Diario de León

fútbol. segunda división

Sentenció Armenteros (3-1)

El delantero del Rayo revolucionó el partido al final de la primera mitad con dos goles. Saizar acortó diferencias para la Deportiva, pero Armenteros cerró el partido a dos minutos del final

Los jugadores del Rayo celebran uno de los goles de Armenteros.

Los jugadores del Rayo celebran uno de los goles de Armenteros.

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Alberto olmos | madrid
León

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Armenteros ajustició a una digna Ponferradina con su triplete. Rompió el partido en el tramo final del primer tiempo con dos goles y puso el broche a su gran tarde con otro que ya era definitivo a dos minutos del final. Gaizka Saizar le puso emoción al choque en los inicios de la segunda parte con su gol, el segundo de los blanquiazules a domicilio en lo que va de temporada. Este no valió de nada, aunque permitió ver un segundo acto competido e incierto hasta casi su conclusión.

Por primera vez casi desde el inicio de la campaña, el equipo de Granero afrontaba un compromiso fuera de los puestos de descenso. El técnico valenciano realizó dos cambios respecto al once que derrotó el pasado domingo al Salamanca en el derbi regional. De Paula y Rubén Vega se quedaron en el banquillo y ocuparon su puesto Iván Pérez y Máyor.

El primero en probar fortuna era el lateral Cristian, al que le caía un balón del cielo en la frontal del área y su remate a bote pronto se perdía ligeramente por encima del larguero. La respuesta inmediata del Rayo la protagonizó el veterano Movilla, que recibió de Trejo en el interior del área, aunque su golpeo no fue bueno y Mackay atrapó el cuero sin dificultad.

Del Olmo desperdició la mejor ocasión blanquiazul en estos primeros curenta y cinco minutos. Primero controló defectuosamente un balón, luego lo arregló con un buen recorte y acabó rematando al lateral de la red provocando el leve estallido de la hinchada berciana, a la que engañó el efecto óptico. El joven coruñés Lucas, que afrontaba su tercera titularidad consecutiva en la delantera rayista, fue un quebradero de cabeza constante para la zaga visitante. Su forma de interpretar el juego, casi caníbal, es muy difícil de parar debido a su portentoso físico.

Se había cumplido el primer cuarto de partido y los veintidós protagonistas decidieron darse una tregua. Era una trampa, porque terminó de forma abrupta con el primer gol de Armenteros, un tanto que pilló despistados incluso a los aficionados. Centro medido de Piti desde la izquierda y Armenteros que se anticipa a los centrales para cabecear en plancha donde no pudo llegar Mackay. Corría el minuto 36 y, cinco después, los mismos protagonistas dinamitaban el marcador. Magnífico centro en vaselina de Piti sobre la carrera del argentino, que rompió la línea del fuera de juego y, a la media vuelta, colocó el esférico junto a la base del poste. La Deportiva se iba al descanso con un excesivo castigo tras un aceptable primer acto.

Granero movió pieza en el vestuario y decidió incorporar a De Paula en lugar de un gris Iván Pérez. Y la esperanza renació a los siete minutos de la reanudación, tras una falta que casi era un córner botado por Miguel Ángel que cabeceaba en primera instancia Pepe Alcaide y, tras el paradón a bocajarro de Cobeño, Saizar remachaba. De nuevo Saizar tenía la opción del empate minutos después, aunque su zapatazo de primeras se fue a las nubes.

La cuestión es que empezaba un nuevo encuentro, en el que el control era deportivista y la opción de contragolpe de los vallecanos, arte en el que son consumados espacialistas. Tras una larga jugada de ataque, volvía a probar fortuna Cristian llegando desde atrás con un potentísimo chut que no puso en aprietos al que antaño fuera guardameta blanquiazul.

El Rayo se había rediseñado para jugar a la contra y la puntilla la puso en el 88 Armenteros, quién si no, con una maravillosa volea que dignificó el pase atrás de Míchel. Punto y final.

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