas y la mezcla de sus vivencias de infancia y de la época adulta. «Leer novelas ha supuesto, para mí, una buena manera de interrogar al mundo», afirmó. Los especialistas señalan dos etapas en su obra. La primera, provocativa, levantisca, innovadora, experimentalista, despertó la admiración de Michael Foucault y Robbe-Grillet, máximo exponente del nouveau roman. De esta etapa es su celebrado El proceso verbal , que le abrió las puertas a la intelectualidad francesa. Luego vino un periodo más templado donde abundan los temas relacionados con la infancia y los viajes. A esta época pertenece Desierto , tan alabada por la crítica. Formalmente, Le Clézio trabaja la escritura con minuciosidad y es rico en metáforas. A veces, sin embargo, introduce elementos rupturistas, como collages, recortes de periódico o fragmentos de publicidad. Su voluntad es profundizar en la autenticidad de la vida con el lenguaje más desgarrado. «Escribir es escuchar el ruido del mundo. Cuando estás en la posición del escritor vas al encuentro del mundo» JEAN MARIE LE CLÉZIO

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